Beijing denunció al gobierno australiano ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU), alegando que está «profundamente preocupado» por el uso que hace Australia de los centros de detención offshore para los solicitantes de asilo.
La medida, que demuestra un cambio de táctica en la diplomacia coercitiva de Beijing, se produce cuando un nuevo informe (pdf) del Instituto Newlines de Estrategia y Política, con sede en Estados Unidos, revela que Beijing infringió todas las disposiciones de la Convención de Naciones Unidas sobre el Genocidio de 1948, en su persecución de la minoría uigur.
El viernes, Beijing emitió una declaración ante el CDHNU en la que afirma que los centros de detención australianos no proporcionan «condiciones médicas adecuadas» a los detenidos y que se estaban violando sus derechos humanos.
«Instamos a Australia a cerrar inmediatamente todos los centros de detención en el extranjero y a tomar medidas concretas para proteger los derechos de los inmigrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo, especialmente los niños», dice la declaración, según Reuters.
Beijing también pidió a Australia que lleve a cabo «investigaciones exhaustivas y justas» sobre los presuntos crímenes de guerra cometidos por el personal de las Fuerzas de Defensa australianas en Afganistán, en 2005.
Se espera que Australia responda a la acusación.
La acusación se produce a pesar del reciente informe del Instituto Newlines que concluye que el Partido Comunista Chino (PCCh) estaba cometiendo atrocidades generalizadas en un esfuerzo por «erradicar» a la población uigur.
Una de las conclusiones del informe reveló que las autoridades del PCCh «persiguieron sistemáticamente a los uigures en edad fértil», así como a los líderes de la comunidad, para detenerlos. El informe describió condiciones «invivibles» y que las autoridades del PCCh impusieron medidas de prevención de la natalidad a las mujeres uigures, separaron a los niños uigures de sus padres y trasladaron a los uigures en masa a planes de trabajos forzados «de forma paralela al confinamiento masivo».
El año pasado, en una acción controvertida, China fue reelegida en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, a pesar de ser responsable de numerosas violaciones de derechos humanos a «escala industrial«, según Human Rights Watch.
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, retiró a su país del CDH en 2018 en respuesta a la falta de acción del organismo en materia de derechos humanos y debido a la composición de sus países miembros, entre los que se encuentran notorios violadores de derechos humanos como China, Rusia, Cuba y Venezuela.
Sin embargo, el gobierno de Biden anunció en febrero que Estados Unidos trabajaría para volver a entrar en el CDHNU.
La acusación de Beijing sobre los centros de detención de Australia se produce en un momento en que las relaciones bilaterales de ambos países siguen empeorando.
Desde mayo del año pasado, Beijing emprendió un enfrentamiento comercial contra Australia en respuesta a los llamados de la ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne, para que se investigue el origen del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus.
Las hostilidades comerciales afectaron a un amplio abanico de industrias exportadoras de Australia, como la de la carne vacuna, el vino, la cebada, la langosta, la madera, el carbón y el algodón.
Beijing cambió de táctica a fines del año pasado y empezó a desplegar a sus representantes diplomáticos y a su portavoz propagandístico, The Global Times, para atacar los temas sensibles de Australia.
Esto incluyó la publicación de artículos editoriales y mensajes de Twitter en los que se acusaba a Australia de no abordar cuestiones como los derechos de los indígenas, las acusaciones de agresión sexual, el racismo contra la población china local y las acusaciones de crímenes de guerra.
Por su parte, Australia se niega a participar en la diplomacia del ojo por ojo y se ha centrado en reforzar su seguridad nacional y en diversificar sus relaciones comerciales lejos de China.
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