Antiguas historias chinas: ‘Diez taeles de plata cambian el destino de un hombre’

Por The Epoch Times
24 de agosto de 2018 5:59 PM Actualizado: 27 de diciembre de 2019 8:07 PM

En la dinastía Ming había un joven llamado De Yuan. Él vivía una vida muy pobre y a veces no tenía nada que comer durante varios días. Sin embargo, le gustaba mucho leer y estudiaba muy duro, con la finalidad de prepararse para los Exámenes Imperiales que solo se celebraban una vez cada tres años y aunque no podía pagarse el viaje a la capital, no renunció a su estudio diligente.

De Yuan tenía un buen amigo llamado Wang Sheng, que también se estaba preparando para tomar los Exámenes Imperiales. La familia de Wang Sheng era rica y él mismo era muy amable y generoso, por eso le sugirió a De Yuan que fueran juntos y se ofreció a pagar todos los gastos.

Cuando llegaron a la capital, Jinling, se enteraron de que había un adivino que era muy preciso en predecir el destino de las personas. Por eso, junto con otros seis estudiantes, De Yuan fue al encuentro del adivino. El adivino dio descripciones detalladas de las vidas de los otros seis estudiantes y, por supuesto, fueron muy precisas.

Cuando llegó el turno de De Yuan, el adivino hizo varias preguntas y movió los dedos para contar. Entonces le indicó a De Yuan que se fuera a su casa inmediatamente. Todos estaban conmocionados. El adivino continuó: “Morirás dentro de cinco días en una especie de accidente mientras vas camino a alguna parte”.

Candidatos de la dinastía Ming para los puestos de funcionarios públicos se reúnen alrededor del muro donde se publican los resultados del Examen Imperial, alrededor del 1540. (Qiu Ying/Dominio Público/ Wikimedia Commons)

Wang Sheng y todos los demás le preguntaron al adivino si había alguna manera de deshacer este destino. El adivino dijo: “La vida y la muerte es un asunto importante. Si se agota el de [virtud, mérito] de uno, nadie puede ayudar. No hay nada que pueda hacer en tan poco tiempo”. Todos ellos se sintieron decepcionados y regresaron a su posada con el corazón apesadumbrado.

Para no molestar a los demás, De Yuan planeó volver a su casa. Wang Sheng se sintió muy triste y demostró su compasión pagando el viaje en barco y también dándole 10 taeles de plata en caso de que lo necesitara en su camino a casa. Después de despedirse de todos ellos, De Yuan abordó el barco y se dirigió a su casa. El barco navegó a lo largo del río Yangtze durante unas 10 millas (16 km), pero se detuvo debido a un fuerte viento. El barquero amarró el barco y rápidamente pasaron cuatro días, sin embargo el viento se hacía cada vez más fuerte.

De Yuan pensó que le quedaba un día antes de su predestinada muerte y que el barco no podía moverse. ¿Era realmente como dijo el adivino? ¿Iba a morir mientras se dirigía a alguna parte?

En ese momento, De Yuan estaba esperando la muerte y no tenía nada en mente. Desembarcó y deambuló por ahí. De repente, vio a una joven embarazada con tres hijos caminando por un sendero mientras lloraba. Era una zona muy poco poblada y De Yuan se preguntó a dónde iba. Sospechoso, corrió hacia ella y le preguntó si necesitaba ayuda. La mujer le dijo que había vendido dos cerdos y el precio era de 10 taeles de plata, pero en vez de recibir 10 taeles de plata, recibió 10 taeles de cobre. Tenía tanto miedo de ser golpeada que no se atrevió a volver a casa. Finalmente, decidió llevar a todos sus hijos para arrojarlos al río y suicidarse.

Al oír esto, De Yuan se sintió muy triste. Pensó que de todos modos moriría pronto y que ya no necesitaba los taeles de plata. Él cambió las monedas de cobre por sus monedas de plata sin que la joven se diera cuenta. Entonces le dijo: “¡Dios mío! ¡Casi cometes un gran error! Esto es plata de verdad; ¿cómo es que dijiste que eran de cobre?”.

Un examen de la Dinastía Ming. Imagen Ilustrativa. (CC BY-SA 4.0/WikimediaCommons)

La mujer dijo enojada: “Fui a varios comerciantes y todos me dijeron que eran monedas de cobre. ¿Cómo pueden ser de plata ahora?”.

De Yuan dijo: “Eso es porque vieron que eras una mujer y quisieron engañarte. Si me sigues y preguntas, no se atreverán a engañarte”. Entonces la mujer siguió a De Yuan hasta un comerciante de plata cercano para comprobarlo. El comerciante le dijo que las monedas eran de plata real; fueron a varios otros comerciantes, todos los cuales le dijeron que eran de plata real. La mujer estaba tan emocionada, que feliz, se llevó a sus hijos de regreso a casa.

