Ridículas formas en las que China está tratando con una plaga de jerbos

24 de marzo de 2015 4:31 PM Actualizado: 24 de marzo de 2015 4:34 PM

Olvídense de las ratas. Las autoridades chinas de la provincia occidental de Xinjiang tienen que controlar una plaga de más de mil millones de grandes jerbos, y ninguno de los métodos que han utilizado, desde gas venenoso hasta píldoras anticonceptivas, parecen estar funcionando.

Aunque el gran jerbo es en realidad mayoritariamente originario de China occidental y Asia Central, los cambios climáticos recientes combinados con la actividad humana provocaron su explosión demográfica. Ha habido antes «plagas» de roedores en Xinjiang, pero el episodio actual sólo fue reconocido por los medios estatales chinos después de que la BBC y Reuters lo cubrieron por primera vez en el año 2003.

El problema todavía no ha desaparecido.

Capaces de excavar miles de agujeros por hectárea cuadrada, los grandes jerbos dejan grandes extensiones de tierra inservibles para la agricultura, el pastoreo, y a veces incluso para el transporte. Su actividad subterránea destruye las raíces, y a través del debilitamiento de la tierra, incluso puede crear trampas peligrosas para las personas y el ganado que cruza desprevenido por la superficie. Las carreteras y los ferrocarriles también están en riesgo si se erosiona el suelo por donde pasan.

Las autoridades locales han intentado una serie de métodos para deshacerse de los jerbos cuyo número según algunas estimaciones podría ascender a más de mil millones. Según el informe de la prensa estatal china, en 2003 ofrecieron una recompensa por estos animales, y luego las autoridades comenzaron a usar veneno y gas venenoso para exterminarlos. Otro plan involucraba soltar un gran número de águilas y otras aves de presa sobre el hábitat de los roedores.

Aves de presa han sido parte de los intentos de las autoridades por exterminar unos mil millones grandes jerbos de Asia Central. (Kevin Frayer / Getty Images)
Aves de presa han sido parte de los intentos de las autoridades por exterminar unos mil millones grandes jerbos de Asia Central. (Kevin Frayer / Getty Images)

Aves de presa han sido parte de los intentos de las autoridades por exterminar unos mil millones grandes jerbos de Asia Central. (Kevin Frayer / Getty Images)

Ninguna de estas medidas fue eficaz. Uno de los métodos indirectos que intentaron en 2008 fue cuando las autoridades arrojaron grandes cantidades de píldoras anticonceptivas en el ambiente de los jerbos para inducirles abortos. Los chinos dicen que esta droga sólo afecta al gran jerbo y no tiene efectos secundarios ambientales.

Para sumarle complejidad al problema un estudio chino reciente mostró que los grandes jerbos pueden reproducirse también con el ratón de campo común, haciendo más difícil su exterminio. El roedor también es considerado por los biólogos como el culpable de la Muerte Negra que mató a la mitad de Europa hace unos ocho siglos.

Tanto el norte como el oeste de China comenzaron a experimentar una rápida desertificación en el último medio siglo, ya que las áreas estaban o bien sobreexplotados o no eran sustentables bajo el sistema económico comunista.

Además de ampliar el crecimiento de los desiertos, lo que hizo que se incrementara el área de distribución natural del gran jerbo, los humanos mismos pueden tener parte de la culpa de este flagelo. Históricamente Xinjiang era una región árida, adecuada sólo para el pastoreo, pero el riego industrializado trajo la agricultura moderna a esta provincia. Como se describe en un análisis de 2005 escrito por el periodista de investigación Joshuah Bearman, la mayor disponibilidad de cultivos de los cuales alimentarse contribuyó al auge de la población los jerbos.

Los jerbos y otros roedores no son los únicos animales que han estado en la mira de las autoridades chinas. A finales de 1950, durante el catastrófico Gran Salto Adelante, la campaña «Mata un gorrión» se puso en marcha para librar al país de estas aves que se alimentan de los cultivos. Los campesinos de toda China fueron instruidos para perseguir a los gorriones y mantenerlos volando hasta que murieran por el agotamiento.

Sin embargo, la campaña contra el gorrión fue un error. La baja masiva en la población de gorriones llevó a un aumento de insectos dañinos, como las langostas, que resultó aún más desastroso para la cosecha china. En total, entre 1958 y 1962, al menos 45 millones de personas murieron, en su mayoría por inanición durante el Gran Salto Adelante y sus campañas económicas irracionales.

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