Política de cierres en China por COVID-19 fue un “error catastrófico”, dice jefe de equipo de expertos

Por Frank Fang
05 de mayo de 2022 4:03 PM Actualizado: 05 de mayo de 2022 4:04 PM

La continua insistencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en su estrategia «cero-COVID» para hacer frente a los brotes locales del virus no tiene tanto que ver con la ciencia, sino con la elección de su máximo líder, Xi Jinping, que vincula el éxito de la estrategia a su propia grandeza, según Jeffrey A. Tucker, presidente del Instituto Brownstone, un equipo de expertos con sede en Texas.

«Xi Jinping cometió un profundo error al creer que su proeza y el culto a la personalidad que le rodea eran capaces de asumir el mayor desafío de la historia de la humanidad», dijo recientemente Tucker al programa China Insider de EpochTV.

El 23 de enero de 2020, Xi puso a Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes donde se registraron los primeros casos de infección, bajo un duro cierre. Tucker dijo que las reacciones positivas iniciales de todo el mundo al cierre de Wuhan se le subieron a la cabeza a Xi, posiblemente haciéndole «enrojecer de orgullo» por su logro en la aparente prevención de la propagación de COVID-19.

El cierre de Wuhan duró 76 días, durante los cuales los residentes fueron confinados en sus casas, muchas personas infectadas fueron enviadas a la fuerza a los hospitales de cuarentena improvisados y se cerraron los negocios no esenciales. Estas medidas acabarían constituyendo el núcleo de la estrategia de cero-COVID del régimen.

Tucker señaló cómo la Organización Mundial de la Salud (OMS) se deshizo en elogios hacia China desde el principio. Una semana después de que comenzara el confinamiento de Wuhan, el jefe de la OMS, Tedros Ghebreyesus, elogió a China por «establecer un nuevo estándar de respuesta a los brotes».

El 28 de febrero de 2020 llegarían más elogios del organismo sanitario mundial. Ese día, la OMS publicó un informe (pdf) en el que aplaude a China por haber adoptado un «enfoque audaz» para contener la propagación del virus y «desempeñar un papel importante en la protección de la comunidad mundial”.

A principios de abril de 2020, había medidas de cierre en más de 90 países, siendo Italia el primer país fuera de China en imponer un cierre a nivel nacional.

«Así que ahora, él [Xi] lo apostó todo, su futuro político, el estatus y la credibilidad del PCCh, todo el modelo de gobierno y economía y cultura y tecnología de China, todo en esta afirmación de que, ‘estamos usando las estrategias correctas y los tipos de ciencia correctos'», dijo Tucker.

«Y yo creo que eso es lo que explica lo que está ocurriendo hoy en Shanghai».

Un trabajador, con equipo de protección, camina junto a las barreras durante un cierre en el distrito de Jing’an, en Shanghai, el 31 de marzo de 2022. (Hector Retamal/AFP vía Getty Images)

Una estrategia desacreditada

Shanghái, una ciudad de 25 millones de habitantes, está sometida a un cierre desde principios de abril. Muchos residentes de la ciudad expresaron una serie de quejas derivadas de las medidas, como el exceso de pruebas de detección del virus causante de COVID-19, la escasez de alimentos y medicinas, la separación forzosa de los niños infectados de sus padres, las malas condiciones de los centros de cuarentena y el trato duro a manos de los funcionarios locales de control de la pandemia.

Algunos de los fallecidos en Shanghai no murieron a causa del virus, sino debido a que se les negó la atención médica para sus enfermedades subyacentes. Por ejemplo, una enfermera murió de asma tras negársele el tratamiento en el hospital en el que trabajaba. Una mujer mayor murió esperando los resultados de su prueba de COVID-19, ya que un test negativo era un requisito para ser admitida en la sala de urgencias.

Los gobiernos occidentales abandonaron en gran medida los cierres y otras duras medidas de cuarentena, ya que los países tratan de coexistir con el virus. En cambio, el régimen chino se negó a abandonar esta estrategia, a pesar de su elevado costo económico y la creciente indignación de la población.

«La estrategia cero-COVID fue desacreditada», dijo Tucker. «El mundo descubrió que China se equivocó hace dos años y que en realidad no se deshizo del virus, el virus se extendió por todo el mundo».

