Querellantes argentinos defienden el fallo con pedido de captura para ex jerarcas del partido comunista en China

27 de diciembre de 2009 5:03 AM Actualizado: 24 de abril de 2015 3:56 PM

Tras el fallo del Juez Octavio Aráoz de Lamadrid con pedido de captura de dos ex dirigentes del régimen en China por el genocidio a los practicantes de Falun Gong en China, el régimen comunista chino emitió un comunicado presionando al gobierno argentino para que interfiera en la querella, aludiendo a que los practicantes de Falun Dafa buscan «dañar las relaciones bilaterales. También apareció una versión de que el fallo está motivado políticamente. La Asociación Civil Estudio de Falun Dafa en Argentina -parte querellante- respondió a todo ello a través del siguiente comunicado de prensa:

1.-   El real alcance de este fallo

El fallo del Juez Federal Octavio Aráoz de Lamadrid que ordenó la captura del ex líder del régimen comunista en China Jiang Zemin y del ex director de la Oficina 610 Luo Gan, es UN FALLO SOBERANO emitido por uno de los tres poderes legítimamente constituidos por el ESTADO ARGENTINO en concordancia con la política de derechos humanos iniciada a partir de 1983 cuando se reinstauró la DEMOCRACIA y profundizada por el actual gobierno. Confiamos en que el poder ejecutivo rechazará cualquier pedido externo de intromisión en una decisión judicial, en concordancia con la integridad soberana de la República Argentina y tal como hizo el gobierno español frente a idénticas presiones por la reciente apertura de un sumario contra jerarcas del partido comunista en China por el genocidio a los practicantes de Falun Gong, afirmando y respetando la división de poderes.

2.-  Sobre la alegada “motivación política” del fallo.

El fallo se encomienda y limita a avanzar en el desenmascaramiento de la verdad sobre el genocidio que están padeciendo millones de personas inocentes en China por aferrarse a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia arraigados en las enseñanzas de la disciplina Falun Dafa.

Dicho fallo, de 146 páginas, surge después de 4 años de ardua investigación que incluyó la traducción de largos informes de Naciones Unidas y otros organismos; el trabajo infatigable que conlleva obtener los testimonios orales de una veintena de testigos, incluidas 17 víctimas directas refugiadas todas en lugares alejados como Canadá, Estados Unidos, Oceanía o Europa; y la obtención otros tipos de evidencias.

El caso que se intenta resolver tiene que ver con torturas, asesinatos masivos y hasta sustracción de órganos y posterior asesinato, dirigido a un grupo de 100 millones de personas buenas e inocentes; crímenes estos que se están llevando a cabo actualmente en China y que son de lesa humanidad, lo que significa que son crímenes contra la humanidad entera, los cuales, por lo tanto, pueden y deben ser juzgados sin consideraciones de territorialidad o nacionalidad de las víctimas o los ejecutores. Este es el principio que ha aplicado correctamente el juez desde que aceptó la denuncia hace cuatro años y durante todo el proceso de la misma, en el cual se recabaron suficientes argumentos para esgrimir el fallo reciente.

Por todo esto, arrojar a la ligera frases como “motivaciones políticas” en relación con este fallo es, no solo cerrar los ojos frente al proceso entero de la causa judicial, sino favorecer las intenciones de los genocidas que están cometiendo estos crímenes. Es posicionarse del lado de los dictadores genocidas ante una decisión judicial que será recordada por las generaciones futuras como un paso histórico de la humanidad hacia el bien, la justicia y la prosperidad.

Convocamos a todos y cada uno de los sectores políticos y no políticos –sean oficialistas u opositores en cuanto a la política nacional, sea cual sea la ideología– a separar cualquier otro trasfondo o conflicto que no está directamente relacionado con la causa en sí, y a apoyar todos esta decisión que concuerda con la política nacional derechos humanos, con los valores morales universales y con los principios generales de la democracia.

3.-  Sobre la engañosa alusión a una intención de “daño” en las relaciones bilaterales

Obviamente no son los fallos que pretenden investigar y enjuiciar a los responsables de crímenes de lesa humanidad los que “dañan las relaciones” de China con otros países. Es la actitud del partido comunista en China hacia los Derechos Humanos y su inobservancia, la que naturalmente no debe encontrar cabida en una adecuada relación con los países democráticos, que abogan por la defensa de los derechos humanos.

Es fundamental tener claro que el ‘Partido Comunista Chino’ (PCCh) no es ‘China’. El PCCh mantiene una dictadura sobre China mediante un estado policiaco opresivo, carente de libertad de culto, de asociación, de pensamiento, en definitiva, de la libertad íntegra tal como se la entiende en las democracias libres, grupo al cual Argentina se ha sumado al reintegrarse a la Democracia en 1983, inserción que ha profundizado al decidir que la justicia investigue y condene los graves crímenes cometidos en el pasado en este mismo propio país.

El significado detrás de “buenas relaciones bilaterales” que aluden los voceros de la dictadura que domina hoy China continental es que los representantes y sistemas judiciales de los países hagan la vista gorda a los crímenes de lesa humanidad que comete el PCCh contra gente inocente, destruyendo la conciencia de la gente del mundo mientras manipula posibilidades de negocios, con lo cual no hacen más que traer abusos y desgracia a ambos pueblos.

Condenar y ayudar a detener la masacre del pueblo chino es lo que los voceros de los prófugos Jiang Zemin y Luo Gan llaman “dañar las relaciones bilaterales”.

En cuanto a la intención de la parte querellante y de los practicantes de Falun Gong en el mundo, es obviamente de detener un genocidio que está ocurriendo contra gente inocente que practica los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Los dirigentes de un país encomendado en la defensa de los derechos humanos como es Argentina saben que ser solidarios frente a la grave situación de derechos humanos es la mejor manera de augurar buenas relaciones con China; el pueblo chino nunca olvidará la nobleza de la Justicia argentina y de los dirigentes y de todos aquellos que se solidarizaron apoyando este fallo.  Estamos seguros de que Argentina seguirá este camino, que traerá bendiciones al pueblo argentino.

4.-  Sobre que el PCCh persigue a Falun Gong  de acuerdo a las “leyes de China”.

Esto es, por un lado, un reconocimiento de la persecución. Ya hay amplios informes de Naciones Unidas e importantes organismos de derechos humanos sobre cómo el Partido Comunista Chino utiliza el sistema legal y judicial para llevar a cabo las violaciones de derechos humanos; todo esto ya ha sido evaluado por el Juez. La mera mención de considerar ‘legal’ la persecución atroz contra los practicantes de Falun Gong en China hace recordar a cuando los países aceptaron las leyes raciales de Nüremberg como legales y se mantuvieron inactivos durante 7 años frente a la persecución ejercida por el gobierno nazi contra los judíos. Occidente recién reaccionó frente a ese dilema cuando era demasiado tarde.

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