Nada 163 km recaudando fondos contra el cáncer: así quedaron sus manos y pies por su heroico esfuerzo

23 de agosto de 2018 Noticias

El nadador holandés Maarten van der Weijden, campeón olímpico en Beijing 2008 en 10 kilómetros de aguas abiertas, protagonizó el pasado fin de semana un desafío inédito. Afrontó nadar 4 días sin parar, durante 55 horas, tratando de nadar 200 kilómetros en el mar del Norte de Holanda.

Muy cerca de conseguir su sueño, y aconsejado por los médicos, tuvo que retirarse cuando acumulaba 163 kilómetros. Su cuerpo ya no daba más. Solo hay que ver las fotos de cómo terminaron su pies y sus manos.

Antes de proclamarse campeón olímpico y mundial, Maarten van der Weijden superó una leucemia linfática aguda a mediados de la década pasada, y se sometió a varios tratamientos de quimioterapia. También pasó por el quirófano para un trasplante de células madre.

Ahora, en su icónica ruta, debía atravesar 11 pueblos en el norte de Holanda con el objetivo de recolectar más de 4 millones de euros en fondos para la investigación contra el cáncer.

Weijden utilizó tecnología de punta para afrontar este reto. Estuvo usando una píldora que sirve como termómetro para que su equipo médico pudiera monitorear su temperatura. Ademas usaba un traje que le brindaba varios niveles de calor, e incluso utilizó unos lentes especiales que le permitían ver en la oscuridad, y también le ayudaban a no quedarse dormido.

Weijden comenzó su odisea el pasado sábado 18 de agosto a las 4:00 am, y a lo largo de su recorrido se encontró con miles de fanáticos que apoyaban su causa.

Tanto era el apoyo hacia el nadador de 37 años, que sus seguidores se montaron en los autos e iban a su lado para iluminar el agua en las noches, y fue alzado por grúas para poder pasar los canales cerrados a lo largo de la ruta. Aquellos que no pudieron acompañar el recorrido, siguieron su progreso gracias a una transmisión en vivo por la emisora nacional NOS.

Luego de 163 kilómetros y 4 días en el agua, el equipo médico de Weijden le aconsejó abandonar su objetivo. El nadador se quedó dormido en el agua, sufrió de un descontrol de sal en su sistema y de una extrema corrugación en sus manos y pies.

En Beijing, tras bajarse del podio con el oro, recordó las horas en el hospital. «El hecho de estar tumbado en una cama te enseña a ser paciente y ésa fue casi la misma estrategia por la que opté aquí. Esperar mi oportunidad», recordó el holandés.

Ahora con este nuevo desafío, casi consigue alcanzar su meta, aun así, a lo largo de su recorrido logró recaudar más de 3,5 millones de euros, además de robarse el corazón de todos.