Beijing insinúa una postura dura para la próxima reunión de Trump y Xi en el G-20

Por Nicole Hao
26 de junio de 2019 3:07 PM Actualizado: 26 de junio de 2019 3:07 PM

En vísperas de la reunión del presidente estadounidense Donald Trump con el mandatario chino Xi Jinping en la Cumbre del G-20 a finales de esta semana, Beijing dio señales de cómo abordaría las negociaciones comerciales y el creciente escrutinio internacional debido a la situación en Hong Kong tras las protestas masivas contra un proyecto de ley de extradición.

Las economías de todo el mundo esperan que la reunión entre Trump y Xi produzca una solución a la disputa comercial entre Estados Unidos y China, después de las recientes tensiones debido al aumento de los aranceles y a las prohibiciones de exportación a las empresas chinas y estadounidenses.

Días antes de la reunión, un centro de estudios estatal chino publicó un Libro Azul en el que afirmaba que China se convertiría en la próxima superpotencia económica dominante del mundo.

Cumbre del G-20

El 24 de junio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China organizó una conferencia de prensa para presentar el itinerario de Xi para la Cumbre del G-20.

Los países miembros del Grupo de los 20 (G-20), que incluye a la Unión Europea y otras 19 economías importantes, se reúnen en una cumbre anual para discutir la cooperación económica internacional. La reunión de este año se celebrará los días 28 y 29 de junio en Osaka, Japón.

Xi volará a Osaka el 27 de junio para mantener una reunión bilateral con el primer ministro japonés Shinzo Abe. Xi se reunirá con Trump durante la cumbre y luego regresará a Beijing el 29 de junio.

Zhang Jun, viceministro de Asuntos Exteriores de China, dijo en la conferencia de prensa que Beijing no está interesado en discutir las protestas en Hong Kong. “Una cosa que está confirmada es que el G-20 no discutirá la cuestión de Hong Kong. No permitiremos que el G-20 discuta los asuntos de Hong Kong (…) [lo cual] es una cuestión puramente interna de China. No importa dónde sea la ocasión ni por qué medio, no permitiremos que ningún país o individuo interfiera”.

Las enmiendas propuestas por el gobierno de Hong Kong para sus leyes de extradición permitirían a cualquier país, incluida China continental, solicitar la extradición de sospechosos penales.

El proyecto de ley suscitó una amplia oposición en Hong Kong, ya que muchos temen que, dada la inexistencia del Estado de derecho en la China comunista, la propuesta pueda permitir que el régimen chino presente cargos con toda impunidad, al tiempo que erosiona aún más las libertades y la autonomía de la ciudad que se suponía estaban garantizadas cuando el gobierno británico entregó el territorio a China en 1997.

Después de las protestas masivas y la indignación internacional sobre cómo la policía de Hong Kong utilizó tácticas violentas para dispersar a las multitudes, la Jefa de la ciudad anunció que el proyecto de ley sería suspendido indefinidamente. Pero los hongkoneses no están satisfechos y procuran que sea descartado totalmente.

El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo en una entrevista reciente con “Fox News Sunday” que Trump mencionaría el tema de las protestas en Hong Kong ante Xi. “Estoy seguro de que este será uno de los temas de los que hablarán”, dijo.

Pero la parte china dejó claro que no querrá escuchar sobre el tema.

Libro Azul

Por su parte, el Instituto Chino de Estudios Internacionales (ICEI), un centro de estudios dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, publicó el 20 de junio un “Libro Azul sobre la Situación Internacional y los Asuntos Exteriores de China”.

El libro azul se publica anualmente y representa la opinión oficial de Beijing.

El ICEI insinuó el impacto negativo de la guerra comercial: “La situación internacional en 2018 estuvo llena de disturbios, al tiempo que las grandes potencias contendieron entre sí a niveles de ferocidad sin precedentes (…) El mundo está a punto de quedar descompuesto”.

El libro sugiere que la influencia de Estados Unidos está disminuyendo. “En general, el mundo mantiene el patrón de una superpotencia junto con muchos países fuertes. Pero la superpotencia se está debilitando y los fuertes obviamente se están diferenciando”.

El libro azul concluye que la dinámica del poder global se convertirá en “el Oriente se alza y el Occidente cae”, y que la próxima revolución tecnológica será más ventajosa para las naciones “no occidentales”.

Terminó señalando con el dedo a Estados Unidos, en línea con la reciente propaganda estatal china que culpa a Estados Unidos por no haber logrado un acuerdo comercial. “En este ambiente, Estados Unidos ajustó su estrategia primero y buscó cambiar el orden internacional (…) para mantener su posición dominante”.

El comentarista de asuntos chinos Tang Jingyuan, radicado en EE. UU., predijo que este tipo de retórica fuerte que pone al desnudo las ambiciones de Beijing probablemente sea repetida por Xi en la Cumbre del G-20.

“El Ministerio de Asuntos Exteriores de China publicó el libro azul a través de su centro de estudios justo antes del G-20, lo que significa que es muy posible que Xi entregue el mismo contenido durante la cumbre”, dijo Tang a La Gran Época el 24 de junio.

Explicó que Beijing tenía dos propósitos para esta postura dura: “Internamente, el régimen chino necesita este libro para engañar a los chinos y hacerles creer que el régimen comunista es grande. Por lo cual, puede estabilizar su autoridad. Externamente, el régimen chino quiere presentarse como el máximo responsable de la toma de decisiones y debilitar la influencia de Estados Unidos”.

Tang agregó que Xi intentó reforzar la influencia del régimen chino en el G-20 después de organizar viajes para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong Un, y de visitar Kirguistán y Tayikistán.

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