Alianzas secretas y corrupción: Cómo el socialista Partido de los Trabajadores mantuvo su poder en Brasil

Por Fernando de Castro
29 de octubre de 2019 2:59 PM Actualizado: 30 de enero de 2021 12:31 PM

Análisis

Este artículo es el primero de una serie sobre el ascenso del socialismo en Brasil y América del Sur.

RECIFE, Brasil- La elección del presidente conservador Jair Bolsonaro en 2018 puso fin al gobierno de izquierda del Partido de los Trabajadores, electo por primera vez en las elecciones generales de 2002 en Brasil.

Luiz Inácio Lula da Silva fue presidente de Brasil de 2003 a 2010 y fue sucedido por Dilma Rousseff, que fue reelegida en 2014. Sin embargo, su mandato fue interrumpido en 2016 después de que su partido hubiera estado en el poder durante 13 años.

Rousseff fue destituida por presunta manipulación de cuentas presupuestarias. El vicepresidente Michel Temer, del centrista partido Movimiento Democrático Brasileño, asumió el poder y permaneció en el cargo hasta 2018. El expresidente Lula está encarcelado desde abril de 2018 por corrupción y lavado de dinero.

El Partido de los Trabajadores fue la fuente de varios escándalos de corrupción durante el tiempo en que Lula y Rousseff estuvieron en el poder, a pesar de que el partido ganó fama en la década de 1990 por su lucha contra la corrupción y por una política de mayor transparencia y honestidad con el público.

El Partido de los Trabajadores también formó muchas alianzas con dictaduras comunistas latinoamericanas a través del Foro de São Paulo, incluso con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), conocidas internacionalmente por sus actividades terroristas y de narcotráfico. La organización niega tener vínculos formales con las FARC, sin embargo, entrevistas y grabaciones de sus líderes con la organización han demostrado que las FARC participan en sus eventos.

Creado por Lula y por el líder comunista cubano Fidel Castro en 1990, el Foro de São Paulo es una entidad internacional compuesta por aproximadamente 200 partidos socialistas y comunistas de América Latina.

En 1995, se aprobó una ley en Brasil que exige la cancelación de la inscripción de los partidos políticos que estaban subordinados a entidades o gobiernos extranjeros. Pero no se hizo nada para cancelar la inscripción del Partido de los Trabajadores u otros partidos de izquierda que son parte del Foro de São Paulo de forma manifiesta.

Rehenes de un grupo criminal

Según Olavo de Carvalho, filósofo brasileño y especialista en marxismo, la lucha del Partido de los Trabajadores contra la corrupción en 1990 tenía por objeto desviar la atención de la gente de las alianzas que se estaban formando con el Foro de São Paulo.

Olavo de Carvalho, filósofo. (Josias Teófilo)

Carvalho estudió al marxismo durante más de 50 años y es considerado uno de los pensadores más prominentes de Brasil. Es autor de 28 libros y enseña un curso online de filosofía.

En los años 90, Carvalho fue columnista de varios periódicos, pero cuando expuso documentos que probaban la unión del Partido de los Trabajadores con comunistas, terroristas y grupos de narcotraficantes, perdió su trabajo en los medios de comunicación y fue acusado de haber creado una teoría de conspiración.

En una entrevista con La Gran Época, Carvalho dijo que el Foro de São Paulo es el grupo político más grande que ha existido en las Américas, y que su objetivo es implementar dictaduras socialistas en los países latinoamericanos mediante el fomento del crimen organizado.

«El problema no era solo la corrupción del foro, sino su propósito, que buscaba financiar a los criminales, fortalecer el desarme de la población y crear un comunismo aún más agresivo en América Latina», explicó Carvalho.

Contradicciones

La línea oficial del Foro de São Paulo es que las FARC no son formalmente miembros de la organización y que se les ha impedido asistir a algunas reuniones. Sin embargo, en ocasiones anteriores, la organización terrorista asistió a las actividades del Foro, como mencionó el entonces portavoz de las FARC, Raul Eyes, en una entrevista de 2003, publicada en una publicación brasileña.

Reyes dijo que conoció a Lula de Brasil en un evento del Foro de São Paulo en 1996, y que también se reunió allí con el difunto líder venezolano Hugo Chávez.

El Foro de São Paulo también afirma oficialmente ser una organización que permite debates entre partidos de izquierda. Sin embargo, Lula dijo en 2005 que la organización le permitía involucrarse en la política de otros países sin que parezca una interferencia política.

Las reuniones de la organización suelen concluir con la adopción de una serie de directrices, denominada «Declaración Final«, con la expectativa de que los Estados miembros adopten esos puntos de acuerdo mutuo.

Ocultado al público

La prensa brasileña, según Carvalho, ha intentado activamente evitar que las acciones del foro sean divulgadas al público.

«Los periódicos brasileños siempre han ocultado la existencia del Foro de São Paulo, para que la población no conozca el verdadero rostro del Partido de los Trabajadores, que siempre ha buscado aliarse con los narcotraficantes y dictadores para tomar el poder», dijo.

Cuando el Partido de los Trabajadores estuvo en el gobierno, el filósofo dijo que su objetivo era evitar que los regímenes comunistas latinoamericanos se extinguieran.

«Las dictaduras comunistas estaban todas quebradas y Lula les brindó apoyo financiero para evitar que el comunismo se terminara. Fue por esto que, en 2007, las FARC enviaron una carta al entonces presidente brasileño, felicitándolo por haber salvado al comunismo latinoamericano», agregó Carvalho.

Según la historiadora y diputada estatal del Partido Social Liberal, Ana Caroline Campagnolo, el gobierno de Bolsonaro intenta combatir a los socialistas poniendo fin a la financiación de las ONG de izquierda e implementando nuevas políticas públicas.

«Bolsonaro está aportando nuevas ideas a su gobierno y está tratando de confrontar a los socialistas para evitar que saboteen su gobierno, y en ese sentido los conservadores necesitan ocupar los espacios en el debate público para evitar que los izquierdistas vuelvan al poder», dijo.

Como una forma de presentar una alternativa al discurso socialista, varios grupos conservadores están emergiendo en Brasil, ofreciendo estudios de autores conservadores y brindando apoyo político al presidente Bolsonaro.

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