Después de que De Yuan salvó a la mujer y a sus hijos, empezó a oscurecer. Tuvo que quedarse bajo los aleros de un templo destartalado. Agotado por la emoción del día, se durmió en cuanto se sentó. A lo lejos, escuchó que alguien lo llamaba. Levantó la cabeza y vio una gran sala con luces brillantes por todas partes. Había dos guardias a cada lado del trono donde se sentaba una persona que parecía un rey. Se parecía a la deidad conocida como Señor Guan. De repente, el Señor Guan dio una orden: “Hoy alguien en la orilla del río salvó cinco vidas. Vayan y averigüen quién era la persona y esta persona será recompensada con buena fortuna”.

Un oficial informó los detalles sobre De Yuan y el Señor Guan preguntó si De Yuan pasaría los Exámenes Imperiales este año. El oficial respondió: “La buena fortuna de De Yuan se agotó y su esperanza de vida desapareció. Será aplastado por la pared del templo y morirá a medianoche”.

Trono. Imagen Ilustratina (Bernd Müller/Pixabay) | Guan Han Qing (DominioPúblico/WikimediaCommons)

El Señor Guan dijo: “Si esto sucede, ¿cómo podemos aconsejar a las personas que hagan el bien a los demás? ¡Cambia el registro! Que sea el campeón de los Exámenes Imperiales”.

Otro oficial agregó: “Fue Wang Sheng quien le entregó a De Yuan el dinero que le ayudó a hacer una buena acción. Creo que Wang Sheng también debería ser recompensado”. El Señor Guan lo aprobó inmediatamente.

Mientras De Yuan escuchaba atentamente, de repente alguien gritó: “¡Sal! ¡Sal de ahí!” Sorprendido, De Yuan se despertó inmediatamente y descubrió que aún estaba acurrucado bajo los aleros del templo. En la oscuridad, podía oír el muro que se caía, así que se levantó apresuradamente y se alejó. A solo unos pocos pasos, la pared del templo se derrumbó y enterró el lugar donde él había estado durmiendo.

Al amanecer, fue a rezar a la estatua del Señor Guan y luego regresó al barco. Aún recordaba las conversaciones que había escuchado y estaba decidido a regresar a la capital para asistir a los Exámenes Imperiales. Cuando De Yuan apareció en el hotel, todos los estudiantes se sorprendieron al ver que aún estaba vivo. Wang Shang dijo felizmente: “No morir trágicamente debe significar que luego tendrás buena fortuna”. Todos ellos prepararon una cena para darle la bienvenida.

Imagen Ilustrativa. (TravelCoffeeBook/Pixabay)

Al día siguiente, por curiosidad, todos fueron a ver al adivino. Tan pronto como el adivino vio a De Yuan, se sorprendió mucho y dijo: “¿Sigues vivo?”. El adivino se dio cuenta de que en pocos días, desde la última vez que lo había visto, la estructura ósea de De Yuan había cambiado y pensó que debía haber hecho una obra extraordinariamente buena; solo salvando la vida de alguien podría haber tenido ese cambio tan grande. El adivino también predijo que De Yuan aprobaría los Exámenes Imperiales y ocuparía el primer lugar ese año y que al año siguiente sería ascendido a oficial de la Academia Nacional. Su posición sería la más alta y viviría hasta los 80 años. El adivino le dijo a Wang Sheng que también aprobaría el examen. Wang Sheng sonrió y dijo: “¿Por qué? No hice ninguna buena acción”.

El adivino le dijo: “Hiciste el bien sin motivo egoísta. ¡Solo este tipo de acción se llama de!”.

Al regresar a su posada, De Yuan le contó a Wang Sheng todo lo que había sucedido y también le dijo que si no le hubiera dado la plata, no habría podido salvar la vida de la familia. De Yuan dijo que Wang Sheng recibió protección de los dioses por ayudarlo desinteresadamente.

Sorprendido, Wang Sheng dijo: “No. Esto se debe a tu buen corazón. Debería agradecértelo”. Ambos estaban siendo modestos y sus corazones eran como oro brillante y como el loto impoluto en el barro que encarna la santidad.

Después de los Exámenes Imperiales, tal como se esperaba, De Yuan obtuvo el primer lugar y el nombre de Wang Sheng también fue incluido en la lista de aprobados. Al año siguiente, ambos fueron ascendidos a oficiales de la Academia Nacional.

Traducido por Dora Li al inglés, este relato ha sido reimpreso con permiso del libro “Treasured Tales of China”, Vol. 1, disponible en Amazon.

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