La gente camina por delante de una pantalla que muestra imágenes de vídeo del líder chino Xi Jinping en el Museo Nacional de China en Beijing el 27 de febrero de 2019. (Wang Zhao/AFP vía Getty Images)

Pero, que se demuestre que está equivocado no le sienta bien a Xi, añadió.

«Xi Jinping cree que esto es un insulto o un desafío a su grandeza», indicó a continuación. «Si tengo razón en esto, esto podría ser una amenaza muy seria para la estabilidad política en China».

La estabilidad política es críticamente importante para Xi ahora, tal vez más importante que en cualquier otro momento después de que el líder tomó el timón del PCCh en 2012, ya que está buscando un tercer mandato sin precedentes en el cargo, una decisión que se tomará durante un importante cónclave político a fines de 2022.

Fundamentalmente, Tucker cree que el libro de jugadas de China con cero-COVID nunca estuvo destinado a ser un éxito.

«El modelo chino de gestión de la enfermedad es un programa de erradicación. No es para frenar la propagación. No es para reducir las infecciones. No es para preservar la capacidad de los hospitales. Es para deshacerse del virus, eso es imposible, nunca sucederá», explicó.

En enero, la Universidad John Hopkins publicó un metaanálisis (pdf) de varios estudios, en el que se concluía que los cierres eran ineficaces contra COVID-19.

«Aunque este meta-análisis concluye que los cierres han tenido poco o ningún efecto sobre la salud pública, estos han impuesto enormes costos económicos y sociales allí donde se han adoptado. En consecuencia, las políticas de cierre están mal fundamentadas y deberían rechazarse como instrumento de política pandémica», dice el informe.

«Encontramos poca o ninguna evidencia de que los cierres obligatorios en Europa y Estados Unidos hayan tenido un efecto notable en las tasas de mortalidad por COVID-19».

Impactos

Tucker afirmó que los cierres, por naturaleza, no son buenos, ya que atentan contra los derechos humanos, las libertades, los derechos de propiedad y la libertad de intercambio.

Su preocupación fue compartida recientemente por Wang Yaqiu, investigadora principal sobre China de Human Rights Watch, con sede en Nueva York. Wang criticó al régimen por sus medidas de cierre en Shanghai, diciendo que «negar los derechos humanos de la gente en nombre de abordar el nuevo pico de casos de COVID es contraproducente».

Esta foto aérea tomada el 7 de diciembre de 2021 muestra contenedores apilados en un puerto de Lianyungang, en la provincia oriental china de Jiangsu. (STR/AFP vía Getty Images)

Los confinamientos también suponen un gran costo económico, dijo Tucker y añadió que ninguna economía del mundo es «lo suficientemente resistente para soportar los cierres». La recesión económica en China resultante de sus políticas de cero-COVID también tendrá un impacto negativo fuera de sus fronteras, añadió.

«Esto es devastador, no solo para China, sino para todo el mundo, realmente, va a ser un verdadero problema para los estadounidenses», indicó. «Nosotros lo vamos a experimentar a medida que nos acercamos a las elecciones de noviembre, más escasez de bienes, escasez de alimentos, desafíos en y cada área de la vida económica».

La actividad manufacturera de China el mes pasado, medida a través del Índice de Gerentes de Compras (PMI) oficial del país, se desplomó a su nivel más bajo desde febrero de 2020. Su PMI se situó en 47.4 en abril, por debajo de la marca de 50 puntos que divide la expansión de la contracción.

Mike Pompeo, exsecretario de Estado bajo la administración Trump, lanzó una advertencia similar a los estadounidenses, en un artículo de opinión publicado por Fox News el 4 de mayo. Pompeo dijo que el pueblo estadounidense y la economía de Estados Unidos sentirán los efectos del cierre en Shanghái «durante meses», ya que la ciudad alberga el puerto de contenedores más activo del mundo.

«Una acumulación de buques de carga en los puertos de la ciudad llevará la inflación a niveles cada vez más altos, perjudicando especialmente a la clase media y trabajadora estadounidense», añadió Pompeo.

Dado que el régimen chino sigue considerando que los cierres son la mejor manera de hacer frente a los brotes, Tucker se preguntó si Beijing se dirige hacia la inestabilidad, sabiendo que «los regímenes autoritarios nunca son tan estables e invulnerables como parecen».

«Creo que mucho se reduce a si, y hasta qué punto, la clase política de China puede admitir que ha cometido un error catastrófico, y de alguna manera cambiar y dar un giro», añadió. «¿Es eso posible? No lo sé».


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