‘Una perversa persecución sin precedentes’- Capítulo Once: La economía cruelmente tóxica del capitalismo “rojo” en la China comunista

Por Wu Huilin
03 de octubre de 2019 4:47 PM Actualizado: 03 de octubre de 2019 4:47 PM

La Gran Época se enorgullece de republicar “Una perversa persecución sin precedentes: Un genocidio contra lo bueno de la humanidad” (eds. Dr. Torsten Trey y Theresa Chu. 2016. Clear Insight Publishing). El libro ayuda a entender la sustracción forzada de órganos en China al explicar la raíz de esta atrocidad: el genocidio cometido por el régimen chino contra los practicantes de Falun Dafa.

Una “sociedad armoniosa” es una sociedad llena de felicidad. Incluso los líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) lo saben. La creación de una sociedad armoniosa se convierte así en el objetivo común de los políticos. Entonces, ¿qué es exactamente una sociedad armoniosa?

El verdadero significado de una sociedad armoniosa

La palabra “armonía” en chino se escribe como “和諧”. El carácter “和” incluye el carácter para la comida, “禾”, y el carácter para la boca, “口”, lo que sugiere que hay comida disponible para cada boca. El carácter “諧” incluye el carácter para hablar, “言”, y el carácter para todos, “皆”, lo que sugiere que todos tienen libertad de hablar. Para que todos tengan suficiente comida, es necesario implementar una “economía libre, una economía de propiedad privada o una economía de mercado”. Para que la gente tenga libertad de expresión, un “sistema democrático libre” es el requisito.

Después de casi 100 años de comunismo, no hay evidencia alguna de que este sistema de gobierno haya contribuido a una sociedad armoniosa, y todavía tiene que avanzar hacia la “libertad económica” y la “libertad política”. La siguiente pregunta es: ¿necesitamos implementar ambas cosas al mismo tiempo, o una después de la otra? Dado que la primera opción provocaría un trauma en poco tiempo, la segunda opción es la que se utilizó con más frecuencia. Entonces, ¿cuál debería implementarse primero: la “libertad económica” o la “libertad política”? La creación de riqueza material, después de todo, es una perspectiva mucho más simple y más controlable que el desarrollo de programas para promover y sostener los derechos humanos. Por lo tanto, muchos gobiernos tienden a implementar la libertad económica primero y luego practicar la democracia. Sin embargo, la elección de expandir la economía hace muy poco para fortalecer una sociedad armoniosa, por lo que el progreso tiende a ser lento. El PCCh, por supuesto, sigue el modelo de la “economía primero”, por lo que la democracia está muy por debajo de lo que cabría esperar de la segunda economía más grande del mundo. El mundo no carece de casos exitosos como los de Taiwán y Chile.

Era bien sabido que al aplicar la política de “descentralización del poder y transferencia de beneficios” a finales de 1978, el entonces primer ministro del PCCh, Deng Xiaoping, junto con líderes de la Unión Soviética y de varios países de Europa del Este, intentó transformar las propiedades estatales en propiedad privada. Al principio, la política tuvo éxito y Zhao Ziyang, el tercer primer ministro de China bajo el liderazgo del PCCh, era la persona detrás de todo. Antes de ascender de rango para cubrir el cargo de primer ministro del Partido, Zhao fue secretario del Comité del Partido en la provincia de Sichuan en 1975. En ese momento, la vida en las aldeas chinas era de mucha pobreza debido a la Revolución Cultural. De ahí que Zhao adoptó la política de “aliviar las restricciones”, que permitía a los campesinos plantar libremente cultivos comerciales; renovó la política para permitir la producción de las familias, lo que les permitió tener su propia tierra para cultivar para su propio consumo; y promovió la política de reforma de “la privatización de las cuotas de producción agrícola para los hogares individuales”. Motivados por estos incentivos, los campesinos trabajaron duro y Sichuan disfrutó de varios años de cosechas prósperas. Debido al éxito de sus reformas económicas, Zhao fue reconocido por Deng Xiaoping y otros líderes y, en consecuencia, fue nombrado Primer Ministro a principios de la década de 1980.

