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El largo brazo del régimen chino para censurar las artes

04 de diciembre de 2019

Sin previo aviso y a punto de actuar por primera vez en Moldavia, país de Europa Oriental, a los bailarines de Shen Yun no se les permitió ingresar al Teatro Nacional de Ópera y Ballet. Eso fue el 23 de mayo de 2010.

«No quieren hablar con nosotros. No nos dejan entrar», dijo en aquel momento Leeshai Lemish, un maestro de ceremonia de la compañía de artes escénicas.

La directora del teatro apareció después de unos minutos, y les dijo a los bailarines que ella estaba «siguiendo órdenes» y que el espectáculo había sido cancelado.

«Y estábamos estancados ahí», dijo Lemish.

Más tarde se enteró por un funcionario del ayuntamiento que tanto el Ministerio de Cultura de Moldavia como la directora del teatro fueron presionados por la embajada china local para que cancelaran el espectáculo.

Ambos negaron haber sido contactados por la embajada china.

Sin embargo, en una conferencia de prensa el 27 de mayo de 2010, el Viceministro del Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que el espectáculo podía dañar las relaciones diplomáticas entre Moldavia y China.

Lemish también se enteró más tarde de que a Moldavia, un exmiembro de la Unión Soviética, China le había prometido un préstamo de mil millones de dólares, poco antes de que se programara el espectáculo de Shen Yun.

«Es fácil atar cabos», dijo.

La compañía de danza clásica china ha estado de gira por el mundo durante 13 años, mostrando los 5000 años de la civilización china a través de la música y la danza.

Sin embargo, el régimen chino considera a Shen Yun una amenaza por exponer la persecución a los practicantes de Falun Dafa en China.

También llamado Falun Gong, los practicantes de la disciplina espiritual han sido encarcelados y torturados desde que comenzó la represión en 1999.

La taquilla se negó a reembolsar los boletos al público luego de que el teatro cancelara de repente el espectáculo de Shen Yun y los artistas quedaron afuera sin poder entrar. (Foto de Annie Li)

Exportando la censura

El régimen comunista de China tiene una historia de obstaculizar las actividades artísticas y en el ámbito editorial que le dan mala imagen al régimen, a menudo presionando a la institución anfitriona.

En agosto pasado, la Galería Nacional de Victoria (GNV) en Australia se negó a ser la anfitriona de un evento coorganizado por Denise Ho, activista prodemocracia y celebridad de Hong Kong,  alegando razones de seguridad. Ho acusó a la GNV de autocensurarse por la presión china.

En Dinamarca en 2013, la embajada china local solicitó repetidamente que el Festival Internacional de Cine de Copenhague eliminara varios documentales críticos hacia el régimen chino, afirmando que no hacerlo pondría en peligro las relaciones entre Dinamarca y China.

La interferencia del régimen chino en el mundo del arte y editorial no se detiene ahí: Hollywood sirve a la censura china, donde los guiones cinematográficos se modifican para mostrar a China de una manera positiva; las instituciones estadounidenses cancelaron contratos de libros con disidentes chinos, presuntamente por temor a molestar al régimen; y un importante medio de comunicación restringe las historias que pueden enfadar al Partido Comunista Chino (PCCh).

El Consulado presiona para que se cancelen los espectáculos

Shen Yun está muy familiarizado con estos incidentes. Lemish registró 74 incidentes en los que el régimen chino utilizó varias formas de interferir con los espectáculos, incluyendo atentar contra los autobuses de la compañía, enviar cartas difamatorias a los legisladores locales y presionar a los teatros para que cancelen los espectáculos.

En Dinamarca, los correos electrónicos internos presentados como prueba en el Parlamento danés revelaron el largo brazo de censura que China ejerce en ese país.

Shen Yun había buscado actuar en el Teatro Real Danés durante diez años, solo para ser rechazado repetidamente, mencionando que el nivel artístico de la compañía no cumplía con el estándar requerido por el teatro.

Pero en un correo electrónico recibido por el periodista de investigación Thomas Foght, un empleado del teatro le dijo a otro que se habían reunido con la embajada china en agosto de 2017, y la embajada «terminó la reunión preguntando si teníamos diálogo con Shen Yun, y pidió que no les permitiéramos alquilar nuestras instalaciones».

«La Embajada China y la delegación estaban realmente presionando al teatro para que no les permitiera reservar las instalaciones», dijo Foght en una audiencia parlamentaria el 4 de abril de 2019.

En España, el embajador chino local admitió en una conversación telefónica grabada que había estado personalmente involucrado en ejercer presión sobre el teatro.

Dijo que había «hablado con el gerente general en persona».

Rechazos

A medida que se acercaba la hora del espectáculo, el público moldavo, elegantemente vestido, comenzó a llegar al teatro, solo para ver al grupo de danza de pie en silencio en los escalones de la entrada del teatro vestidos con los trajes negros que usan durante las giras.

Lemish dijo que algunas personas del público tomaron un tren de 30 horas desde Moscú para ver el espectáculo de Shen Yun. Tras enterarse de que no iba a haber ningún espectáculo, «Se pusieron a llorar. Se tomaron fotos con nosotros. Fueron a un mercado de flores cercano y nos trajeron flores».

Personas del público en Moldavia compraron flores para los bailarines de Shen Yun y pidieron sus autógrafos. (The Epoch Times)

Algunos espectadores trataron de obtener un reembolso por su entrada. El teatro les dijo que se fueran. Al ser presionado por el público, el teatro les dio el número personal del organizador local del espectáculo, víctima del incumplimiento del contrato por parte del teatro.

Los bailarines pasaron los siguientes días saliendo en la televisión local, hablando sobre el incidente.

ProTV entrevista a la bailarina Shen Yun, Jessica Quach, detrás de la entrada al backstage del Teatro Nacional de Moldavia (Foto de Annie Li)

Tras el incidente de Moldavia, el entonces vicepresidente del Parlamento Europeo escribió una carta al gobierno de Moldavia, diciendo que lamentaba que «cedieran a la presión de la embajada china».

Dijo que esperaba que «Europa y el resto del mundo puedan igualar el valor de los artistas de Shen Yun, y decirle al régimen chino que no aceptarán su grave y reiterada violación de los derechos humanos y de la dignidad».

En marzo de este año, el ataque de Beijing contra Shen Yun fue citado como un ejemplo de la subversión agresiva de Beijing en una conferencia de miembros del Parlamento Europeo.

«Con este ejemplo de Shen Yun, tocamos un tema muy importante, no solo por la cuestión de la situación en China, sino para nosotros los europeos. Se trata de nuestro futuro», dijo en la conferencia Henri Malosse, expresidente del Comité Económico y Social Europeo, un órgano consultivo de la UE.

«Si cedemos a la presión de una potencia extranjera, para permitir o no un espectáculo, de acuerdo con su voluntad y gusto, todos perderemos», dijo Tunne Kelam, miembro del Parlamento Europeo de Estonia.

A pesar de los desafíos, Shen Yun ha crecido desde una sola compañía de gira hasta las actuales siete en la última década.

Hasta el día de hoy, Moldavia sigue esperando el préstamo de mil millones de dólares prometido por el régimen chino.

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