Trabajador de una grúa se hace amigo de abuelito y hacen un conmovedor «trato»

Por Celeste Armenta
29 de octubre de 2021 10:51 PM Actualizado: 29 de octubre de 2021 10:51 PM

Beveridge aún recuerda el día que decidió acercarse a conocer al abuelito Harold dos años atrás. De ese primer acercamiento nació una bella amistad que reconfortó al enfermo anciano y a él lo hizo mejor persona.

Shawn Beveridge, un operador de grúa de Ohio, Estados Unidos, había notado que un anciano en silla de ruedas lo observaba a diario cuando llegaba a trabajar.

«Originalmente pensé, ‘es solo un anciano curioso y quiere disfrutar de sus días afuera, contra estar encerrado en su habitación'», publicó Beveridge en Facebook el 11 de septiembre de 2019.

Pero el trabajador comenzó a tener curiosidad y decidió presentarse con el abuelito. Después de dos horas de conversación, Beveridge supo que el anciano se llamaba Harold, y que trabajó durante 50 años como operador de grúa para ganarse la vida… algo que amaba hacer.

También supo que Harold estaba al final de sus días debido a una enfermedad cardíaca y otros padecimientos que lo consumían día a día. A pesar de la dramática situación, el anciano aún le dijo algo más que lo impactó.

Harold tenía tres hijos, pero hacía siete años que no los veía, el mismo tiempo que llevaba viviendo en la residencia de ancianos. Conmovido por la confesión, Beveridge decidió hacer una propuesta al extrabajador.

Aprovechando que tenía a un experto en grúas dispuesto a compartir su experiencia, el joven hizo lo que creyó un trato justo para ambas partes.

«Nuestro trato es este: Harold dirigió grúas durante más de 50 años y no importa lo bueno que creas que eres en algo, siempre hay más que aprender», dijo el joven.

«Le dije a Harold que todos los días después del trabajo me sentaré con él por un poco para que pueda criticarme y juzgarme en cómo lo hice ese día (darle algo de qué hablar y que él disfruta) mientras yo también puedo aprender de él. Yo le llevaría a cambio un café cada mañana mientras estaba aquí y le invitaría a comer dos veces a la semana donde él eligiera», agregó.

Harold, que había pensado que nunca en su vida volvería a ver una grúa, y menos verla en acción, aceptó el trato. Aunque originalmente el jovial abuelo pidió ser aceptado en la nómina —de broma, claro—, algo que causó mucha gracia al joven.

Mientras estuvo trabajando frente la residencia de ancianos, Beveridge frecuentó a Harold, tal como habían hecho el trato. Después, las visitas se hicieron más espaciadas en el tiempo, cuando el joven se trasladó a otra zona de trabajo.

El joven operador de grúa decidió hacer pública su historia con Harold, en su Facebook, animando a cualquiera a tener la iniciativa de «iluminar el espíritu de alguien». El posteo se viralizó y alcanzó más de 450 mil me gusta.

«Sabes que aún hoy en día, realmente no sé por qué, Harold fue puesto en mi camino. Hay un montón de preguntas que tengo que sé que nunca serán contestadas y ¡eso está bien!», publicó Beveridge en una página de Facebook que creó especialmente para dar actualizaciones del estado de salud de Harold.

«Pero diré esto y sé que es verdad desde el fondo de mi corazón… Harold realmente me ha hecho un mejor hombre desde que lo conocí. La forma en que veo a la gente y la forma en que hago las cosas han cambiado drásticamente», agregó.

Beveridge y Harold se vieron por última vez el 12 de abril de este año. Aunque conversaron a través de una ventana debido a las restricciones por COVID-19, y a que el abuelito ya no se podía levantar de la cama, para ambos fue un reencuentro especial.

«Me dijo: ‘¡Shawn! ¿No sería increíble que te necesitaran para construir algo al otro lado de la calle?’. Se me llenaron los ojos de lágrimas al darme cuenta de lo mucho que significaba para él, el tiempo que compartimos allí, y le hice un gesto con la cabeza y le dije: ‘¡Claro que sí, viejo amigo!'», escribió el joven.

Finalmente, Harold falleció este mes. Beveridge no termina de agradecer haber tenido la fortuna de convertirse en su amigo, y lo despidió haciendo lo que más amaba el abuelito… manejando su grúa, pero con la mirada hacia el cielo y llorando de gratitud.

«Esta amistad que él y yo hemos construido es lo mejor que me pasó, junto a convertirme en padre. ¡Te quiero, Harold! Y espero volver a verte, pero si esta es la última vez, que sepas que has tocado mi corazón tremendamente, amigo mío», compartió el joven en la publicación del 12 de abril.


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