Migrantes con destino a EE. UU. se enfrentan violentamente en la frontera entre Guatemala y México
Un nuevo grupo de migrantes con destino a los Estados Unidos se enfrentó a las autoridades mexicanas, en la frontera entre México y Guatemala, el domingo 28 de octubre.
Según los informes, el grupo rompió una puerta en la frontera de Guatemala con México en Tecun Uman. Los socorristas locales dijeron que las fuerzas de seguridad utilizaron balas de goma contra los migrantes y que una persona, el hondureño Henry Adalid de 26 años, murió. Seis policías resultaron heridos, informó Reuters.
El ministro del Interior de México, Alfonso Navarrete, dijo a los reporteros el domingo por la noche que la policía federal no tenía armas, ni siquiera para disparar balas de plástico. Añadió que algunos de los migrantes tenían armas, mientras que otros tenían cócteles Molotov, y que esta información había sido transmitida a otros gobiernos centroamericanos.
El gobierno de Guatemala expresó en un comunicado que lamentaba que los migrantes no aprovecharan la oportunidad del diálogo y, en cambio, lanzaron piedras y botellas de vidrio a la policía.
Varios miles de migrantes centroamericanos planeaban reanudar su viaje por el sur de México antes del amanecer del 29 de octubre, según AP.
El nuevo grupo, cuyos miembros se llamaban a sí mismos la segunda caravana, se reunió en el puente internacional que lleva de Tecun Uman a México. Los bomberos guatemaltecos confirmaron que un hondureño de 26 años murió por una bala de goma que le golpeó la cabeza, según AP.
Con relación a los incidentes violentos, la Cancillería de Honduras en un comunicado le recordó a los migrantes de la caravana que: “Los países en tránsito están autorizados por el derecho internacional para ejercer su soberanía, aplicando sus leyes migratorias por medio de sus autoridades y que por tanto deben ser rigurosamente respetadas”.
En la conferencia de prensa, a última hora del domingo, el secretario del Interior mexicano Alfonso Navarrete Prida negó que las fuerzas de su país fueran responsables.
Dijo que la policía federal mexicana y los agentes de inmigración ilegal fueron atacados con piedras, botellas de vidrio y fuegos artificiales cuando los migrantes entraron por una puerta en el lado mexicano de la frontera, pero que ninguno de los oficiales estaba armado con armas de fuego ni nada que pudiera disparar balas de goma.
«México no criminaliza la inmigración indocumentada», afirmó.
Raúl Medina Meléndez, jefe de seguridad del pequeño municipio del estado de Oaxaca, dijo que el pueblo estaba distribuyendo sándwiches y agua a los migrantes que acamparon en la plaza central el sábado por la noche cuando un hombre con un megáfono pidió a la gente que esperara su turno.
Algunos insultaron al hombre del megáfono y luego lo atacaron, dijo Medina. La policía rescató al hombre mientras lo golpeaban y lo llevó a un hospital para que recibiera tratamiento, aunque su estado no estaba inmediatamente claro.
De acuerdo con AP, el domingo, varios en la caravana se acercaron a los micrófonos para denunciar el ataque.
«¿Así es como nos vamos a comportar siempre?», preguntó una mujer de Honduras.
El grupo planeaba partir el lunes por la mañana hacia Niltepec, a 53 kilómetros al noroeste del estado de Oaxaca.