Junto con el entonces Secretario General del Partido Comunista, Hu Yao-bang, que también era conocido por su estilo liberal, los dos formaron el llamado “sistema Hu-Zhao” bajo la dirección de Deng, y promovieron vigorosamente planes para la reforma tanto económica como política. En términos generales, Zhao estaba a cargo de la reforma económica y aplicó en todo el país lo que había aprendido de sus logros en Sichuan.

El dilema de la reforma económica de Zhao Ziyang

En resumen, la reforma de Zhao tenía por objeto lograr la privatización. Sin embargo, no sería un proceso fácil ni rápido. Zhao tuvo que tomar una decisión: o bien promover el plan ideológico de los interesados, el Partido, o bien resistir su presión y satisfacer las necesidades del pueblo. Además, a pesar de los recientes logros de Zhao en Sichuan, su experiencia limitada –solo recibió una educación secundaria y nunca vivió fuera de las restricciones de un Estado comunista– hizo que la gente dudara de su capacidad para cumplir una tarea tan enorme. Sin embargo, en la tarde del 19 de septiembre de 1988, después de una década de reformas económicas en China, Zhao tuvo una conversación de dos horas con el premio Nobel y economista liberal Milton Friedman (1912-2006), sobre el tema de “la cuestión de la reforma económica en China”. Fue realmente sorprendente saber que después de la conversación, el reconocido economista chino Steve Cheung comentó que tanto Zhao como Friedman compartían un punto de vista “similar”.

La observación de Cheung queda ilustrada en una “carta de Navidad”, la única escrita por Friedman y su esposa a uno de sus familiares en más de una década. En esta carta, Friedman describía a Zhao como: “Estamos muy impresionados con la sabiduría de Zhao y su liderazgo para llevar a China a una economía más orientada al mercado. Tiene un conocimiento muy profundo de los temas económicos, está decidido a expandir el mercado [y está] dispuesto a intentarlo y aprender. Es humilde y escucha sinceramente las recomendaciones y comentarios de los demás. Mientras tanto, también tiene que salvaguardar la máxima autoridad del PCCh. Para que tenga éxito, esto requiere tácticas muy sutiles. En este momento, se enfrenta a algunos problemas reales, principalmente que la aceleración de la inflación ralentizará el ritmo de la reforma económica”.

En consecuencia, la reforma económica llevada a cabo por Zhao fue efectiva en las primeras etapas. Sin embargo, como su objetivo de salvaguardar la máxima autoridad del PCCh estaba en conflicto con el de un mercado en expansión, era inevitable que se enfrentara a un grave dilema. Además, a Cheung le preocupaba que la reforma económica llevara a China hacia una “gestión clasificada” similar a que ocurrió en India en las primeras etapas de su reforma. Como era de esperar, la reforma terminó en esa dirección. Aunque Zhao estaba bajo arresto domiciliario después del incidente de Tiananmen de 1989, su enfoque de reforma económica progresiva, combinado con la preservación de la máxima autoridad del PCCh, continuaba siendo aplicado por el PCCh. Como resultado, los conflictos finalmente ocurrieron y las situaciones de “corrupción institucional” y la “maldición de los rezagados” aparecieron claramente en China.

El “4 de junio de 1989” y el “25 de abril de 1999”: dos puntos de inflexión de la democratización de China

La “masacre estudiantil del 4 de junio de 1989” fue un punto de inflexión para la transición de China a la democracia. Desafortunadamente, Zhao, que creía firmemente en la reforma interna del PCCh, no se atrevió a desafiar la represión de los estudiantes, organizada por líderes como Deng Xiaoping, Li Peng y Jiang Zemin. En cambio, con las lágrimas en los ojos, persuadió a los estudiantes de la Plaza Tiananmen para que cesaran sus protestas. Poco después, llegaron los tanques del ejército que, sin dudarlo, dejaron atrás los cuerpos ensangrentados de estudiantes inocentes. Zhao fue purgado y puesto bajo arresto domiciliario. Los intentos de democratización en China terminaron en vano.

