Guerra mosaico: La nueva estrategia militar de DARPA
En los laboratorios secretos del Pentágono, las mejores mentes brillantes de las fuerzas armadas están trabajando en un nuevo sistema de combate.
Su novedosa visión de la guerra no consiste en fabricar equipos más grandes, más rápidos o incluso de mayor tecnología. En cambio se trata de conseguir numerosos sistemas más pequeños, más baratos y tal vez de menor tecnología y desplegarlos de una manera radicalmente nueva.
El término oficial es guerra de mosaico, pero algunos estrategas lo comparan con Lego.
“Al igual que los bloques de Lego que encajan casi universalmente, las fuerzas de Mosaico pueden integrarse de forma que se crean paquetes [o estructuras] que puedan apuntar eficazmente al sistema de un adversario con la suficiente superposición para tener éxito”, dice un estudio del Instituto Mitchell (pdf), publicado en septiembre.
La guerra en mosaico es la solución de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) ante la creciente capacidad militar de China.
Los generales chinos han perfeccionado su fuerzas militares para paralizar el cerebro y el sistema nervioso de las fuerzas armadas estadounidenses, una estrategia conocida como Guerra de Destrucción de Sistemas. También han invertido mucho en sistemas de misiles de largo alcance y sistemas antiaéreos que amenazan a los portaaviones y aviones de combate estadounidenses.
En los simuladores de guerra realizados por analistas estadounidenses, China suele derrotar a Estados Unidos en algunos escenarios de guerra en el Pacífico.
Con sus portaaviones, cazas y sistemas de mando que ya no pueden garantizar el dominio, las fuerzas armadas de Estados Unidos se están renovando en general.
Los sistemas de armas más potentes de Estados Unidos tienen múltiples capacidades. El F-35, por ejemplo, tiene lanzamisiles, sensor de radar, sistema de reconocimiento furtivo, sistema de búsqueda de objetivos y mucho más.
Con la guerra Mosaico, en lugar de disponer de un número limitado de los últimos dispositivos de alta tecnología, los comandantes militares tendrían el equivalente estratégico de innumerables bloques de construcción. Algunos no serían tripulados.
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