Opinión
He registrado mi descontento con el Informe de Durham—que no va lo suficientemente lejos y aboga por el castigo (impugnaciones) para los obvios malhechores en la parte superior—aunque hace un trabajo de obrero al detallar el engaño traicionero de Donald Trump antes y durante su presidencia y, aún más ominosamente, la traición similar de este país, su constitución y sus ciudadanos.
Lo que ha estado pasando en nuestro gobierno desde 2016 no solo ha sido un desastre para Estados Unidos, sino también para el mundo entero. Eso es porque—nos guste o no—sin nosotros, la civilización se derrumba y el planeta es tomado por una forma de comunismo global.
Lenin no es el único que pregunta: “¿Qué hay que hacer?”. Muchos nos lo preguntamos ahora desde el otro lado.
Estoy empezando a pensar que este quizás no sea el momento para que el Partido Republicano se dé el lujo de una lucha interna en las primarias que muchas veces puede ser perjudicial.
Puede que haya llegado el momento de que la competencia de Donald Trump suspenda sus campañas en favor del expresidente.
Cuando digo suspender, eso es exactamente lo que quiero decir—hacer una pausa, dada la gravedad de la situación. Pueden reanudar sus campañas si las cosas cambian.
El simbolismo de la suspensión sería poderoso para el pueblo estadounidense. La unidad sería impresionante.
Esto es especialmente cierto a la luz del Informe de Durham y la revelación del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de que nueve miembros de la familia Biden aparentemente recibieron (hasta ahora) un total de USD 10 millones de China y Rumanía por no hacer absolutamente nada.
El argumento contra Trump por parte de otros candidatos es que sus políticas son buenas, pero que pueden llevarlas a cabo mejor sin su “bagaje”. Pero como muestra el informe, ese bagaje existe casi en su totalidad debido a la conspiración más horrenda de la historia estadounidense.
El entonces presidente Barack Obama, el entonces vicepresidente Joe Biden, la entonces asesora de seguridad nacional Susan Rice y el resto de su cártel fueron informados por el entonces director de la CIA John Brennan del complot de la campaña de Hillary Clinton para engañar, a través del falso expediente Steele, al FBI, a los medios de comunicación y al pueblo sobre la inexistente colusión entre Trump y Rusia.
Brennan les informó de esto mientras el complot estaba en marcha, que este cártel (¿de qué otra forma deberíamos llamarlo?) aprobó tácitamente, como deja claro John Durham.
El informe muestra que el FBI y algunos medios se confabularon para llevar a cabo el complot, que creó años de perturbación en nuestro país y socavó deliberadamente la presidencia de Trump.
Llamar a esto peor que Watergate es quedarse corto. Esto está más cerca de lo que sucedió durante los juicios de espectáculo de Stalin.
Esto hace que el argumento del “bagaje” sea débil, por decir lo menos. Las continuas denuncias de Trump sobre el engaño de Rusia han demostrado estar justificadas al cien por ciento, como lo estarán, sin duda, sus denuncias sobre los procesamientos altamente politizados del fiscal del distrito de Manhattan Alvin Bragg y otros.
Más allá de eso, Trump está tan por delante en las encuestas, su ya fuerte apoyo crece gracias a la exposición de estas innumerables mentiras, que una suspensión por parte de la competencia de su campaña, anunciada o asumida, empieza a tener sentido.
De hecho, podría ser un alivio para los candidatos, al menos para algunos de ellos. También podría ser un alivio para los patrocinadores de algunos candidatos que deben estar preocupados por arrojar buen dinero tras el malo.
En la última encuesta de Rasmussen, Trump lidera por 45 puntos (52-17) sobre el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y eso ni siquiera es un caso atípico. En otras encuestas recientes, realizadas por Emerson y la CBS, de tendencia perpetuamente izquierdista, él aventajaba 46 y 36, respectivamente. La derrota lleva tiempo ocurriendo.
En cuanto a los otros posibles candidatos, apenas se han hecho notar desde el principio. Continúan sin hacerlo, aparte del empresario de biotecnología Vivek Ramaswamy, que ha surgido de la nada hasta situarse aproximadamente a la altura de Mike Pence y Nikki Haley, ambos presentes en nuestras vidas políticas desde que la mayoría de nosotros tiene memoria.
He pasado mucho tiempo viendo a Ramaswamy en Carolina del Sur y New Hampshire, y puedo dar fe de que no solo es un hombre brillante—no me crea, lea su “Woke, Inc.”—,sino también un magnífico orador que se relaciona muy bien con los votantes.
Sé que será extremadamente difícil para él y los demás aceptar mi recomendación de suspender, pero creo que deberían considerarlo un acto patriótico. Y si deciden suspender, deben hacerlo con la mayor fanfarria posible.
No tenemos tiempo de sobra. El líder chino, Xi Jinping, está listo para actuar, como advirtió el experto en política exterior Gordon Chang, no solo en Taiwán sino aquí mismo en nuestro país, donde la frontera abierta ha permitido la entrada libre a quién sabe cuántos agentes chinos.
Afortunadamente, en este momento, el perfil de Trump está aumentando a medida que la gente se resiste menos a reconocer la verdad de lo que ocurrió. Los medios de comunicación la habían ocultado, pero ahora las pruebas se están filtrando por todas partes. Incluso Jake Tapper, de la CNN, ha murmurado algo sobre cómo Trump ha sido exonerado. (Quizás se molestó al ver su nombre en la lista en The Federalist de “61 hackers que vendieron colusión rusa y nunca se debería volver a confiar en ellos“).
Mi excolega en el programa “Poliwood” de PJTV, el guionista y director Lionel Chetwynd, me recordó en un mensaje de texto las notables similitudes entre Trump hoy y Churchill en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial.
“¡El momento es perfecto!”, escribió Lionel. “Curiosamente, esto es paralelo al ascenso de Churchill en las dos primeras semanas de mayo de 1940. Casi todos en el Partido Conservador no querían o desconfiaban de él, estaba claro que solo él había estado diciendo la verdad durante toda la década de 1930”.
Gracias al Sr. Durham, sin mencionar varios años de reportajes aquí en The Epoch Times, solo nos queda asentir con la cabeza.
El decimocuarto libro de Roger L. Simon, “American Refugees / Tales of the Mass Migration from Blue States to Red”, será publicado por Encounter en septiembre.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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