El “Incidente del 4 de junio” desató la indignación mundial, con países de todo el mundo adoptando sanciones económicas contra China. La economía de la nación, que ya se encontraba en un punto muerto debido a los fracasos monetarios, se desplomó hacia niveles peligrosos. Debido al estancamiento económico, la tasa de desempleo siguió aumentando y el malestar social siguió escalando.

En 1992, el sistema de autocultivación espiritual Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) fue presentado al público. Con sus ejercicios suaves y fáciles de aprender y el énfasis en mejorar el carácter moral de uno, la práctica había atraído a 100 millones de personas en pocos años. Falun Dafa, una antigua forma de qigong, enseña a los practicantes a primero mirar hacia adentro cuando tienen conflictos y a practicar los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia para transformar la hostilidad en armonía.

Con uno de cada doce chinos mejorándose a través de Falun Dafa, muchos problemas sociales en todo el país –causados principalmente por el desempleo– se disolvieron fácilmente. Durante varios años, el régimen chino elogió los beneficios de Falun Dafa para mejorar el bienestar social, pero su posición se volvió gradualmente más hostil antes de la represión oficial que comenzó el 20 de julio de 1999.

El 25 de abril de 1999, unos 10.000 practicantes de Falun Dafa de toda China se reunieron en Zhongnanhai, el complejo gubernamental en Beijing, para pedir al gobierno central que se haga justicia por sus compañeros que habían sido detenidos y por la reciente difamación de la práctica. Con una actitud tranquila y un comportamiento respetuoso, hicieron un llamamiento pacífico y silencioso que no tiene precedentes en la historia china.

El entonces primer ministro Zhu Rong Ji se reunió con representantes de Falun Dafa durante su protesta y les dio una respuesta razonable a sus planteos. Después, los practicantes se fueron de manera ordenada sin dejar ni un solo pedazo de basura en el lugar donde se habían reunido.

La CNN y todos los demás medios de comunicación extranjeros presentes en el lugar quedaron atónitos por el comportamiento pacífico de los practicantes y elogiaron sus esfuerzos. Los periodistas informaron que se trataba del mayor grupo de manifestantes en China desde las protestas estudiantiles de 1989 y reconocieron que la manifestación fue un momento crucial para promover la democracia en China. Los líderes de muchos gobiernos extranjeros y de los ámbitos jurídico y político también consideraron a la manifestación como un modelo de la capacidad de respuesta de China a sus ciudadanos; una segunda oportunidad para la reforma del PCCh hacia la democracia liberal. Sin embargo, los acontecimientos posteriores decepcionaron profundamente a la comunidad internacional.

La represión de Falun Dafa trae un grave desastre

Tres meses después del llamamiento pacífico del 25 de abril, el PCCh inició la “sangrienta represión contra Falun Gong” el 20 de julio de 1999, saboteando cualquier posibilidad de una sociedad armoniosa. Para perseguir a los practicantes de Falun Dafa, el PCCh estableció la Oficina 610 y gastó mucho dinero para obligar a la policía y a todos los ciudadanos de China a denunciar a los practicantes de Falun Dafa. Los practicantes fueron sometidos a arrestos, encarcelamiento, tortura y a la sustracción forzada de sus órganos. Además, para encubrir los hechos de su sangrienta represión, el PCCh no solo vigiló a los medios de comunicación y creó un fuerte ejército cibernético para difamar y calumniar a Falun Dafa, sino que también ofreció sobornos económicos a cambio del silencio de los políticos occidentales. Para sostener los abundantes recursos necesarios para la represión, el PCCh tuvo que mantener un elevado crecimiento del PIB con unos costos de producción mínimos.

Las consecuencias de las fechorías del régimen incluyen:

1. Aumento de fábricas clandestinas en toda China.

2. Productos de consumo baratos, que han contribuido a la deflación mundial.

3. Considerable consumo de recursos naturales por parte de la producción china, lo que eleva el precio de la electricidad y otros recursos y conduce a una “inflación importada”.

4. Una inflación nacional e internacional, debido a los bajos precios de exportación de los productos chinos para que el régimen pueda adquirir grandes cantidades de divisas extranjeras; dicha baja también crea una burbuja monetaria con riesgo de manipulación financiera, que puede provocar desastres financieros globales.

