Tras la revelación de la orden de espionaje FISA, Trump pide poner fin a la investigación de Mueller
El presidente Donald Trump está pidiendo el fin de la investigación que realiza el abogado especial Robert Mueller después de revelarse que el FBI utilizó información no verificada y engañó al Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera para obtener una orden con el objetivo de espiar su campaña presidencial.
«¡Deben abandonar ahora la desacreditada caza de brujas de Mueller!», escribió Trump en su Twitter el 23 de julio.
En mayo 2017, luego que Trump despidiera al entonces director del FBI, James Comey. El exdirector del FBI Robert Muiller fue nombrado como consejero especial para continuar la investigación que estaba realizando la agencia de inteligencia sobre una presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
Los registros de vigilancia desclasificados, sin embargo, muestran que la investigación de la agencia de inteligencia estaba contaminada con parcialidad política.
Los documentos revelan que el FBI, en su solicitud de una orden de espionaje FISA (Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera) contra Carter Page, voluntario de la campaña presidencial de Trump; a sabiendas se basó en una información pagada y ordenada por la campaña presidencial de Hillary Clinton y del Comité Nacional Demócrata (DNC).
El FBI dejó al Tribunal a oscuras sobre los orígenes de la información, exceptuando mencionar que provenía de un opositor político.
La información utilizada por el FBI para justificar la aplicación de la orden FISA vino del exespía británico Christopher Steele, que había sido contratado por Fusion GPS, una firma a su vez contratada por la campaña presidencial de Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata, a través del bufete de abogados Perkins Coie.
El «Expediente Steele» es una serie de notas producidas por Steele que dependen casi exclusivamente de fuentes vinculadas al Kremlin. Las afirmaciones contenidas en el expediente no han sido corroboradas.
A pesar de admitir bajo juramento que la evaluación del FBI consideraba al expediente como «salaz y no verificada», el propio Comey firmó la orden FISA.
Las órdenes FISA permiten realizar un espionaje altamente intrusivo, incluso en todas las comunicaciones digitales, como correos electrónicos y conversaciones telefónicas, así como el acceso a registros bancarios y otra información personal. También permiten el uso de escuchas telefónicas y otros dispositivos de grabación.
Las órdenes también se pueden usar para vigilancia retroactiva, lo que significa que se puede acceder a comunicaciones capturadas por la Agencia de Seguridad Nacional bajo la Sección 702, que incluye casi todas las comunicaciones digitales.
Si bien la orden FISA se obtuvo para vigilar a Page, es muy probable que el FBI haya utilizado la orden para espiar a otros miembros de la campaña presidencial de Trump, incluidos Donald Trump mismo y los miembros de su familia.
Bajo la llamada «regla de los dos saltos», las órdenes FISA permiten espiar a individuos dentro de los dos grados de separación del objetivo original. Esto significa que cualquier persona en contacto con Page, y cualquier persona en contacto con ellos, podría haber sido vigilada.
No está claro cómo el FBI utilizó la información que obtuvo mediante el espionaje de la campaña de Trump y si la información se distribuyó incorrectamente.
El FBI, sin embargo, ha tenido problemas con el manejo de comunicaciones de los estadounidenses obtenidas bajo la orden FISA. Un informe ultrasecreto desclasificado de la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera publicado en abril de 2017, reveló abusos sistemáticos por parte del FBI en el manejo de datos confidenciales.
Según el informe, el FBI había proporcionado acceso a 702 datos brutos obtenidos bajo una orden FISA a contratistas privados, en violación de los procedimientos destinados a salvaguardar los datos. En algunos casos, los contratistas mantuvieron el acceso a los 702 datos incluso después de concluir su trabajo para el FBI.
Parcialidad de los investigadores
El inspector general del Departamento de Justicia encontró un fuerte sesgo anti Trump entre algunas de las personas clave involucradas en la investigación del FBI y más tarde en la investigación de Mueller.
Los mensajes de texto obtenidos por el Inspector General mostraron que el agente del FBI Peter Strzok, agente principal en la investigación de contrainteligencia sobre la supuesta interferencia rusa, le dijo a la abogada de alto rango del FBI Lisa Page, que ellos impedirían que Trump se convertiese en Presidente.
«[Trump] nunca va a convertirse en Presidente, ¿verdad? ¿verdad ?!», escribió Page a Strzok, en agosto de 2016.
«No. No, no lo hará. Lo detendremos», respondió Strzok.
Tanto Page como Strzok pasaron a formar parte de la investigación de Mueller. Strzok fue despedido por el equipo de Mueller después que el Inspector General descubrió más de 10.000 mensajes de texto enviados entre Strzok y Page, que mostraban un sesgo a favor de Clinton y en contra de Trump. Dos semanas antes del despido de Strzok, Page se fue del equipo Mueller.
No hay evidencia de colusión
Hasta la fecha, no ha surgido ninguna evidencia que respalde la afirmación de que la campaña Trump coludió con Rusia durante las elecciones presidenciales de 2016.
Una investigación del comité de inteligencia de la Cámara concluyó en abril de este año que no había evidencia para respaldar los reclamos de colusión.
Las acusaciones emitidas por Mueller hasta ahora han sido por crímenes no relacionados con la campaña electoral, como en el caso del exgerente de campaña de Trump, Paul Manafort.
Manafort fue acusado de lavado de dinero, anterior a la campaña de Trump, y por haberse relacionado con ciudadanos rusos que presuntamente utilizaron redes sociales o piratería informática para interferir con las elecciones.
El vicefiscal Rod Rosenstein dijo que no hay estadounidenses que se hallan comunicando a sabiendas con ciudadanos rusos.
El equipo de Mueller informó a los abogados de Trump en marzo, que el Presidente no es un objetivo criminal en la investigación de Rusia.