Un piloto que sobrevolaba Costa Rica tomó una serie de fotos únicas en la vida cuando vio desde la cabina un espectáculo poco común: una cría de ballena jorobada albina nadando con su madre.
Felipe Chávez, de 29 años, es piloto desde hace 11 años, instructor de vuelo y fotógrafo aficionado de Costa Rica. Estaba sobrevolando la costa del Pacífico de su país natal el 2 de octubre, cerca de Nosara, cuando apareció un destello blanco bajo la superficie del océano.
«Estuvimos intentando encontrar una ballena durante una semana, volando casi todos los días, y no tuvimos suerte», declaró Chávez a The Epoch Times. «Cuando vi la ballena pensamos que estaba en posición panza arriba; pensamos que probablemente estaba muerta al principio. Pensé que era un trozo de escombro, o basura, que a veces queda flotando en el mar».
Sin embargo, en cuanto Chávez sacó su cámara para hacer una foto se dio cuenta de que se trataba de una ballena blanca, también conocida como ballena albina, que nadaba junto a su madre. Dijo que normalmente otras crías son juguetonas, pero esta cría albina estaba tranquila, nadando y «simplemente disfrutando del océano».
Mientras volaban, Chávez y su amigo no sabían lo rara que era la ballena blanca. Al aterrizar en Masada, Chávez buscó en Internet y descubrió, para su sorpresa, que solo hay tres ballenas jorobadas blancas documentadas en el mundo. La más famosa, Migaloo, vive en la costa australiana.
«Nos emocionamos mucho, pero no sabíamos la repercusión de las fotos», dijo. «En cuanto aterrizamos, me puse en contacto con un biólogo aquí en Costa Rica. Me dijo que era bastante raro y que tenía que enviarle algunas fotos para que pudieran hacer algunos estudios. Así lo hice. Estaba muy emocionado porque era la primera vez aquí en Costa Rica que alguien veía este tipo de ballena».
Chávez capturó sus impresionantes fotos de la cría de ballena blanca utilizando una cámara Nikon D500 con un objetivo de 28-300 mm, y añadió que podría haber conseguido mejores tomas con un teleobjetivo, pero que no había espacio suficiente en el diminuto avión biplaza de su amigo para llevarlo. Para obtener mejores fotos de conjunto, utiliza Lightroom para aumentar la luz y el contraste, y saturar los colores.
Más tarde compartió sus fotos de esta rara ballena en Instagram, y fueron noticia en Costa Rica antes de encontrar una audiencia internacional. Al ver las fotos, dijo Chávez, la gente se ha emocionado bastante.
Chávez cree que la cría de ballena había «decidido» claramente nacer en Costa Rica. Biólogos, marineros y turistas que participan en excursiones por la costa han avistado desde entonces a la rara ballena blanca nadando con su madre.
El piloto dijo: «Somos un país de naturaleza, un país verde. Estábamos muy contentos porque es enorme para nuestro país tener este tipo de ballena».
Tomar la imagen, dijo, fue una oportunidad «única en la vida», ya que no esperaban que iban a encontrar la ballena cuando estaban en la pista de aterrizaje.
Aficionado a la fotografía desde hace mucho tiempo, Chávez consiguió su primera cámara hace ocho años. Decidió aprovechar al máximo la impresionante biodiversidad de su país y su perspectiva única desde el aire tomando fotos aéreas de la naturaleza vista por unos pocos afortunados.
Sin embargo, nos cuenta que los microclimas tropicales de Costa Rica plantean uno de sus mayores retos.
«Tenemos que echar un vistazo a las condiciones meteorológicas, luego presentar un plan de vuelo y decidir adónde vamos», explica. «Casi todo el año tenemos buen tiempo, pero en la época de lluvias es difícil llegar a algún sitio como las playas o las montañas».
Igualmente difícil es la imprevisibilidad de sus sujetos.
«Cuando fotografiamos animales, no puedes predecir sus movimientos, así que tienes que ser rápido», explica Chávez. «No es como pilotar un helicóptero o hacer fotos con un dron. Estamos en constante movimiento, así que tenemos que hacer círculos sobre el sujeto. A veces tenemos viento, a veces lluvia u otros aviones, así que es difícil».
De cada 100 fotos, Chávez puede elegir una o dos que pueda utilizar. Pero agradece cada momento mágico.
«A veces no esperas cosas en tu vida, y esto es lo que pasa cuando [no esperas] algo… tuvimos mucha suerte con esta foto. Siento como si nos hubiera tocado la lotería», dice.
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