Xi Jinping da a entender un cambio de postura del régimen hacia Falun Gong

09 de mayo de 2016 1:45 AM Actualizado: 09 de mayo de 2016 9:04 AM

El Partido Comunista Chino tiene una larga lista de días «sensibles», o fechas de eventos que el régimen considera políticamente amenazantes. En esos días sensibles y en el período previo, el aparato de seguridad del Partido se vuelve inusualmente vigilante, y a menudo lleva a cabo redadas y medidas severas con las personas que están relacionadas con los eventos.

Los objetivos incluyen a activistas de la democracia en el aniversario del 4 de junio, cuando tanques aplastaron a estudiantes activistas en Beijing en 1989, y a practicantes de Falun Gong el 25 de abril. Sin embargo, este año en la fecha del aniversario 17 de la apelación pacífica de Falun Gong en Beijing, Xi Jinping, el líder del partido, se desvió y no dio instrucciones precisas.

A través de una serie de gestos políticos inusuales, Xi Jinping, parece que hizo una insinuación para salir de la política de su predecesor hacia la persecución de la disciplina espiritual Falun Gong, un grupo muy grande  destinado a la eliminación en 1999, poco después de que hicieran una apelación al gobierno central.

Las recientes acciones de Xi Jinping, que incluyen comentarios moderados sobre cómo tratar a los peticionarios, la purga de algunos agentes de seguridad particularmente difíciles, exigiendo que las fuerzas de seguridad se comporten con honestidad, y lo que raya en comentarios conciliadores sobre la religión en China, aunque sutil, indica, en un aniversario tan sensible, un cambio potencial en la postura y el énfasis de las políticas de statu quo del Partido.

Beijing, 1999

El 23 de abril de 1999, 45 practicantes de Falun Gong fueron agredidos y detenidos por la policía en Tianjin, una ciudad cerca a 90 millas de Beijing, ya que participaban en una protesta pacífica en la Universidad Normal de Tianjin. Los practicantes pedían que el académico He Zuoxiu se retractara de un artículo que difamaba a Falun Gong, una práctica de auto-cultivación que consiste en ejercicios lentos y enseñanzas de verdad, compasión y tolerancia.

He Zuoxiu, para entonces un comprometido enemigo de Falun Gong, es el cuñado de Luo Gan, el entonces jefe de seguridad pública, que durante años persiguió a Falun Gong. La práctica se había extendido libremente en China a lo largo de la década de 1990, la mayor parte del tiempo con el apoyo tácito o explícito de diversas entidades estatales; un gran número de miembros del Partido Comunista se contaban entre los practicantes, y estaban emocionados con la recuperación de las tradiciones antiguas en la China moderna.

Todo esto fue visto por algunos de la línea dura, Luo Gan entre ellos, como una amenaza a la seguridad ideológica y política del régimen.

Tras la noticia del 23 de abril por extensas detenciones, un gran número de practicantes decidieron peticionar a las autoridades centrales en Beijing, lo cual se realiza en la Oficina de Cartas y Llamadas, lugar adyacente a la casa de gobierno del Partido de Zhongnanhai. El 25 de abril, la policía de Beijing bloqueó el acceso a la oficina, y más de 10.000 practicantes llegaron cerca de Zhongnanhai, el complejo residencial y  la oficina de los principales líderes del Partido y una zona sensible en Beijing.

En la tarde, el primer ministro Zhu Rongji apareció y accedió a hablar con los representantes. El asunto parecía estar resuelto después del anochecer.

Sin embargo, el jefe del Partido, Jiang Zemin, estaba furioso, y pronto declaró la apelación «el más grave incidente político desde el 4 de junio».

En una carta enviada al Politburó esa noche, Jiang Zemin declaró: «¿Es posible que los miembros del Partido Comunista que estamos armados con el marxismo, y la creencia en el materialismo y el ateísmo, no podamos derrotar este asunto de Falun Gong? Si esto es así, ¿no sería la mayor broma en la tierra? »

Ese verano, el 20 de julio, Jiang ordenó al aparato legal y de seguridad del régimen para que suprimiera a Falun Gong. «Arruinen su reputación, llévenlos a la bancarrota financiera, y destrúyanlos físicamente», fueron las órdenes dadas a la policía, según numerosos informes de practicantes de Falun Gong quienes dijeron que la policía les había dicho esto.

