Recibe una golpiza repentina y se despierta como un genio matemático

18 de enero de 2019 Noticias

El estadounidense Jason Padgett hasta sus 30 años era un hombre que solía beber en exceso en bares, vivir irresponsablemente, y sin ningún tipo de interés académico, pero un accidente le cambió la vida.

Jason Padgett se avergüenza cuando habla de su juventud. Según contó a medios como la BBC, «llevaba una vida muy superficial. Solo me interesaban las chicas, las fiestas y el alcohol», recordó.

Pero hoy en día Padgett es considerado un genio de las matemáticas, con una habilidad muy inusual: él puede literalmente «ver» los números y la geometría; para él no son solo abstracciones.

En su niñez, confesó que “era uno de esos niños a los que nunca le interesó la escuela”, según La Ciudad de las Ideas.

En la preparatoria decía que las matemáticas no eran útiles en la vida real. Durante el primer año faltó tanto que tuvo que repetirlo de nuevo.

Después de graduarse, su vida siguió igual. Sin responsabilidades. Solo de fiesta en fiesta, y detrás de las féminas.

“Solo íbamos a bares y perdíamos el tiempo”, narró para La Ciudad de las Ideas.

Pero en el año 2002, la vida dio un giro radical para él.

Tenía una amiga en un bar de karaoke que le pidió que la llevara a su casa. Ella y su pareja bebieron demasiado.

En el lugar unos criminales les estaban pegando a las meseras para que les dijeran quienes eran los que tenían dinero, y así asaltarlos al salir, pero él no lo sabía.

Cuando salió del bar, unos sujetos los golpearon: “No los vi venir”, dijo, “solo vi unos destellos de luz”.

“Me di cuenta de que estaba en el suelo, y que me golpeaban en la cara, en la espalda, en todas direcciones”. “Lo que pensé es que moriría en ese instante”, añadió.

Luego de la golpiza, lo llevaron al hospital. Tenia una contusión cerebral, su riñón sangraba y tenía la espina dorsal lesionada. Pero el efecto mayor de la golpiza todavía no se había hecho visible.

Del hospital, luego de darle un medicamento para el dolor, lo mandaron a su casa

“En el camino me di cuenta de que todo se veía extraño”, dijo, y pensó que era el efecto del medicamento.

“Al día siguiente al despertar me di cuenta de que no era el medicamento lo que hacía a todo verse diferente”.

Comenzó a ver todo ligeramente pixelado. Sus manos, las nubes, el Sol.

Lo comparaba con los pixeles de la TV, y los movimientos los comparaba con los diferentes cuadros de una secuencia de imágenes.

Aunque Padgett empezó a ver todo pixelado, luego descubriría que se trataba de fractales.

A través de internet aprendió sobre la geometría fractal, una forma matemática descubierta por el francés Benoit Mandelbrot.

Son figuras que se repiten, para formar otras figuras más grandes.

Padgett lo explica así: «Es como la pantalla de una televisión… los pequeños cuadraditos de color van formando cuadraditos más grandes. Así se forma todo».

Al tiempo que desarrollaba diferentes percepciones sobre como las cosas existían a su alrededor, también desarrolló agorafobia (el miedo a estar frente a muchas personas), y trastorno obsesivo compulsivo.

Estuvo sin apenas salir de su casi por casi 3 años y medio. Luego, por un encuentro casual, un físico que conoció en un supermercado le aconsejó estudiar matemáticas en la universidad.

Se inscribió en un curso de matemáticas en una universidad cercana.

En la universidad también conoció a quien luego se convertiría en su esposa. «Mi vida mejoró drásticamente», cuenta. Hasta que un día supo lo que le estaba pasando.

Una experta, luego de una serie de resonancias cerebrales le diagnosticó sinestesia, un trastorno por el que los sentidos se mezclan, y además tenía el síndrome del sabio o savant.

Esto confirmaba y explicaba cómo podía «ver» las matemáticas. Para Padgett recibir el diagnóstico fue un alivio.

Actualmente, Padgett es sólo una de las 40 personas en el mundo con síndrome savant adquirido, una condición en la cual prodigiosos talentos en matemáticas, el arte o la música surgen en individuos previamente normales después de una lesión cerebral o enfermedad.

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