Frente a la ONU, practicantes de Falun Dafa piden poner fin a la persecución en China

26 de septiembre de 2018 Historias de convicción

NUEVA YORK, Estados Unidos – Una multitud de practicantes de Falun Dafa de todo el área metropolitana de Nueva York se reunieron frente a la sede de las Naciones Unidas el 25 de septiembre para pedir el fin a la bárbara persecución que tiene lugar en China.

Este año marca el 19 aniversario del comienzo de una campaña sin precedentes del Partido Comunista Chino (PCCh) contra la pacífica y espiritual comunidad.

Esta semana el ministro de Relaciones Exteriores del régimen chino, Wang Yi, asiste a la Asamblea General de la ONU en Estados Unidos.

«Nos reunimos aquí hoy para defender nuestra fe, defender lo que es correcto», dijo He Yingsheng, originario de China. «Queremos que el Partido Comunista Chino ponga fin de inmediato a la persecución a Falun Dafa y los libere a todos de una vez».

Yingsheng también pidió que el exmandatario del PCCh Jiang Zemin, quien inició la persecución en 1999, sea «llevado ante la justicia».

He Yingsheng asiste a un evento contra la persecución a Falun Dafa en la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, el 25 de septiembre de 2018. (Samira Bouaou/La Gran Época)

La sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de este año comenzó oficialmente el 25 de septiembre.

Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, es una práctica de cinco ejercicios de meditación y, en esencia, se basa en tres principios: Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Hoy en día, decenas de millones de personas la practican en más de 70 países de todo el mundo.

Los practicantes de Falun Dafa demuestran sus ejercicios, en Washington el 19 de julio de 2018. (Mark Zou/La Gran Época)

«El PCCh tiene mucho miedo de que más personas crean en la Verdad, la Benevolencia y la Tolerancia en vez de creer en el comunismo; esa es la razón por la que comenzaron la persecución», dijo Rong Yi, portavoz de la Asociación de Falun Dafa de Nueva York.

«No hay libertad de creencia. El PCCh quiere controlar todo», explicó.

Otra practicante en la manifestación dijo que hizo el viaje, a pesar de las lluvias, para crear conciencia sobre la historia de violaciones de los derechos humanos en China. Qi pidió que no se publique su foto por miedo a las repercusiones, ya que algunos de sus parientes –que practican Falun Dafa– aún viven en China.

«Quiero que el pueblo estadounidense y los turistas chinos escuchen nuestra súplica, que China todavía está persiguiendo a estos practicantes de Falun Dafa y otras personas de fe», dijo Qi, quien aprendió los ejercicios de meditación de sus padres.

«Los practicantes de Falun Dafa son personas muy buenas. Pero debido a que hay tantos en China, el PCCh temió perder el control».

Una petición internacional

Hoy, el Partido Comunista Chino continúa persiguiendo a los grupos espirituales, incluidos a cristianos, tibetanos y uigures, entre otros. En agosto, un panel de Derechos Humanos de la ONU dijo que recibió informes creíbles de que un millón de uigures étnicos en China están detenidos en lo que se asemeja a un «campo de detención masivo que está envuelto en el secreto».

Un miembro del comité de la ONU estimó que dos millones de uigures y miembros de minorías musulmanas fueron forzados a los «campos de adoctrinamiento político» en la región autónoma occidental de Xinjiang.

Rong Yi asiste a un evento contra la persecución a Falun Dafa ante las Naciones Unidas en Nueva York, el 25 de septiembre de 2018. (Samira Bouaou/La Gran Época)

Un informe de 2016 expone en detalle la práctica lucrativa de China de sustraer órganos de prisioneros de conciencia. Los autores del informe –David Kilgour, exsecretario de Estado canadiense para Asia y Pacífico y fiscal de la Corona; David Matas, abogado principal de B’nai Brith Canadá y abogado de derechos humanos; y el periodista de investigación Ethan Gutmann– explicaron cómo los pacientes de trasplantes pueden ir a China y obtener un órgano en cuestión de días o incluso horas, si pueden pagarlo.

Por el contrario, los pacientes en otros países pueden pasar años en listas de espera hasta que aparece un órgano compatible.

Entre los años 2000 y 2015, se estima que el régimen Chino realizó entre 60.000 y 100.000 trasplantes al año, y la mayor parte de los órganos extraídos provienen de practicantes de Falun Dafa, según su informe de 700 páginas. Cientos de miles de practicantes, mantenidos en campos de trabajos forzados en toda China, son extremadamente vulnerables a ser incluidos en listas para la sustracción forzada de sus órganos.

«Los practicantes en China todavía están bajo una severa persecución», dijo Rong. «Tenemos que aprovechar todas las oportunidades para manifestarnos, especialmente cuando Wang está aquí, ¡queremos los derechos humanos básicos!… Y queremos que la comunidad internacional nos ayude a detener esta persecución».

«No hay nada de malo en la creencia de Verdad, Benevolencia y Tolerancia», continuó. «Esto debería, de hecho, estar protegido. Necesitamos la libertad de creencia».

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