‘Pequeño Messi’ afgano deja su hogar, el balón y las camisetas por amenazas de talibanes
El “pequeño Messi”, el niño afgano que se hizo popular en 2016 en las redes sociales después de aparecer con una camiseta hecha de plástico y el número 10 del futbolista argentino, está escapando de las amenazas de los talibanes.
Por la fama, el niño Murtaza Ahmadi de siete años se transformó en el foco de algunos guerrilleros, y hace dos semanas se vio forzado a dejar su casa en el sureste de Afganistán para trasladarse con su madre a una pequeña habitación en Kabul, informó su familia a la agencia Efe el 4 de diciembre.
Murtafa llegó a conocer en persona a su ídolo argentino Lionel Messi. El recuerda emocionado que pudo estrechar su mano y recibir de su part, dos camiseta firmadas del campeón y un balón, pero todo quedó en su casa, donde aún permanece el padre, que es agricultor.
«Las dejamos detrás en Jaghori«, explicó el niño a Efe. «No pudimos traerlas porque dejamos la casa durante la noche, y mamá me pidió que dejase la pelota y las camisetas».
“Militantes en la región estuvieron llamando y diciendo: ‘Te has vuelto rica, paga el dinero que recibiste de Messi o nos llevaremos a tu hijo'», dijo su madre Shafiqa de 38 años, a la agencia de noticias AFP, según BBC.
El hermano mayor, Humayoon Ahmadi de 17 años, declaró que «después de que Murtaza conoció a Messi en Catar, la situación se volvió complicada y vivíamos con miedo, porque la gente de nuestro entorno pensaba que Messi nos había dado un montón de dinero».
«A causa de todo esto, temíamos que lo secuestraran y prácticamente encerramos a Murtaza en la casa y no lo enviamos a la escuela durante dos años», explicó.
En tanto en 2016 la familia intentó asilarse en Pakistán para resolver su vida, pero la solicitud fue rechazada. Cuando volvieron al hogar, el conflicto armado en la región se intensificó.
Desde agosto pasado unas 300.000 personas han huído de sus casas y viven en condiciones difíciles apoyadas por el Gobierno, reportó Efe.
Las fuerzas de seguridad afganas dijeron que expulsaron a los insurgentes cerca del hogar, pero la familia, que es musulmana de origen chiita -hazara, puede ser un objetivo para fuerzas sunitas, y decidió no regresar.
En Kabul, la madre y los hijos reciben ayuda de Organizaciones no Gubernamentales, y Murtaza sueña con volver a ver a Messi y jugar a la pelota como lo hacía en su pueblo natal.
«Messi me dijo: ‘cuando seas un poco mayor, arreglaré las cosas para ti'», dijo el niño a Efe.