Niño de 7 años de Sudáfrica sigue mejorando aunque médicos dijeron que nunca caminaría ni hablaría

Por Louise Bevan
03 de Febrero de 2021 3:21 PM Actualizado: 04 de Febrero de 2021 1:33 AM

Una mujer recibió la devastadora noticia de que su hijo había nacido con una condición especial que no le permitiría caminar, hablar, ni salir de la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales). Sin embargo, esta mujer con el corazón roto juró amar a su bebé incondicionalmente, y ahora, siete años después, el pequeño no solo ha desafiado el pronóstico del médico, sino que está mejorando.

“Tuve a Thato cuando estaba cursando mi segundo año en la Universidad de Johannesburgo”, contó Nomsa Mavimbela, de 28 años, de Evaton (Sudáfrica), a The Epoch Times por correo electrónico. “Tenía mucho miedo de cómo tomaría mi madre la noticia, dado que era una madre soltera sin empleo”.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

Aunque al inicio su madre se sintió decepcionada, le aconsejó a Nomsa que mantuviera la calma y se concentrara en sus estudios. “Aquel año me fue excepcionalmente bien”, reflexiona Nomsa, que ahora es ingeniera química, “y todo gracias [al] entusiasmo que me daba mi hijo”.

El bebé Thato —que significa “voluntad de Dios”— nació prematuramente a las 28 semanas, con un peso de apenas 1.38 kilos.

“Me derrumbé la primera vez que vi a mi bebé”, recuerda la madre. “Era muy pequeño, con tubos en casi todo el cuerpo”. Sin embargo, Nomsa estaba animada, emocionada de tener a su bebé en brazos a pesar de las pruebas que le esperaban.

“Los médicos dijeron que no sobreviviría”, explicó, compartiendo su historia con el grupo sudafricano de Facebook #ImStaying; “también dijeron que no podría caminar ni hablar y que la UCIN se convertiría en su hogar”.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

A Thato le diagnosticaron una enfermedad llamada hidrocefalia, que es una acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro que hace que la cabeza crezca más de lo normal, a veces incluso hasta el tamaño de una sandía. Esta enfermedad también puede generar daños cerebrales, problemas de visión, pérdida de coordinación e incontinencia urinaria; y si no se le presta atención, también puede ser mortal.

“Estaba destrozada”, dijo Nomsa a The Epoch Times. “Tenía muchas preguntas porque nunca me había encontrado con nadie con esta enfermedad”.

Thato permaneció en la UCIN durante seis semanas después de su nacimiento, luchando contra la ictericia y los problemas respiratorios. A los 7 meses, le instalaron una derivación VP para aliviar la presión en el cerebro causada por la acumulación de líquido.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

La comprensiva madre de Nomsa le recordó que debía mantenerse fuerte y amar incondicionalmente a su bebé, porque “Dios sabe por qué tenía que ser diferente”. Nomsa solo miraba hacia el futuro, y su hijo seguía venciendo las adversidades.

“Cuando empezó a ir al colegio, me preocupaba cómo lo iban a tratar los demás”, admitió. También fue un reto encontrar una escuela de educación especial asequible que pudiera atender las necesidades de Thato, pero ahora, con 7 años, Thato es el único alumno de su escuela con su condición particular.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

A pesar de todo lo que ha atravesado, Thato, según su madre, es un niño seguro de sí mismo. “Nunca dice: ‘No, soy diferente, así que no puedo jugar con los demás'”, explica Nomsa. Thato siempre se acerca a los niños que están jugando, y si el grupo lo abandona por ser más débil que sus compañeros, simplemente sigue jugando solo.

“Es el niño más cariñoso y atento que he conocido, a pesar del odio que a veces recibe”, dijo Nomsa.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

Sin embargo, para Nomsa, la parte más difícil de criar a un niño con necesidades especiales, compartió, es “ver cómo se enfrenta a las dificultades de la vida, y desear poder intercambiar posiciones con ellos”.

La filosofía personal de la cariñosa madre es “ser el cambio que quiere ver en el mundo”. Para ella, esto significa amar y aceptar a su hijo por lo que es para que el resto del mundo pueda seguir su ejemplo. También agradece a su marido por compartir su opinión.

“[Mi marido] ha sido un alma increíble”, dice del hombre que ha acompañado a Thato a todas las citas con el médico. “Está criando a nuestro hijo sin esfuerzo”.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

Un neurólogo revisó la derivación VP de Thato en marzo de 2020 y descubrió que estaba bloqueada y no estaba funcionando correctamente. Todavía tiene problemas de coordinación y le cuesta leer, pero puede hacer todo lo que los médicos decían que nunca podría hacer.

“Camina y es muy hablador, ahora incluso puede correr y saltar”, se sorprende Nomsa.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

El extraordinario viaje de Thato, que lleva más de siete años, le ha enseñado a Nomsa que el mundo sería un lugar mejor con más amor, aceptación y educación. “Dejemos el acoso y la vergüenza”, pidió. “Si no conoce la enfermedad, pregunte”.

“Amemos a nuestros hijos y enseñémosles que está bien ser diferente”, reflexionó. “Recordemos siempre que Dios da sus batallas más duras a sus soldados más fuertes”.

(Cortesía de Nomsa Mavimbela)

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