Prometedora genio de china fue encontrada muerta en un pozo después de años de persecución

14 de abril de 2015 5:07 PM Actualizado: 14 de abril de 2015 7:57 PM

En 1997, una niña china joven y talentosa de una familia rural pobre fue admitida en el Departamento de Ingeniería Química de la prestigiosa universidad de Tsinghua en Beijing. Con 17 años,  consiguió la mayor puntuación en su provincia en un examen estandarizado. El personal académico la llamó una «fénix dorada» ascendiendo desde su pueblo natal en el norte de la provincia de Shandong en China. Ella era conocida en su comunidad por su inteligencia y laboriosidad.

Dieciocho años más tarde, en febrero, fue encontrada muerta en un pozo. Tenía una herida en la cabeza y su cuerpo había sufrido años de graves torturas.

Liu Zhimei sufrió una década de persecución por su creencia en Falun Gong. Detenida ilegalmente durante más de seis años, fue objeto de una amplia gama de abusos brutales. El personal penitenciario le inyectó drogas peligrosas que consumieron su sistema nervioso y la llevaron a la locura.

Liu fue sólo una de un estimado de 70 a 100 millones de chinos que a finales de la década de 1990, habían tomado la práctica espiritual de Falun Gong, también conocida como Falun Dafa. Era popular entre un amplio sector de la nación china, incluyendo intelectuales, funcionarios, e incluso los miembros del Partido Comunista.

En julio de 1999, el Partido Comunista de China lanzó en todo el país, y de acuerdo con la ley china, la represión ilegal de Falun Gong. Los practicantes de toda China fueron detenidos en los estadios deportivos, y la práctica fue sometida a una lluvia de propaganda las 24 horas difamándola.

El caso de Liu Zhimei fue documentado a través de los años por Minghui.org, un sitio web dirigido por practicantes de Falun Gong que proporciona información sobre la práctica y los detalles acerca de la continua persecución.

Arrestada por apelar

La persecución invadió todos los aspectos de la vida pública. A finales de 1999, Liu, junto con otros estudiantes de Tsinghua de pregrado que practicaban Falun Gong, fueron suspendidos y enviados a casa, donde las autoridades intentaron obligarlos a firmar declaraciones políticas que garantizaran su renuncia a la práctica y «expusieran sus malas acciones», o serían expulsados.

Liu se negó. Ella fue expulsada de Tsinghua.

Ya que Falun Gong era una pacífica práctica de mente y cuerpo con ninguna agenda política, se esperaba comúnmente que las detenciones y denuncias iniciales fueran una reacción mal informada reflejo político de las autoridades comunistas siempre paranoicas, y por lo tanto reversible.

A principios del 2000, Liu y otros practicantes expulsados de Tsinghua regresaron a Beijing para apelar a las autoridades y aclarar el carácter pacífico y apolítico de las enseñanzas de Falun Gong. Liu también trató de ser readmitido en Tsinghua, pero enfrentó sólo la discriminación por parte del personal.

Pero la persecución de 1999 no fue solo un simple error político, más bien fue el comienzo de un esfuerzo integral por el Partido Comunista y su cabeza Jiang Zemin, para destruir a Falun Gong a cualquier precio. Bajo el auspicio de la clandestina y extrajurídica Oficina 610, se movilizaron las fuerzas policiales y legales de China para arrestar y condenar a los practicantes de Falun Gong en todo el país.

En Beijing y la Plaza de Tiananmen en particular, multitud de practicantes desplegaron pancartas y gritaron declaraciones en apoyo de su fe. Los agentes de policía hacían guardia en todo momento para interceptar y arrestarlos.

Junto con otros ex estudiantes de Tsinghua, Liu fue detenida por la policía de Pekín en mayo de 2001.

Encierro solitario

Liu Zhimei, que ahora tendría 21 años, fue llevada a un centro de detención en Pekín, donde sufrió una gran variedad de maltratos. Presos varones que cooperaban con la policía la colgaron para torturarla. «Si aún se niega a decirnos  [Información de otros practicantes], voy a desnudarte», la amenazaba uno de ellos.

Ella le rogó, «usted es casi de la edad de mi padre, y te llamo tío [una forma de dirigirse con cortesía hacia las personas mayores], por favor no me hagas eso …».

En un informe de Minghui, otro preso también detenido por practicar Falun Gong escuchó de Liu sus planes de seguir estudiando después de ser liberada. Esperaba obtener un título y apoyar a los hijos de otros practicantes que sufrieron severa persecución.

El otro detenido describió cómo Liu habló de los principios de Falun Gong a otros reclusos. Cuando Liu enfrentó interrogatorio, según se informa ella tomaba el asunto viéndolo como una oportunidad para hablar con los guardias de la prisión.

