Camisas de fuerza: Dispositivo de tortura utilizado en las cárceles de mujeres en China

Por Daniel Holl - La Gran Época
27 de febrero de 2019 7:41 PM Actualizado: 27 de febrero de 2019 7:41 PM

Nota del editor: La Gran Época publica una serie de artículos que exponen el uso de la tortura por parte del régimen chino contra grupos a los que persigue, así como el sufrimiento y el daño que causa a quienes la sufren.

Las camisas de fuerza, un invento de hace más de 200 años destinado a evitar que una persona mentalmente inestable se haga daño a sí misma y a los demás, están siendo utilizadas en las cárceles chinas como dispositivos de tortura sádica.

Estas chaquetas no deberían causar ningún daño a la persona que está siendo sujetada cuando se usa según lo normalmente previsto. Los brazos se colocan alrededor de la parte frontal del cuerpo y se ajustan dentro de mangas largas de tela.

Sin embargo, en los centros de detención de mujeres en China continental, la camisa de fuerza es utilizada por el Partido Comunista Chino (PCCh) para torturar a prisioneros de conciencia, según un artículo de Minghui.org, un sitio web de Estados Unidos que sirve como centro de información sobre la persecución de Falun Dafa en China.

Ilustración de la tortura con camisa de fuerza. (Minghui.org)

Según el artículo, las prisioneras tenían los brazos inmovilizados en la espalda y estaban colgadas con cuerdas. Las cuerdas que sujetaban a las mujeres se ataban alrededor de los brazos y las muñecas, lo que puede causar graves daños físicos.

“Con estas ataduras, los brazos de la víctima se entrecruzan y se atan por detrás de la espalda y luego se jalan con fuerza por encima de la cabeza, hasta el pecho”, según la Sociedad Internacional de Derechos Humanos, una organización no gubernamental con sede en Alemania. “Con este violento estiramiento de los brazos hacia arriba, las articulaciones de los hombros se dislocan y se quiebran los codos y las muñecas. En algunos casos, las víctimas posteriormente fueron colgadas boca abajo por ambos pies con un dolor indescriptible”.

Los prisioneros de conciencia que practican Falun Dafa son las principales víctimas de esta forma de tortura, ya que se incentiva a los guardias a emplear una variedad de métodos de tortura para obligar a los practicantes a renunciar a su fe, según el artículo de Minghui.org.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica espiritual prohibida por el PCCh en 1999, después de que su inmensa popularidad se difundiera entre 100 millones de practicantes en China, según estimaciones citadas por los medios de comunicación occidentales.

Tortura con camisa de fuerza

La tortura suele consistir en ser colgado con una camisa de fuerza durante días enteros, según el artículo.

“La tortura suele causar lesiones en los brazos e hinchazón severa”, dice el artículo.

Mientras la víctima está atada y suspendida, los guardias de la prisión la golpean y electrocutan con bastones eléctricos, según el artículo. Incluso después de ser descolgadas, las víctimas eran obligadas a permanecer de pie o en cuclillas durante la noche, sin poder dormir.

A las víctimas se les negaba el uso del baño mientras estaban colgadas, agrega el artículo, y se les negaba además la ducha o cualquier forma de higiene durante largos períodos de tiempo.

A continuación se presentan ejemplos del artículo sobre la tortura con camisa de fuerza utilizada en mujeres que practican Falun Dafa.

Tortura ocultada de las cámaras

Liu Saijun fue arrestada por los cargos de distribuir folletos sobre Falun Dafa en julio de 2016. Fue sentenciada a dos años de prisión. No se le entregaron documentos legales sobre su sentencia y su familia ni siquiera fue informada.

Dentro de la prisión, los guardias obligaron a Liu a ponerse una camisa de fuerza y la colgaron del marco de una ventana del pasillo desde las 8 a.m. hasta las 11 p.m. Los guardias la pusieron a propósito fuera del campo de visión de una cámara de vigilancia. La envolvieron en una manta y colocaron un armario delante de ella, todo para ocultar la tortura.

A Liu se le negó el uso del baño, por lo que se ensució. Se le prohibió lavarse o incluso cambiarse de ropa. Como resultado, respirar se le volvió difícil.

Cuando los guardias finalmente bajaron a Liu, la obligaron a quedarse de pie o en cuclillas durante toda la noche de invierno. Debido a que se le cortó la circulación sanguínea, todo su cuerpo se hinchó.

La misma tortura se repitió al día siguiente, muchas veces.

Debilitada, aturdida

En agosto de 2014, la policía irrumpió en la casa de Wen Shulin. Saquearon su residencia, confiscaron su computadora y se llevaron todos los libros relacionados con su fe.

Un año después, Wen fue arrestada por unos folletos encontrados en el saqueo del año anterior, y fue sentenciada a tres años y medio de prisión.

Wen sufrió de una manera similar a Liu mientras estuvo en prisión. La obligaron a ponerse una camisa de fuerza y la colgaron desde la mañana hasta la medianoche. Perdió la movilidad en sus manos porque las cuerdas que la colgaban estaban atadas alrededor de sus muñecas. Apenas podía mantenerse consciente y estaba aturdida por el dolor insoportable.

Los guardias también hacían que otras reclusas vigilaran a Wen. Mientras estaba suspendida, una reclusa le daba de comer solo unos pequeños pedacitos de comida. También le impidieron ir al baño, y como resultado se ensució. Guardias y prisioneras incluso se burlaron de Wen, diciéndole que no tenía vergüenza.

La huelga de hambre trae bastones eléctricos

Cuando Jin Fuwan fue encarcelada, se vio obligada a llevar una camisa de fuerza en cuatro oportunidades. En tres de esas veces, la colgaron de un marco de ventana para que sus pies no pudieran tocar el suelo. Varios dedos de su mano derecha perdieron su función debido a la enorme tensión.

Jin protestó por el tratamiento recibido con una huelga de hambre. Como resultado, no solo fue alimentada a la fuerza, sino que también fue electrocutada con bastones eléctricos. Se le insertaron los bastones en la nariz para aplicarle una descarga eléctrica, y debido a eso le quedaron cicatrices en el cuerpo.

A Jin, al igual que a las demás, se le prohibió usar el baño e higienizarse.

Después de que Jin fue finalmente liberada, apareció muy debilitada y demacrada. Aunque solo tenía algo más de cuarenta años, su cabello ya estaba lleno de canas por las torturas recibidas.

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