Middletown, NUEVA YORK – La fortaleza mental y el impulso de seguir constantemente hacia adelante han llevado a Víctor Li a donde está hoy: primer bailarín de la compañía de danza clásica china más importante del mundo.
Cada año, Li actúa ante decenas de miles de espectadores de todo el mundo con Shen Yun Performing Arts, una compañía de danza con sede en Nueva York cuya misión es revivir la civilización china de 5000 años a través de las artes.
A veces, es un erudito confuciano que medita sobre el significado de la vida, y otras veces, un soldado imperial que defiende el reino.
A través de elevadas volteretas, equilibradas extensiones y penetrantes expresiones faciales, Li busca transmitir el espíritu que hay detrás de los personajes y las historias que presenta en el escenario.
Para el primer bailarín, se trata de “darlo todo en cada movimiento que realizas”, dijo.
Cada movimiento, a su vez, es la culminación de años de arduo entrenamiento en uno de los sistemas de danza más completos del mundo.
La danza clásica china es una forma de arte antigua, originada en las artes marciales y refinada durante miles de años en el ámbito de la ópera china. Junto a complicados saltos y técnicas de volteretas, se espera que los bailarines dominen un sistema de movimientos y expresiones que se completan con los matices de la actuación escénica.
Li, criado en Toronto, recuerda haber sido un niño tranquilo cuando llegó a Nueva York para recibir formación en la Academia de las Artes de Fei Tian, la escuela de danza afiliada a la compañía.
Primeros años y entrenamiento
Sus primeros años de entrenamiento no fueron un suave paseo. Li confesó que no era el niño más fuerte del barrio, así que el proceso de entrenar su cuerpo fue duro. Sin embargo los desafíos mentales fueron los más difíciles de abordar, como superar su miedo a caerse cuando aprendía las técnicas de volteretas.
“Tienes que tener muy en claro lo que haces cuando estás boca abajo en el aire”, dijo Li.
El bailarín explicó que tiene que tener la mente clara y concentrada porque, como él mismo dijo, “Si pienso demasiado, podría asustarme”.
E incluso cuando se cae –lo que puede ocurrir con bastante frecuencia durante la práctica, según Li– se trata de levantarse e intentarlo de nuevo.
Mi primer pensamiento es: “Está bien, levántate del suelo”, dijo.
Esta tenacidad ha dado sus frutos. Posteriormente, Li ganó el Premio de Bronce en la Categoría Masculina de Adultos en en el 7º Concurso Internacional de Danza Clásica China de NTD de 2006, seguido por el de Plata en el 8º Concurso Internacional de Danza Clásica China de NTD de 2018.
Determinación y humildad
La fortaleza mental es también un rasgo compartido por los personajes históricos que Li ha representado en el escenario. En 2016, interpretó al emperador Kangxi (1654-1722) de la dinastía Qing en la danza “Defendiendo el trono”. En la obra, el gobernante de 16 años derrota a un general hambriento de poder que quiere arrebatarle el trono, usando su ingenio en lugar de su fuerza muscular. Al diseñar un plan y esperar su momento, Kangxi logra atrapar al general y frustrar sus planes.
Li dijo que se prepara para sus papeles investigando a las figuras históricas que interpreta para aprender sobre sus características y cómo se comportaban. Para los personajes de ficción, se esfuerza por “interpretar al personaje dependiendo de cómo queramos representar la moraleja de la historia”, señaló.
Las historias que interpreta Li se basan en los valores y principios tradicionales chinos, inspirados en las enseñanzas budistas, taoístas y confucianas.
La humildad es un rasgo común en los personajes que retrata Li, incluyendo a un arquero interpretado en el programa de 2018 a quien la divinidad le otorgó habilidades extraordinarias para la arquería. Incluso después de adquirir habilidades sobrenaturales, el arquero no ostenta y se mantiene humilde, ganándose el respeto de sus compañeros.
Li dijo que también trata de aplicar estos valores, incluyendo la humildad, en su vida diaria. No deja que se le suba a la cabeza el ser el primer bailarín, porque ve su propio rol como una responsabilidad tanto para sus compañeros de danza como para el público.
Además, dijo, “Podría mejorar mucho más, así que siento que no hay nada por lo que ser engreído”.
Con cada año, Li actúa en más danzas como primer bailarín, a medida que el estándar se hace más y más alto, así que “lo único que puedo hacer es esforzarme más ahora”, dijo.
Dijo que a pesar de los desafíos, ver las caras de los espectadores al final de la función le hace recordar su propósito.
“A veces me siento muy conmovido cuando veo al público”, dijo. “Siento que todo vale la pena, todo valió la pena”.
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