20 de julio: Aniversario de una persecución contra el mundo

Por John A. Deller
19 de julio de 2021 3:23 PM Actualizado: 19 de julio de 2021 3:23 PM

Opinión

En Occidente, todos hemos oído hablar de persecuciones, pero por lo general les suceden a otras personas.

En China, el Partido Comunista Chino (PCCh) utiliza el miedo a ser etiquetados negativamente como herramienta de represión y control.

El 20 de julio de 1999, el régimen comunista lanzó su brutal campaña para eliminar a Falun Gong, catalogando a decenas de millones de ciudadanos chinos pacíficos y respetuosos de la ley como enemigos del estado. Camiones patrullaban las calles de China con altavoces a todo volumen anunciando propaganda contra Falun Gong mientras la policía sacaba a la gente de sus casas a rastras. La televisión controlada por el estado reproducía imágenes constantes que demonizaban la práctica mientras los practicantes eran arrestados y retenidos en estadios deportivos, mientras los centros de detención y las prisiones se desbordaban. Innumerables practicantes fueron despedidos de sus trabajos, detenidos ilegalmente, sentenciados a prisión y centros de lavado de cerebro.

Después de 22 años, esta brutal represión continúa hoy. Millones han sido encarcelados, torturados o asesinados, incluso mediante la sustracción criminal de sus órganos para trasplantes ilícitos.

Falun Gong fue practicado inicialmente por los chinos Han, la misma raza del entonces líder del partido, Jiang Zemin, y de los funcionarios que organizaron y llevaron a cabo la persecución. Los practicantes de Falun Gong también eran miembros del partido o fueron adoctrinados cuando eran niños y adolescentes a través de la Brigada Juvenil y Jóvenes Pioneros del partido. Los miembros de las fuerzas armadas, la policía, la oficina de seguridad pública, funcionarios gubernamentales, académicos, así como agricultores y trabajadores comunes de todas las edades se encontraban entre los que practicaban Falun Gong. Practicar Falun Gong era apolítico entonces y todavía lo es hoy.

Xu Xinyang sostiene una foto de su padre, que murió como resultado de la tortura que sufrió en China debido a su creencia en Falun Gong, durante una vigilia con velas recordando a las víctimas de la persecución que lleva 22 años en China, en el Monumento a Washington, el 16 de julio de 2021. (Samira Bouaou/The Epoch Times)

Lo que el partido no pudo tolerar fue que Falun Gong reavivara la base espiritual y moral de China, que se perdió con la Revolución Cultural. Durante miles de años, mucho antes del traspaso del comunismo desde Rusia, en 1921, los chinos conocían la conexión divina entre el cielo y la tierra a través de las enseñanzas del taoísmo y el budismo.

Falun Gong, también llamado Falun Dafa y enseñado públicamente por primera vez en 1992, es una práctica espiritual de la escuela Buda que consiste en suaves ejercicios de meditación y enseñanzas morales centradas en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia.

La religión está sometida por el comunismo en China

La mezquita de la aldea número 13 de Jieleixi con el lema «Amo al Partido [Comunista Chino], Amo a China», en Yangisar, al sur de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang de China, el 4 de junio de 2019. (GREG BAKER/AFP a través de Getty Images)
Desde la toma comunista de China en 1949, el partido ha montado campañas antirreligiosas regulares para imponer el ateísmo estatal oficial. Sin embargo, la Constitución china permite la libertad de creencias, siempre que cumpla con las «actividades religiosas normales», donde lo «normal» está determinado por el partido-estado.

Aunque el partido busca aferrarse al poder «renombrándose» a sí mismo como el custodio del nacionalismo chino, la ideología del marxismo-leninismo sigue siendo lo que lo impulsa hoy. Este dogma declara que las religiones son creaciones humanas, niega la posibilidad de vida después de la muerte y la existencia de Dios o de seres sobrenaturales. Bajo el materialismo comunista, las vidas humanas individuales son prescindibles.