En un momento, Liu fue puesta en régimen de aislamiento durante dos meses en una celda muy pequeña. Podía oír los gritos de dolor a su alrededor de los reclusos torturados en el mismo bloque. Ella no tuvo oportunidad de cambiarse de ropa o el acceso a una ducha. Una cámara la monitoreaba durante todo el día.

«Hace poco me enteré de que Liu Zhimei sufrió una crisis mental», dijo la practicante que describe su detención.

Llevada a la locura

En noviembre de 2002, funcionarios de la corte de Pekín acusan a Liu con delitos fabricados y fue condenada a 12 años de prisión. Fue llevada a la ciudad de Jinan, capital de Shandong, y la tuvieron en la prisión provincial de mujeres.

Personal de Tsinghua, incluyendo profesores, seguían viniendo a la prisión, diciéndole a Liu que su sentencia se reduciría y que podía reanudar sus estudios, siempre que ella renunciara a Falun Gong. La presión funcionó, y Liu firmó el documento renunciando a su fe. Incluso, participó en los esfuerzos para ayudar al personal de la prisión para «reformar» a otros practicantes.

Liu había sido engañada. Ella nunca escuchó de Tsinghua de nuevo.

Entre finales de 2002 y 2008, cuando fue liberada, Liu fue llevada con frecuencia a la clínica de la prisión para inyectarla con mezclas peligrosas de drogas psiquiátricas. Informó mareos, visión borrosa, alucinaciones, y la pérdida del control intestinal. Cuando Liu se vio con su cuñada en el año 2005, apenas podía estar de pie.

A finales de 2005, Liu estaba exhibiendo síntomas de daño en los nervios, pero cuando su padre exigió libertad condicional médica para ella, las autoridades lo rechazaron debido a que Liu era una «prisionera política».

Liu Zhimei fue liberada en octubre de 2008. Las Palizas y la tortura la habían dejado frágil y desfigurada, y heridas en la mitad inferior de su cuerpo sugerían que había sido abusada sexualmente. Liu había recibido una inyección final, supuestamente por una afección dental. Durante dos días después de llegar a casa, ella parecía normal e iba con su padre a visitar a amigos y familiares. En el tercer día, sin embargo, su habla y comportamiento se volvieron erráticos, y perdió rápidamente su memoria.

Arrestada de nuevo

Amigos y familiares sospecharon que la última inyección de Liu no estaba destinada a tratar cualquier problema dental, ya que no encontraron evidencia de que sus dientes estuvieran dañados. Más bien, su deterioro mental repentino parecía ser un efecto debido a la droga. Ellos especularon que el personal penitenciario quería ocultar sus crímenes dañando las funciones mentales de Liu.

Para la madre de Liu, ya duramente golpeada por los 12 años de condena a su hija, viendo su condición colapsar en cuestión de días, fue demasiado. Murió a la edad de 62, tres meses después de la liberación de Liu.

Con el tiempo, la familia de Liu comenzó a ser negligente con ella y su condición no mejoró incluso bajo el cuidado de varios practicantes de Falun Gong.

En abril de 2010, Liu fue detenida de nuevo junto con los cuatro practicantes que la asistían. A uno de ellos, Gao Chunhong, le saquearon su casa y muchas de sus pertenencias incautadas. Ese mayo, un funcionario de la extralegal Oficina 610 robó un coche que pertenecía a otro practicante, Gao Jianting. El propio Gao fue arrestado y torturado durante siete días de detención.

Cuando Gao trató de recuperar el automóvil, el oficial se rio, haciendo alarde de su condición de «guardia negro».

Liu Zhimei fue puesto en libertad después de dos días de detención. La policía había robado los libros de Falun Gong, un aparato de televisión, el dinero, el teléfono móvil, y la motocicleta de los otros practicantes.

Recordando a Liu

No existen más noticias sobre Liu Zhimei hasta que su cadáver fue encontrado en un pozo de su ciudad natal, el pasado mes de febrero.

Qin Peng, un graduado de Tsinghua y practicante de Falun Gong, se enteró de la muerte hace poco, y participó en las celebraciones del Día Internacional de la Mujer en Nueva York para dar a conocer su tragedia.

Ahora vive fuera de China, Qin pasó una vez cinco años en un campo de trabajos forzados. Sus rodillas todavía duelen de las torturas que sufrió en cautiverio.

La tragedia de Liu Zhimei, Qin dijo, es sólo un pequeño fragmento de la persecución a las mujeres y a las personas de fe por parte del Partido Comunista Chino.

«Esto es una desgracia para China, y una desgracia para la Universidad de Tsinghua», dijo Qin.

«Liu llegó a Tsinghua en 1997 y yo la conocí en uno de los muchos sitios de práctica de Falun Gong en Tsinghua. Era una chica de 20 años de edad, muy tranquila, callada y hermosa».

Liu Zhi Mei antes de la persecución a Falun Gong. (Minghui)
Liu Zhi Mei antes de la persecución a Falun Gong. (Minghui)

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