De acuerdo con Minghui.org, un centro de intercambio de información sobre la persecución, más de 3.900 practicantes han sido perseguidos hasta la muerte, y cientos de miles más languidecen en prisión desde el 20 de julio de 1999, el inicio formal de la campaña anti-Falun Gong. Los investigadores estiman que cientos de miles de practicantes han sido asesinados por sus órganos como parte de una industria estatal de trasplante de órganos espantosa.

Desde 1999, los aniversarios del 25 de abril y del 20 de julio a menudo han visto a la policía por toda  China irrumpir en las casas de los practicantes y hacer detenciones.

Peticiones y el Sistema de Seguridad

Es en este contexto que subyace la importancia de los gestos recientes de Xi Jinping, que bien podrían ser sutiles.

Peticionar, es decir, quejarse a los niveles superiores de gobierno se convirtió rápidamente en el principal medio con el que los practicantes de Falun Gong apelaron al régimen. Una vez que quedó claro que este método seria manejado con represalias violentas, éstos cesaron en gran proporción. Los peticionarios aún son una gran cantidad de chinos privados de sus derechos que son tratados a menudo sin ley y anárquicamente por las fuerzas de seguridad del Partido.

El 21 de abril, Xi Jinping, dijo que está en los intereses del régimen chino «resolver amigablemente las apelaciones razonables y legales de las masas» que presenten peticiones, según un comunicado difundido por el portavoz de la agencia estatal de noticias Xinhua. El primer ministro chino, Li Keqiang, agregó que el régimen debe «esforzarse por disipar los conflictos y proteger los derechos legales» de los peticionarios.

Cerca del aniversario del 25 de Abril, Xi Jinping, apuntó al aparato de seguridad del régimen.

Bajo el ex zar de seguridad Luo Gan, la Comisión de Asuntos Políticos y Legales (PLAC): un pequeño pero poderoso órgano del Partido que controlaba la policía, las cárceles y los tribunales, había desempeñado un papel fundamental en la organización del así llamado «asedio de Zhongnanhai «, y la persecución a Falun Gong.

La policía de Beijing había dirigido deliberadamente a los practicantes de Falun Gong a las calles alrededor de Zhongnanhai, y la oficina 610, una organización extralegal establecido específicamente para supervisar la persecución, quedó bajo la competencia del PLAC.

En la víspera de este 25 de abril, cuatro altos funcionarios de seguridad, incluido el secretario del Partido del PLAC en la provincia de Hebei, Zhang Yue, fueron purgados. Zhang es considerado responsable de la tortura del practicante de Falun Gong Liu Yongwang, quien estuvo atado a una tabla, azotado con cinturones de cuero y electrocutado con bastones eléctricos.

Al día siguiente, el jefe del PLAC, Meng Jianzhu, le dijo al jefe de seguridad pública, al presidente del Tribunal Supremo, al fiscal general, y a otros funcionarios de seguridad del Partido comunista  reunidos en una reunión a nivel nacional, que Xi Jinping estaba una vez más exigiendo que el aparato de seguridad siga siendo un grupo profesional y disciplinado, un contraste implícito con el feudo corrupto, de los rivales políticos de Xi.

Religión

Lo que quizás es el gesto más evidente de Xi es presidir una conferencia sobre religión, el 22  y el 23 de abril, la primera reunión de alto nivel sobre el tema realizada en 15 años y en el aniversario de las primeras detenciones a gran escala de Falun Gong.

Los líderes del Partido típicamente dirigen reuniones de trabajo para establecer o cambiar la dirección política. Mensajes claves suelen ser enterrados entre  lenguajes  pesados y rígidos,  pero pueden ser desenredados a través de  un estrecho análisis sintáctico de la lengua y el tono utilizado.

Al presidir la conferencia sobre religión en 2001, Jiang Zemin dejó claro que el régimen debería dominar por completo a los grupos religiosos, los cuales plantean una amenaza existencial para la «estabilidad» del régimen comunista. Jiang añadió que «las religiones desviadas» deben ser suprimidas, la conclusión lógica de sus esfuerzos a principios de ese año de unir a las cinco religiones reconocidas en China contra Falun Gong y la puesta en escena de una auto-inmolación en la Plaza Tiananmen para vilipendiar a la disciplina espiritual.

