Una píldora diseñada para reducir las flatulencias y los eructos de las vacas se vende ahora en todo el mundo como parte del impulso global para reducir las emisiones, según el CSIRO de Australia.
Los científicos culparon a la industria ganadera de ser la principal fuente de emisiones agrícolas, ya que se calcula que representa el 14,5 por ciento de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, según la Universidad de California, y se estima que una sola vaca eructa alrededor de 220 libras de metano al año, un gas considerado peor para el medio ambiente que el dióxido de carbono.
Esto hizo que la industria y los científicos se planteen cómo hacer frente a las emisiones del ganado.
Sin embargo, el organismo de investigación del gobierno australiano, el CSIRO, junto con la Universidad James Cook y Carne y Ganadería de Australia, colaboraron en la creación de un «alga sorprendente» que puede reducir el metano de las vacas.
«Se creó una empresa para FutureFeed, esa empresa estuvo trabajando con los cultivadores de algas marinas de todo el mundo, y un par de ellos comenzaron recientemente a proporcionar productos en el mercado», dijo Michael Battaglia, jefe de misión de The Towards Net Zero Mission.
«Un puñado de algas al día. Hay varias formas de dársela a las vacas: podemos meterla en aceite y ponerlo en el alimento, como suelen hacer los productores», dijo a 6PR el 11 de octubre. «O se puede liofilizar y moler en polvo para alimentar a las vacas con su comida. Es como espolvorear un poco de vitaminas adicionales sobre el muesli por la mañana».
El invento se está exportando ahora a los criaderos de ganado de todo el mundo con el apoyo de empresas australianas como Woolworths, GrainCorp y Harvest Road.
Battaglia afirma que, según los ensayos realizados en la Universidad de California, Davis, y en Europa, unos 20 gramos de algas al día podrían reducir la producción de metano del ganado entre un 80 y un 99 por ciento.
«Es una reducción tremenda», dijo Battaglia. «Producirán la misma cantidad de biomasa o producto. Con menos ingesta de alimento, o tendrán sus animales en los cebaderos, y llegarán más rápido a su peso de mercado».
Impulso a la creación de normas globales de sostenibilidad
La venta del suplemento llega en un momento en que los grupos ecológicos presionan para que las Naciones Unidas creen normas mundiales de sostenibilidad para los ganaderos.
Sin embargo, Tony Mahar, director general de la Federación Nacional de Agricultores, advirtió del peligro de un planteamiento generalizado, afirmando que era necesario un mayor matiz.
«Los sistemas agrarios australianos, sobre todo los de pastoreo, son radicalmente diferentes a los de Europa o Norteamérica», declaró a The Epoch Times. «Nuestro enfoque para reducir las emisiones y cuidar nuestra tierra será único porque nuestro entorno es único».
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Carrera hacia el cero neto
La píldora es una de las diversas iniciativas que está poniendo en marcha el CSIRO en el marco de su misión de investigación, dotada con 90 millones de dólares, para reducir las emisiones a la mitad antes del 2035.
Larry Marshall, director general del CSIRO, dijo que la iniciativa implica la creación de nuevas tecnologías que puedan ser monetizadas y generar crecimiento económico.
«La transformación de estas industrias y regiones difíciles de abandonar es fundamental para la prosperidad futura de nuestra nación, y la ciencia australiana se asegurará de que nadie se quede atrás en esta enorme transición. Todos los australianos forman parte del viaje hacia el cero neto», dijo en un comunicado.
El CSIRO se centra en el desarrollo de innovaciones para reducir las emisiones en la agricultura, los procesos del acero y el mineral de hierro y la creación de combustible de aviación sostenible.
La medida se produce en el momento en que el gobierno laborista australiano se embarca en una ambiciosa campaña para reducir las emisiones en un 43 por ciento para 2030 y alcanzar el nivel cero en 2050.
El Gobierno, junto con sus homólogos estatales, puso en marcha una serie de iniciativas para descarbonizar la economía y los sistemas de transporte, entre las que se incluyen el cierre de centrales eléctricas de carbón, incentivos para la adopción de vehículos eléctricos, dinero para construir nuevos generadores de energía renovable y nuevos marcos reguladores, como un sistema de comercio de créditos de carbono.
Sin embargo, a los responsables de las empresas energéticas les preocupa que la suma de estas iniciativas haga subir los precios de la electricidad a los residentes.
«Lo que me costó 1000 millones de dólares australianos (630 millones de dólares estadounidenses) para adquirirlo me va a costar 8000 millones de dólares australianos (5040 millones de dólares estadounidenses) para sustituirlo, así que hablemos de eso y que alguien me explique cómo siguen bajando los precios de la energía», dijo Jeff Dimery, director general de Alinta Energy.
«No lo entiendo. ¿Me estoy perdiendo algo?», dijo en la Cumbre de Energía y Clima de The Australian Financial Review.
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