5. El surgimiento de una crisis ambiental, la contaminación del aire y la neblina tóxica a medida que se agotan los recursos naturales.

6. Productos de baja calidad e incluso tóxicos que se venden localmente y se exportan a países extranjeros, lo que resulta en enfermedades, lesiones e incluso la muerte.

7. Se descuidan los derechos humanos, ya que los responsables de la política exterior se ven distraídos intencionalmente por los incentivos financieros de China.

8. La sociedad china está cada vez más corrompida a medida que disminuye la moralidad y la gente se deja llevar por la codicia y el deseo de obtener beneficios personales.

Los efectos negativos de las altas tasas de crecimiento de China han suscitado una gran preocupación entre los expertos en diversos campos desde el comienzo del nuevo milenio. Dejando de lado la autenticidad de estas cifras económicas, la alta tasa de crecimiento en un Estado totalitario se logra consumiendo y desperdiciando recursos naturales. Paul Krugman, galardonado con el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2008, señaló claramente en su artículo “El mito del milagro de Asia”, publicado por Foreign Affairs en 1994, que el rápido crecimiento económico de los países comunistas se basa en el incremento de los insumos y no en el aumento de la producción por unidad de insumo. Tales acciones conducirán finalmente a una disminución de la rentabilidad y a una ralentización del crecimiento por un amplio margen. Por lo tanto, desde el año 2000, el desarrollo económico de China fue descrito como “externamente fuerte pero internamente débil”, “un castillo en el aire”, “un interior podrido bajo una cáscara atractiva” y “a punto de colapsar”.

Es bien sabido que el PCCh es hábil para manipular los recursos humanos. Como el régimen apenas buscó el crecimiento económico en China, los trabajadores chinos son explotados y sus salarios están bajos. La consecuencia de ello es la “deflación” mundial (sobreproducción, precios bajos y mala calidad). Otros países, insatisfechos con las tácticas de China, toman medidas para boicotear, contraatacar e incluso protestar contra el PCCh. Un ejemplo fue la furiosa quema pública de zapatos chinos en septiembre de 2004 en España.

Los productos baratos y adulterados envenenan a la gente

“Un campesino compró semillas de arroz y las plantó. Sin embargo, nada creció de esas semillas porque eran semillas falsas. El campesino enojado trató de suicidarse tomando veneno. Pero no murió porque el veneno era falso. Su esposa compró vino para celebrar que había sobrevivido. Sin embargo, ambos perdieron la vida porque el vino era venenoso”.

La broma anterior circulaba por Internet… Por supuesto, el maltrato de los recursos humanos y los productos baratos y defectuosos de China no es ninguna broma. Los países económicamente robustos de todo el mundo, incluido Estados Unidos, se ven amenazados por los productos de bajo precio fabricados en China. En el número trimestral del Journal of Economic Perspectives de septiembre de 2004, P. A. Samuelson (1915-2009), ganador del Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1970, acuñó el término “falsedad polémica” para denunciar la tercerización de la producción, ampliamente reconocida en aquel momento como una opción útil para promover el crecimiento. Los productos baratos como los “zapatos hechos en China”, señaló, son el resultado de la tercerización y tienen un impacto negativo en el empleo de trabajadores de bajo nivel en Estados Unidos.

Es comprensible si los trabajadores chinos, por su propia voluntad y consentimiento fundamentado, comprometen voluntariamente su bienestar para trabajar en precarias condiciones de trabajo y ganar salarios bajos. El gobierno chino, sin embargo, es un régimen autoritario que no se rige por la ley, sino por las directivas del partido. La mayoría de sus trabajadores no tienen otra opción que ser explotados. Por ejemplo, Lanzhou Zhenglin Farming Foods Company, establecida y financiada por empresas taiwanesas en 1992, exportó sus “semillas grandes de melón seleccionadas a mano de grado AAA” a muchos países. Las semillas de melón fueron producidas por unos diez mil detenidos que se vieron obligados a romper las semillas de melón con los dientes y abrirlas con las manos. A los detenidos no se les pagaba. En invierno, sus manos sucumbían a la congelación y la sarna. Mientras trabajaban sin ningún cuidado médico, la sangre goteaba de sus manos sobre las semillas de melón. Sus dientes y uñas fueron destruidos (informe de La Gran Época del 13 de septiembre de 2004).