Algunas de las declaraciones de Xi en la conferencia han sido vistas como nada nuevo. Por ejemplo el mensaje de «decididamente  protegerse contra las infiltraciones del extranjero a través de medios religiosos», se destacó como otro ejemplo de su postura de línea dura. Sin embargo mensajes de este tipo, son repetitivos en la retórica del Partido. Incluso dentro de las restricciones ateístas en la ideología oficial del Partido, grados de tolerancia son posibles.

En la reciente reunión sobre asuntos religiosos, Xi Jinping, dijo que las enseñanzas religiosas pueden «enriquecer» y deberían ser «armonizadas» con la cultura china. Añadió que el Partido debe proactivamente «guiar» a los grupos religiosos, y que el gobierno en la labor religiosa debe llevarse a cabo de conformidad con la ley. Está ausente del discurso de Xi cualquier mención a «religiones del mal», y el tono general que adoptó pareció mucho más conciliador a la postura combativa de Jiang.

El artículo de Xi en la reunión sobre la labor religiosa tomó tres cuartas partes de la primera página del  diario estatal Diario del Pueblo, mientras que la de Jiang en el 2001 tomo sólo un tercio de página, una indicación de que Xi espera que sus observaciones sean tomadas en serio.

El Diario del Pueblo y los titulares de Xinhua dijeron: «Nuevas condiciones mejoran los estándares del trabajo religioso».

¿Un indicio de cambio?

Desde que llegó al poder en 2012, una serie de acciones, que Xi Jinping tomó han tenido un efecto, ya sea intencional o no, de aliviar la carga de la persecución sufrida por los practicantes de Falun Gong.

Como el mayor grupo de presos de conciencia en China, y el único grupo que es perseguido por una agencia secreta de alto nivel específicamente encargada de su eliminación, los practicantes de Falun Gong durante años han constituido la mayoría de los ocupantes de los campos de trabajo y otros lugares de detención. También han constituido la mayoría de los casos reportados de tortura, de acuerdo con el Relator Especial de la ONU sobre tortura.

Pero en diciembre de 2013, el sistema de campos de trabajo que mantuvo a los practicantes de Falun Gong durante tanto tiempo fue abolido formalmente. Por supuesto, quedaron los aún  menos regulados «centros legales de educación» (coloquialmente conocidos como centros de lavado de cerebro). Sin embargo, uno de los principales instrumentos de la represión de Falun Gong había quedado sin efecto.

Xi también ha supervisado la promoción de reformas legales que han hecho a los tribunales chinos más responsable con el manejo de Falun Gong y otros casos, y alrededor de China los practicantes han sido capaces de presentar denuncias penales contra Jiang Zemin sin encontrarse con violencia sistemática y directa.

Mientras que muchos demandantes han sido detenidos y maltratados, y otros han quedado totalmente solos, cualquiera de los casos forma una gran diferencia a las brutales muertes por torturas que cayeron sobre los que intentaron procesar a Jiang hace más de una década.

La campaña contra la corrupción de Xi Jinping, también ha sido testigo de numerosos funcionarios de alto nivel del Partido que cayeron en desgracia  y fueron encarcelados, estos construyeron sus carreras con base en la persecución a Falun Gong. Incluso los cuadros de élite que antes se consideraban intocables como el zar de seguridad Zhou Yongkang, el jefe de la oficina 610 Li Dongsheng, y el ambicioso jefe de Chongqing, Bo Xilai, todos los cuales están implicados en la persecución a Falun Gong, han sido purgados.

La persecución a Falun Gong ha sido extremadamente costosa para la imagen del Partido Comunista, los recursos empleados para ejecutarla, y la existencia de tal vez decenas de millones de ciudadanos chinos privados de derechos que se niegan a abandonar su fe, e insisten en que sean reivindicados, han formado una circunscripción social determinada para influir en las decisiones de los funcionarios y los políticos.

También hay un gran grupo de educados diásporas chinos que practican Falun Gong, y trabajan de forma permanente para arrojar luz sobre la persecución; ellos impactan directamente a los funcionarios del Partido, a través de cartas, faxes, correos electrónicos y llamadas telefónicas.

Mientras que Xi Jinping, nunca ha hecho declaraciones públicas acerca de Falun Gong, el caso de Falun Gong en muchos de los movimientos políticos que ha hecho desde que llegó al poder son imposibles de ignorar. Todos los gestos más recientes, tienen lugar alrededor del 25 de abril,  dejando un mayor espacio hasta ahora para una interpretación de lo que Xi está indicando de alguna manera. Sin embargo, indicar a dónde nos llevará, no está claro aún.

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