OPINIÓN: 3 Conclusiones por las imputaciones rusas de Mueller

Por Tian Yuan - La Gran Época
19 de febrero de 2018 2:10 PM Actualizado: 19 de febrero de 2018 2:10 PM

Desde las elecciones presidenciales de 2016, los demócratas  vendieron la teoría de la conspiración de la campaña del presidente Donald Trump que presuntamente fue coordinada con los rusos en secreto para ganar la contienda presidencial. A más de un año de mandato cumplido de Trump, muchos demócratas todavía sostienen que la presidencia de Trump es ilegítima y siguen teniendo esperanza para que Hillary Clinton se convierta en la presidenta legítima de los Estados Unidos.

La investigación rusa del consejero especial Robert Mueller ayuda a alimentar la fantasía demócrata. Cuando Mueller presentó cargos contra los ex asociados de Trump, Mike Flynn, Paul Manafort y Rick Gates, los demócratas estaban entusiasmados, sin considerar que las acusaciones no tenían nada que ver con la colusión rusa. Sin embargo la última imputación que se difundió el viernes casi con toda seguridad alterará los planes demócratas.

La imputación alega que 13 ciudadanos rusos y tres entidades rusas se entrometieron en las elecciones presidenciales de 2016. Una de las entidades se llama Internet Research Agency (IRA), un criadero de trolls de redes sociales con sede en San Petersburgo. En un momento dado, el IRA asignó hasta 80 empleados para interferir con la elección de Estados Unidos, afirma la acusación.

Hay tres importantes conclusiones debido a la imputación:

Primero, la llamada “campaña de influencia rusa” comenzó mucho antes de que Trump anunciara su candidatura. Según la imputación, el IRA lanzó un “proyecto de traducción” en abril de 2014, que “se centró en la población estadounidense y llevó a cabo operaciones en plataformas de redes sociales como YouTube, Facebook, Instagram y Twitter”.

Aproximadamente un mes después, la estrategia del IRA “incluía interferir en las elecciones presidenciales de 2016, con el objetivo declarado de difundir la desconfianza hacia los candidatos y el sistema político en general”.

Trump no se lanzó al ruedo hasta el 16 de junio de 2015. Esto sugiere que la “campaña de influencia rusa” no se trató de apoyar a un candidato en particular, sino más bien de una estrategia rusa a largo plazo. Buscaba propagar la desinformación y manipular la opinión pública con el fin de socavar nuestra sociedad civil y la seguridad nacional.

En segundo lugar, los acusados rusos promovieron la división y trataron de amplificar la tensión en Estados Unidos. La imputación alega que el IRA instruyó a sus empleados a construir “intensidad política mediante el apoyo a grupos radicales, usuarios insatisfechos con [la] situación social y económica y movimientos sociales de oposición”.

Por ejemplo, la imputación alega que los rusos atacaron a los senadores Marco Rubio y Ted Cruz en las redes sociales durante las primarias republicanas; ellos favorecieron al senador Bernie Sanders en lugar de Hillary Clinton en las primarias demócratas. Los rusos probablemente querían prolongar la lucha interna de los republicanos y demócratas.

Algunas cuentas falsas de redes sociales vinculadas con Rusia aparentemente apoyaban una frontera segura de Estados Unidos, mientras que otros promovieron mensajes alineados con los demócratas. Un grupo falso en Facebook llamado ‘United Muslims of America’ tenía opiniones favorables de Hillary Clinton. Una falsa cuenta de Twitter, @Blacktivist, se alineó con el movimiento ‘Black Lives Matter’. También había un grupo llamado ‘Army of Jesús’.

Después de las elecciones, la imputación alega que los rusos organizaron una manifestación en Nueva York con la intención de “mostrar apoyo al presidente electo Donald Trump” el 12 de noviembre de 2016. Ese mismo día, los rusos utilizaron un grupo de redes sociales  diferentes  con el propósito de organizar una manifestación en Nueva York llamada “Trump is NOT my President”.

Todos estos ejemplos sugieren que los rusos no necesariamente favorecieron a ningún candidato. De hecho, fueron bastante oportunistas en apoyar u oponerse tanto a Trump como a Hillary Clinton. Parecían no estar interesados en la política doméstica de Estados Unidos, excepto en infligir daños y causar trastornos.

Tercero, no hubo ninguna colusión ingeniosa entre la campaña de Trump y los acusados rusos. La “campaña de influencia rusa” tampoco influyó en el resultado de las elecciones.

El vice fiscal General de Justicia Rod Rosenstein declaró que la imputación no incluía ninguna denuncia sobre algún miembro de la campaña de Trump que “fuera un participante conocedor de la supuesta actividad ilícita”. También manifestó que “no hay denuncia en la imputación, de que la conducta señalada pudo alterar el resultado de las elecciones de 2016”.

El documento del tribunal indica que algunos acusados “se hacían pasar por personas estadounidenses y sin revelar su identidad rusa, se comunicaban con individuos inconscientes de la situación asociados a la campaña de Trump y con otros activistas políticos para tratar de coordinar actividades políticas”.

Podemos deducir de la imputación que los acusados fallaron en obtener una respuesta favorable de la campaña de Trump. De lo contrario, toda correspondencia o reunión se utilizaría como prueba contra los rusos. No se menciona ninguna comunicación de ningún tipo entre los impostores y la campaña de Trump, lo que indica que tales eventos no tuvieron lugar.

En resumen, los rusos intentaron influir en la campaña de 2016, pero fracasaron por completo. Sin embargo, lograron al menos una cosa: la discordia que sembraron realmente germinó. Los demócratas no encontraron ninguna evidencia material de que Trump conspiró con Rusia, pero intentaron por todos los medios mantener viva el relato de la colusión. Si los rusos tienen colaboradores estadounidenses, son los demócratas.

 

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

 

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