Surfear olas en Nazaré es uno de los intentos más arriesgados que un surfista puede hacer
Una vez más los surfistas se lanzaron al agua en Nazaré, Portugal, para hacer frente a algunas de las olas más grandes del mundo, el viernes 9 de noviembre.
Entre los meses de noviembre y marzo, en el pueblo costero de Nazaré a 120 kilómetros al norte de Lisboa, se concentran los surfistas buscando olas. No son unos surfistas cualesquiera, son aquellos que practican el surf extremo.
Ellos tienen que mantenerse de pie sobre las olas más descomunales del mundo.
El fenómeno de las olas gigantes allí, se debe al Cañón de Nazaré, un valle submarino de una profundidad de unos 5.000 metros y una extensión de 230 km.
Su forma de embudo, estrechándose en la Playa do Norte, es la que provoca las enormes olas que han alcanzado alturas de 30 metros, ideales para el surf más extremo.
Por tal razón, Nazaré ha sido escenario de muchos récords de surf, pues la altura masiva de las olas causada por el cañón submarino aumenta el oleaje.
La historia comenzó con una ola
Una ola gigantesca de casi 24 metros de altura que emergió en la Playa do Norte, el 1 de noviembre de 2011.
Esa ola no surgió en vano. La leyenda del surf, el hawaiano Garret McNamara, la atrapó, y ello se convirtió en el famoso récord de 23,8 metros de McNamara en Nazaré.
Desde entonces, todo el mundo conoce Nazaré como la capital de las olas gigantes.
Su récord estuvo vigente por 6 años, hasta que en noviembre del año pasado el brasileño Rodrigo Koxa se subió sobre una ola de 24,4 metros.
Pero su gloria duró poco.
La última persona en reclamar el récord fue el surfista portugués Hugo Vau, cuyo viaje en una ola potencial de 35 metros, en enero de este año, está a la espera de verificación oficial.
De ser válida su hazaña, lo convertiría en el surfista que logra domar la ola más grande jamás vista hasta la fecha.
El surfista, de 36 años, cabalgó la ola gigante de 35 metros durante 40 segundos.
“Sentía que me perseguía una avalancha”, afirmó el portugués tras lograr la proeza de Nazaré, según El País. “Era un día terrible con mucho viento”, contó.
Ese día medio país estaba con alertas marítimas, los pesqueros estaban amarrados, y dos días antes se había sentido un terremoto.
“Estuvimos más de tres horas en el agua. Yo había intentado varias veces coger ola, pero era imposible por la mala visibilidad y los fuertes vientos”.
Como el día y la noche
Nazaré tiene del otro lado de la playa do Norte una espléndida playa de arena con forma de media luna, en el barrio de Sítio.
Como el día y la noche, esta otra playa de Nazaré se diferencia de playa do Norte porque es totalmente calma y apta para los bañistas.
Cuando hay mal tiempo se cierra la playa, pero es justo el momento ideal para los surfistas del otro lado.
El Faro de Nazaré, separa ambas playas, la de la ciudad baja, tranquila y urbana, y la del surf, abierta a la fuerza extrema del Atlántico, y al poder de la adrenalina.