«Lo que nos gustó primero que todo fue la liviandad del show, lo livianos que eran los bailarines. El efecto, como si nuestro espíritu se estuviera alzando. Lo que estamos acostumbrados a ver son shows animados, rítmicos, cartesianos, pero había algo más, algo que nos elevó como si nuestro espíritu se escapara volando».
«El éxito del show es que a veces tenemos la impresión de estar en la escena, de la misma forma que cuando miramos una buena película tenemos la impresión de entrar en ella, y bueno, aquí en particular pudimos entrar en la escena. Es lo que nos gusta tanto».
«Lo que me permitió entrar en la escena, lo que me permitió elevarme, es el ritmo. Hay que decir que hay tal suavidad a través de los sonidos, a través de la música y luego está la liviandad de los bailarines. Es algo que me hace dejar llevarme por el espectáculo y es lo que a mí me gustó».
«Hay mucha pureza, liviandad. Es verdad que en la manera en que los bailarines danzan, se siente que es fácil y aun así hay mucho trabajo detrás, y eso es lo grandioso».
«El show exuda grandes valores, los grandes valores de la dimensión humana que hace realidad las cosas».
«Mucha serenidad y luego una armonía general—podríamos haber tenido muchas escenas dinámicas pero todo el tiempo, este ritmo suave, esos tonos cálidos, esos movimientos balanceados me hacen sentir bien y estar contento».
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