Tras los informes de neumáticos, pastas dentales y trenes de juguete defectuosos hechos en China, un informe del New York Times del 29 de junio de 2007 enumeró cinco tipos de pescados y mariscos (bagre, corvina, camarón, dace y anguila) que se descubrió contenían antibióticos dañinos y que EE. UU. incluyó en la lista de productos tóxicos. Vale la pena señalar que estos informes no son solo incidentes aislados, sino que continuaron apareciendo en todo el mundo, uno tras otro. Muchos informes de los medios de comunicación occidentales han observado que China, como la fábrica del mundo, plantea graves amenazas a la salud mundial.

¿Cuándo terminará la catástrofe del agotamiento de los recursos globales?

Antes de que el público supiera de los productos tóxicos de China, la economía emergente del régimen obtuvo elogios favorables de casi todos los rincones del mundo. Aparecieron algunas advertencias, pero fueron ignoradas. Cuanto más aumentaba la tasa de crecimiento de China, más mercados locales e internacionales consumía; el régimen se aseguraba de satisfacer la demanda sin importar las consecuencias ambientales o humanas. La desigualdad social y la angustia en la sociedad china –problemas antes ocultos a la comunidad internacional– se volvieron cada vez más graves y evidentes a medida que surgían informes de trabajadores esclavos y la disparidad entre ricos y pobres se volvía más extrema. El PCCh utilizó su poder financiero como medio de coerción e incentivo a cambio de productos de tecnología avanzada, lo que obligó a algunas empresas como Yahoo! a ayudar al PCCh a llevar a cabo la vigilancia nacional. Como resultado, la libertad de expresión, los derechos humanos y la libertad política en China han empeorado. Además, los sobornos del PCCh para silenciar a los políticos extranjeros hicieron que toda la comunidad internacional permanezca muda ante las violaciones de los derechos humanos por parte del PCCh. Algunos incluso se convirtieron en cómplices.

El impacto del rápido crecimiento de China sobre el medio ambiente y los recursos naturales ha atraído la atención de todo el mundo. Un informe de la organización Greenpeace del 19 de octubre de 2005 señalaba que China se convirtió en el mayor contribuyente a la destrucción de los bosques tropicales: “Casi cinco de cada diez troncos de madera dura tropical” de los bosques tropicales amenazados del mundo fueron enviados a China ese año. Además de causar deforestación global, la demanda de granos, carne, hierro y carbón de China ha superado a la de Estados Unidos, lo que convierte a China en el mayor consumidor del mundo. Esto no terminará hasta que cambiemos rápidamente el modo de desarrollo en China. Si no lo hacemos, los desastres en el mundo serán extensos y devastadores.

Además de la industria de exportación, la infraestructura a gran escala, es decir, los proyectos de construcción, en toda China consumen todavía más recursos. Estos proyectos son vehículos de colisión –y potencialmente de corrupción– entre los sectores público y privado. Mientras China sigue adelante con estos proyectos masivos para construir su PIB, el exceso de oferta e inversión y la enorme escasez de demanda de sus actividades han creado serios problemas que inevitablemente contribuirán a una deuda prohibitiva y a la construcción de edificios sin uso.

Al desarrollar su economía a expensas de sus preciosos recursos, el PCCh ha llevado al mundo a un punto crítico. La cruda realidad de la disminución de las ganancias se produjo tras la competencia por los recursos entre China y otros países. El crecimiento económico de China disminuirá profundamente en un futuro próximo, lo que perjudicará tanto al pueblo chino como al resto de nosotros. Por lo tanto, por el bien de toda la humanidad, esperamos sinceramente un cambio inmediato del modelo de desarrollo económico de China. Solo a través de la democracia, la libertad y los mercados abiertos podremos salvarnos.

En conclusión, el PCCh debe desintegrarse, el capitalismo rojo de China debe convertirse en una economía de mercado pura, y China debe convertirse en un país democrático. De lo contrario, los desastres humanos se intensificarán y la destrucción de las sociedades civiles será inevitable.

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