Próximamente: Hegemonía, la Estación Espacial China

Por Rick Fisher
25 de febrero de 2021 5:49 PM Actualizado: 25 de febrero de 2021 5:49 PM

Opinión

Para fines de abril o principios de mayo, se espera que China haya comenzado la construcción de su primera gran estación espacial. Dada su importancia para las desbordadas ambiciones de China, debería llamarse Estación Espacial Hegemonía.

El 14 de enero de 2021, el Global Times informó que «la construcción de la estación espacial de China se ha acercado a la etapa de implementación», según la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.

Global Times también declaró que «China llevará a cabo 11 lanzamientos, entre los que habría naves espaciales tripuladas y cuatro vuelos de naves espaciales de carga en los próximos dos años, ya que China apunta a completar la construcción de la primera estación espacial del país, cerca de 2022».

Los otros tres lanzamientos orbitarán los tres módulos principales de la primera versión de la estación espacial. Si bien el nombre chino de la estación espacial es Tiangong (Palacio Celestial), el primer módulo de habitación se llamará Tianhe (Río Celestial). Pesará unas 22 toneladas y tendrá una superficie interior de unos 50 metros cuadrados.

A esto le seguirán dos módulos experimentales que también desplegarán los dos conjuntos de energía solar principales de la estación espacial. Estos módulos se llaman Wentian (Búsqueda del Cielo) y Mengtian (Sueño del Cielo). La estación será abastecida y probablemente impulsada por naves de suministro regulares Tianzhou (Barco Celestial) de 8 toneladas.

Según se informa, la estación espacial de China tendrá una tripulación regular de tres personas, y toda la estación tendrá una vida útil de unos 10 años. En sus primeras etapas, esta estación espacial podía pesar hasta 100 toneladas, pero las adiciones posteriores podrían aumentar su peso de 140 a 160 toneladas. Un tamaño más grande probablemente significaría alojamiento para una tripulación adicional.

Una imagen de la estación espacial de China vista en el Salón Aeronáutico de París, en el 2019. (Richard D. Fisher)

El tamaño de los módulos para la tripulación está limitado por la capacidad de elevación, de 25 toneladas a la órbita terrestre baja (LEO), del vehículo de lanzamiento espacial (SLV) Long March-5 de 5 metros de diámetro, actualmente el SLV más grande de China.

En el Congreso Astronáutico Internacional de 2014, en Toronto, un funcionario espacial chino dijo que China tiene planes para una estación espacial de próxima generación, después de la estación espacial Tiangong 1. Esta podría ser una estación espacial mucho más grande. Después de 2030, China probablemente tendrá su cohete Long March-9, capaz de elevar módulos para estaciones espaciales de 100 toneladas o más.

China ha estado trabajando en el desarrollo y construcción de la estación espacial Tiangong desde, aproximadamente, el año 1992, cuando comenzó su Programa 921 de operaciones tripuladas tempranas, dividido en tres partes: sus naves espaciales tripuladas Shenzhou, luego su estación espacial tripulada temprana Tiangong y luego sus primeras sondas lunares no tripuladas.

Si bien las naves Shenzhou se basaron en los planes y la tecnología de la nave espacial Soyuz, en 2009, fuentes rusas dijeron que China básicamente robó tecnología rusa para desarrollar su primera estación espacial. Esto explica por qué el módulo Tianhe parece un módulo, un poco más largo, de la estación espacial MIR, construida por la Russian Energia Company. La situación con la estación espacial MIR también sirve como advertencia, antes de permitir que los astronautas chinos aborden la Estación Espacial Internacional (EEI).

Como todos los demás aspectos del programa espacial de China, su estación espacial estará controlada por el Ejército Popular de Liberación de China (EPL). Esto significa que más allá de las actividades científicas y comerciales esperadas, la estación espacial de China tendrá dos misiones más importantes.