Anular la verdad a través de la propaganda

El Departamento de Propaganda del Comité Central del PCCh tiene vastos recursos. El comunismo no ve la propaganda como inmoral o como una falsificación de la verdad. La ve como una práctica positiva y un mecanismo crucial para mantener el gobierno del partido. Desde su creación en 1921, el PCCh ha llevado a cabo campañas de propaganda en curso contra el pueblo chino y las democracias occidentales.

Internamente, significa control total de todas las plataformas de medios, censura completa, vigilancia en Internet, adoctrinamiento sistémico y coerción o encarcelamiento. Externamente, tiene más matices, ya que el PCCh utiliza la apertura de las sociedades occidentales, sus debilidades humanas y los apegos al poder para implantar su propaganda extranjera en Australia y en otras naciones democráticas.

Los esfuerzos del PCCh para controlar la opinión pública se basan en la idea de que la mente humana puede moldearse para ajustarse a las creencias que el partido requiere. Sobre la base de lo que aprendió de los soviéticos y remontándose a Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, y la manipulación de la mente humana por parte de los nazis, el PCCh también se ha basado en los trabajos occidentales de Walter Lippmann y Edward Bernays en el campo de «Relaciones públicas» y de la «publicidad».

Al utilizar las relaciones públicas, la propaganda y la manipulación de la mente humana, junto con la aplicación de tecnología avanzada de Occidente, el PCCh se ha vuelto peligrosamente efectivo para extender sus mecanismos de control tanto en China como en todo el mundo.

Resistencia pacífica

Representantes del Centro Tuidang (Renuncia al Partido Comunista Chino) participan en el desfile del Año Nuevo Lunar chino en Flushing, Queens, Nueva York, el 13 de febrero de 2016. (Benjamin Chasteen/The Epoch Times)

En noviembre de 2004, The Epoch Times en idioma chino publicó el editorial «Nueve comentarios sobre el Partido Comunista». Capturó la atención del pueblo chino, ya que pudieron leer la brutalidad y el engaño sin censura que el Partido Comunista Chino ha utilizado para controlar China. Desató un movimiento social conocido en chino como «Tuidang» o «Renuncie al PCCh». Hasta la fecha, más de 380 millones de chinos en China y en todo el mundo han renunciado a sus vínculos con el PCCh y sus organizaciones afiliadas, y han presentado declaraciones en el sitio web de Tuidang.

En China, los practicantes de Falun Gong también han estado operando más de 200,000 imprentas subterráneas para producir información que se distribuye en China, la cual ha ayudado a millones a comprender la bondad de Falun Dafa y conocer la naturaleza malvada del PCCh.

¿Alguien sin saberlo puede estar siendo perseguido?

Para algunos, tanto en China como en Occidente, puede ser difícil distinguir el impacto de una persecución que no los ataca directamente.

La persecución a Falun Gong se dirigió a 100 millones de personas que intentaban vivir sus vidas de acuerdo con la verdad, la compasión y la tolerancia. Comenzó un sistema de castigo a la gente buena y recompensa por comportamientos inmorales, incluso criminales. Por lo tanto, todos en China son víctimas de esta persecución y se han visto afectados por la decadencia de la moralidad en la sociedad.

La falta de conciencia por parte de los gobiernos occidentales de la amenaza que representa el PCCh y las ansias por entablar relaciones con el régimen brutal de China también son indicadores del éxito de las técnicas de propaganda y de relaciones públicas del partido.

La influencia del régimen chino también se ve en el silencio público del gobierno australiano sobre las atrocidades a los derechos humanos por parte del PCCh, como la persecución a Falun Gong o la atroz sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong. Esto se ha convertido en un ciclo en el que Australia compromete sus valores esenciales.

Falun Dafa está tratando de restaurar los cimientos de la moralidad humana. El Partido Comunista de China está tratando de destruir dichos cimientos. A medida que el impacto de la persecución a Falun Dafa se extiende fuera de China, todos nos convertimos en víctimas y todos enfrentamos una elección. Los chinos que «abandonan el PCCh» o los occidentales que rechazan al Partido Comunista Chino están ayudando a crear un futuro mejor.

John A. Deller es miembro del comité de la Asociación de Falun Dafa de Australia.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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