Un hombre asiático tatuado atacó el 10 de febrero dos puestos de información instalados en el barrio neoyorquino de Flushing destinados a crear conciencia sobre la prolongada persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) al grupo espiritual Falun Dafa, también conocido como Falun Gong.
Se cree que el incidente, una réplica de las campañas de acoso similares contra las actividades de Falun Gong en la ciudad y en otros lugares, estaría organizado por el PCCh en un intento de intimidar a los practicantes.
Alrededor de las 15:20 horas del jueves, un hombre tatuado y vestido de negro se acercó a uno de los puestos situados frente al centro comercial Golden, en la calle principal de Flushing y sin decir una palabra golpeó uno de los paneles informativos expuestos, según Xu Weiguoa, una voluntaria que fue testigo mientras atendía el lugar.
A continuación, el hombre tiró al suelo una mesa que contenía material informativo y pisoteó el panel caído con sus pies, dijo Xu. El individuo parecía tener unos veinte años y tenía aspecto de gángster, añadió. Llevaba una gorra negra y una camiseta negra que revelaba tatuajes en el pecho y tatuajes en ambos brazos, según demuestran las imágenes del incidente obtenidas por The Epoch Times.
«El individuo incluso rompió los folletos (…) mientras estaba sentado en el suelo», dijo Xu. «Cuando se fue se llevó el panel roto por miedo a que las pruebas dejadas pudieran ser utilizadas en su contra».
Ese mismo día, el mismo hombre había cometido un acto de vandalismo similar en otro puesto de información situado frente a la Biblioteca Pública de Flushing.
Lily Wang, voluntaria en ese puesto, dijo a The Epoch Times que el agresor se dirigió repentinamente hacia la mesa de información y empezó a destrozarla.
«Él tiró todos los folletos que había sobre la mesa y dio una patada a la mesa», declaró Wang.
Las imágenes del incidente confirman estos hechos.
Wang y otra voluntaria, Zhang Shuzhen, se encontraban presentes. «¡Deja de hacer eso!», gritaron, pero el hombre no hizo caso, recordó Wang.
Las dos mujeres impidieron entonces que el hombre dañara más objetos. Un transeunte occidental que pasaba por allí se unió a ellas, impidiendo que el sospechoso siguiera atacando.
A continuación el hombre se marchó maldiciendo, según Wang.
Pero más tarde regresó, esta vez sin camisa, dejando ver su pecho tatuado, e intentó dañar de nuevo los objetos. Los voluntarios, sin embargo, lograron bloquearlo por segunda vez.
Cerca de una hora después del ataque producido en la tarde frente al centro comercial Golden, la policía llegó al lugar para investigar.
The Epoch Times se puso en contacto con la policía de Nueva York para obtener información actualizada sobre la investigación.
Crimen de odio
Los representantes del grupo de abogados que gestiona los puestos de información denunciaron el ataque e instaron a la policía de Nueva York a investigar a fondo el incidente.
«Condenamos al matón del PCCh por el ataque malintencionado», dijo Yi Rong, presidente del Centro de Servicios Globales para Abandonar el PCCh, en una declaración.
Yi describió el ataque como un «crimen de odio» cometido por el PCCh contra los seguidores de Falun Gong y añadió que el incidente fue organizado entre bastidores por el consulado chino.
Durante más de dos décadas, el régimen comunista de China perpetró una amplia campaña de represión contra los practicantes de Falun Gong. Millones de practicantes en China continental fueron enviados a centros de detención, donde han sido sometidos a torturas, trabajos forzados y sustracción de órganos.
Pero la represión se ha extendido más allá de las fronteras de China, con el PCCh y sus representantes atacando a los practicantes de Falun Gong que denuncian en el extranjero la persecución. Los organismos de derechos humanos califican esto como una campaña de «represión transnacional» que pretende silenciar e intimidar a los críticos del régimen en el extranjero.
No es la primera vez que los practicantes de Falun Gong son blanco de ataques en Flushing.
En 2008, Flushing fue el centro de una campaña de violencia sostenida contra los practicantes que manejan puestos de información, la que duró varios meses. Grupos de ciudadanos chinos agredieron, golpearon, reprendieron y lanzaron piedras a los practicantes de Falun Gong.
La violencia, que duró varios meses, resultó estar relacionada con el consulado chino en Nueva York. Peng Keyu, entonces cónsul general en Nueva York, admitió en una llamada telefónica encubierta haber instigado a grupos a favor del PCCh a lanzar una serie de agresiones contra los practicantes de Falun Gong en la zona.
Conexiones con el PCCh
Cuando el agresor se alejó tras el primer ataque frente a la biblioteca el jueves, Wang, la voluntaria, vio que el hombre hacía un gesto de victoria a una persona que estaba al otro lado de la calle.
Resultó que esa persona era Li Huahong, dijo Wang. Li es un líder de un grupo local del frente del PCCh, que tiene un historial de acoso a los practicantes de Falun Gong y difunde propaganda de odio contra el grupo religioso. En 2013, Li fue condenado por agredir a un practicante de Falun Gong en Flushing.
El jueves, cuando Li vio que los voluntarios la habían visto, la mujer se burló de ellos: «¡Vayan a la policía! ¿Por qué no?», según Wang.
Michael Yu, un voluntario del centro de información en Flushing, dijo que el incidente reveló la “naturaleza gángster” del PCCh y su temor de que la gente sepa la verdad sobre su brutal persecución en China.
El ataque es una flagrante violación de la libertad religiosa que se disfruta en Estados Unidos, dijo Yi, añadiendo que esperaba que el sospechoso sea llevado ante la justicia.
Con la contribución de Linda Lin, Sarah Lu y Frank Fang
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.