En primer lugar, la estación espacial China probablemente realizará vigilancia militar e, incluso, posibles misiones de combate. Esto se ve facilitado por su construcción modular; se pueden lanzar módulos armados adicionales bajo una apariencia engañosa, copiando nuevamente el concepto de la Russian Energia Company, empresa que también habría producido una estación MIR armada si el Partido Comunista Soviético hubiera sobrevivido hasta la década de 1990.

En los primeros momentos de un conflicto con China, Estados Unidos y otros países pueden dudar en atacar una estación espacial china tripulada, posiblemente dando al EPL tiempo suficiente para atacar a Estados Unidos y a otros satélites, o para atacar objetivos en la Tierra con armas cinéticas o energéticas.

China, sin embargo, puede tener pocas dudas en atacar a la Estación Espacial Internacional, EEI, de 417 toneladas y respaldada por una coalición internacional de 15 naciones. En septiembre de 2008, el Shenzhou-7 de China probablemente llevó a cabo un ataque de interceptación simulado contra la EEI.

Más allá de su uso potencial en tiempos de guerra, la estación espacial China llevará a cabo una misión político-militar crítica al servir como punto focal para el reclutamiento chino de una coalición espacial. Luego, China utilizará dicha coalición para normalizar su presencia en la Luna, lo que a su vez le ayudaría en su búsqueda de hegemonía en la Tierra.

En 2022, Pakistán espera lanzar su primer astronauta a la estación espacial china. Esto le dará al gobierno autoritario y militar de Pakistán un héroe que puede ser usado como propaganda en la carrera espacial contra los primeros astronautas de la India, que planean usar su nave espacial, Gaganyaan, en 2022 o principios de 2023. La perspectiva de un «golpe» de propaganda de este tipo puede llevar a Pakistán a estacionar barcos y aviones militares chinos en el puerto, construido por China, de Gwadar, impulsando la proyección del EPL en el Océano Índico, el Golfo Pérsico y en África.

Los posibles futuros visitantes a la estación espacial china serían de Nigeria, Argelia, Venezuela y Argentina, países con ventas de armas o relaciones de programas espaciales con China, los cuales podrían dar la bienvenida al ejército chino en sus puertos estratégicamente ubicados.

Los países acogidos en la estación espacial se convertirán en candidatos para trabajos en las futuras bases lunares de China. En la década del 2030, China podría construir rápidamente hasta 10 de esas bases lunares. Tener una cohorte de tripulaciones internacionales puede ser útil para generar apoyo político para cualquier acción china en la Luna, que pueda socavar o contradecir los objetivos lunares de EE.UU. y de sus aliados, o los tratados y acuerdos internacionales.

El éxito chino en la estación espacial de órbita terrestre baja y luego en la Luna podría facilitarle a China la construcción una red de satélites de energía solar que le permitirán avanzar en su búsqueda de independencia energética, lo que podría ayudarle, en gran medida, en su búsqueda de hegemonía en la Tierra.

La estación espacial china de primera generación, y la posibilidad de que construya una estación de segunda generación mucho más grande, ejerce presión sobre Washington para que intente mantener la coalición de la EEI el mayor tiempo posible. Desde mediados de la década del 2000, Rusia ha estado considerando separar algunos de sus módulos de la EEI y construir una estación espacial rusa nueva, pero más pequeña. India también puede haber construido una pequeña estación espacial cuando comience la década de 2030.

Ha habido cierto entusiasmo creciente frente a la idea de entregar la EEI a empresas del sector privado. De hecho, las empresas privadas también podrían construir pequeñas estaciones espaciales independientes si la EEI no sobrevive esta década. Pero para sostener su coalición espacial internacional puede ser más “rentable” para Estados Unidos continuar con el Programa Artemisa y construir una gran presencia humana en la Luna que involucre a muchos aliados, socios y amigos.

Richard D. Fisher, Jr. es investigador principal y analista de políticas del Centro Internacional de Evaluación y Estrategia.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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