Escucha llantos cruzando el lago, cuando se acerca 7 bolas de pelo le roban el corazón
Un hombre creía que los gritos que venían de su patio trasero eran solo lobos peleando, pero cuando investigó un poco más, encontró siete pequeñas bolas de pelo abandonadas.
Vivir más cerca de la naturaleza es relajante. El aire es puro, no hay casi ningún coche ruidoso andando a todas horas y el paisaje es precioso. Sin embargo, hay algunas ventajas y desventajas de este estilo de vida y los beneficios se presentan como desafíos adicionales, como la situación de manejar la población de animales silvestres.
Junior Cook y su amigo Leon Colombe se encontraron con uno de estos desafíos. Los dos estaban relajándose en el patio de Junior, en Cross Lake, Manitoba, en Canadá, cuando oyeron algo raro. Atrás de la casa de Junior hay un lago, desde allí se escucharon algunos gritos que provenían del otro lado de la costa.
Junior agarró un par de binoculares y buscó la fuente. Eventualmente, vio un grupo de formas negras corriendo por ahí, pero fue incapaz de ver lo que eran.
Según Deborah Vandekerkhove, directora del refugio de rescate de animales de Norway, una organización de rescate con sede en Winnipeg, Manitoba, Junior creía que se trataba de una manada de lobos que se peleaban o jugaban, entonces lo ignoró.
«No pensaron en ello y a la mañana siguiente, cuando se despertaron, volvieron a oír los sonidos», dijo Deborah a The Dodo.
Junior sabía que este tipo de comportamiento es inusual para una manada de lobos, así que «tomaron sus binoculares y vieron algunas figuras oscuras en una isla, así que pensaron que iban a navegar para ver lo que pasaba. A medida que se acercaban a la isla, empezaron a grabar y se dieron cuenta que los animales eran cachorros», dijo Deborah.
Hallaron a siete pequeños cachorros negros de 4 meses de edad que lloraban cuando el barco de Junior llegó a la orilla, y no les llevó mucho tiempo darse cuenta que el grupo estaba hambriento. «En el lugar solo hay algunos abetos, rocas, mucha hierba alta y gruesa», dijo Deborah. «No hay nada que pudieran comer o beber».
Los dos amigos llevaron una pequeña cantidad de comida y durante los dos días siguientes trabajaron para ganarse la confianza de los cachorros que parecían estar perdidos desde hace semanas. Transportaron agua, perreras y más comida a la pequeña isla, y se pusieron en contacto con Deborah y le informaron de la situación.
Una vez que el grupo se sintió lo suficientemente cómodo con León y Junior, los dos los llevaron al otro lado del lago en su bote y los transportaron a un hogar adoptivo. Los siete cachorros obtuvieron nombres del popular programa de televisión «La Isla de Gilligan»: Gilligan, Skipper, Ginger, el profesor, Mary Ann, Thurston Howell III y la señora Howell.
«Tardaron dos días en ganar su confianza, aunque las dos cachorras necesitaron un poco más de trabajo para saber que los humanos no estaban allí para hacerles daño, a los otros les va de maravilla, son muy sociables», dijo Deborah. «Hay un par de chicos, Skipper y Gilligan, que son casi inseparables».
Los cachorros fueron trasladados al centro de rescate de mascotas de Winnipeg, donde los veterinarios los evaluaron durante las siguientes semanas, antes de enviarlos a sus hogares para siempre.
Gracias a Junior y Leon por tropezar con este adorable grupo de bolitas de pelo y ¡salvarles la vida!
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