La Gran Época publica aquí entregas traducidas del inglés de un nuevo libro: “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo”, del equipo editorial de “Nueve comentarios sobre el Partido Comunista chino”.
Tabla de contenidos
Introducción
1. Exportar la revolución a Asia
a. La Guerra de Corea
b. La Guerra de Vietnam
c. Los Jemeres Rojos
d. El surgimiento y la caída de la infiltración del PCCh en el Sudeste Asiático
2. Exportar la revolución a Latinoamérica y África
a. Latinoamérica
b. África
3. Socialismo en Europa del Este
a. Represión soviética de movimientos populares en Europa del Este
b. Albania y China
4. El comunismo después de la Guerra Fría
Referencias
Introducción
La dispersión de la secta comunista por el mundo se ve impulsada por la violencia y el engaño. Si bien las superpotencias comunistas, como la Unión Soviética o China, han utilizado la fuerza militar para imponer su sistema político a países más débiles, no hay que olvidar que las conquistas violentas de los regímenes comunistas recibieron la ayuda de su uso efectivo de la propaganda –y en gran medida, es lo que las hizo posible. En los últimos años, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha continuado esta estrategia, invirtiendo miles de millones en su Gran Programa de Propaganda Exterior. [1]
Este capítulo ofrece una introducción a cómo los regímenes comunistas de Oriente, particularmente la República Popular China (RPC), difundieron su ideología e influencia en Asia, África, Sudamérica y Europa del Este, principalmente durante la Guerra Fría.
1. Exportar la revolución a Asia
El movimiento comunista chino le debe su éxito a la Unión Soviética. En 1919, el régimen bolchevique estableció la Tercera Internacional (Comintern) como su vehículo para llevar la revolución a todo el mundo. En abril de 1920, Grigori Voitinsky, representante del Comintern, viajó a China, y poco después se estableció una oficina en Shanghai para los preparativos de la formación del PCCh. Durante muchos años, el PCCh dependía por completo de la del financiamiento soviético y funcionaba como un órgano del Partido Comunista de la Unión Soviética [2]. El PCCh continuó impulsando los intereses soviéticos en China durante las siguientes tres décadas.
La victoria del PCCh en China continental estuvo indirectamente relacionada con la influencia de la izquierda en Estados Unidos. Funcionarios americanos del Departamento de Estado y otras instituciones que simpatizaban con los comunistas chinos influyeron en cómo Washington entendía la situación política en China durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Su influencia llevó a que Estados Unidos quitara la ayuda al gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek mientras que la Unión Soviética aumentó su apoyo al PCCh.
El presidente de EE. UU. Harry S. Truman también tomó la decisión de reducir la presencia de América en Asia luego de la guerra. En 1948, las tropas de Estados Unidos comenzaron a irse de Corea del Sur y el 5 de enero de 1950, Truman anunció que Estados Unidos ya no iba a interferir en los asuntos del Estrecho de Taiwán. Esto incluía el cese de la asistencia militar –incluso en caso de guerra– a la China nacionalista, que para ese entonces ya se había retirado a la isla de Taiwán y enfrentaba una invasión de la China comunista del continente [3]. Dean Acheson, secretario de Estado de EE. UU., reiteró la política de Truman y dijo que la Península de Corea estaba por fuera del «perímetro de defensa» de Estados Unidos [4]. Estas políticas antiintervencionistas le dieron la oportunidad al bloque comunista de expandir su influencia en Asia, y solo terminaron cuando las Naciones Unidas votaron por defender a Corea del Sur luego de que el norte la invadiera en junio de 1950.
El PCCh convirtió a exportar la revolución en una piedra angular de su política exterior. Además de proveer apoyo financiero, entrenamiento y armas para rebeliones de izquierda, la RPC a veces envía tropas para asistir directamente a guerrillas que luchan contra gobiernos legítimos. En 1973, durante la Revolución Cultural, los gastos de la RPC en ayuda extranjera alcanzaron su pico: casi el siete por ciento del presupuesto nacional.
El extravagante proyecto del PCCh de exportar la revolución se pagó con la riqueza –y a menudo las vidas– de los chinos.
De acuerdo con Qian Yaping, intelectual chino con acceso a documentos confidenciales publicados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la RPC, “En 1960 se enviaron 10,000 toneladas de arroz a Guinea y se enviaron 15,000 toneladas de trigo a Albania. Desde 1950 a fines de 1964, los gastos totales de ayuda extranjera fueron de 10,800 millones de yuan, el periodo en el que hubo el mayor gasto fue […] durante la gran hambruna en China”.
Entre 1958 y 1962, decenas de millones de personas murieron de hambre. Pero los gastos en ayuda extranjera en esos años totalizaron 2360 millones de yuan. Si este dinero se hubiera gastado en comida, se podría haber evitado que incontables chinos murieran de hambre. [5]
a. La Guerra de Corea
El comunismo busca dominar el mundo, y usa líderes sedientos de poder como Joseph Stalin, Mao Zedong, Kim Il Sung y Ho Chi Minh para llevar a más territorios y personas bajo la influencia de su perversa ideología.
El 25 de junio de 1950, luego de exhaustivos planes, Corea del Norte invadió el Sur. Seúl cayó en solo tres días, y después de un mes y medio de guerra, casi toda la Península Coreana estaba ocupada por el Norte. Mao había hecho sus preparativos para la Guerra de Corea. En marzo de 1950, ejércitos chinos se habían reunido a lo largo de la frontera sino-coreana, listos para ayudar al norte. Cuando las fuerzas de la ONU avanzaron por territorio norcoreano, el PCCh envió su Ejército de Voluntarios del Pueblo, salvando al régimen comunista de Kim Il Sung de su completa destrucción. La guerra se prolongó por tres años, costando millones de vidas de ambos lados. La China comunista sufrió alrededor de un millón de bajas. [6]
Además de rescatar al régimen de Kim, el PCCh tuvo otro motivo para involucrarse en el conflicto: durante la guerra civil china, 1.7 millones de soldados desertaron de las fuerzas (nacionalistas chinas) del Kuomintang y su unieron a las tropas del PCCh. La Guerra de Corea ofreció una oportunidad conveniente para que el PCCh se deshiciera de estas tropas políticamente no confiables. [7]
Dado que la RPC y la Unión Soviética se peleaban por controlar a Corea del Norte, el Norte se benefició de ambos lados. Por ejemplo, en 1966 cuando Kim Il Sung visitó China, vio que se estaba construyendo un metro en Beijing y pidió que se construyera un metro idéntico en Pyongyang… gratis. Mao inmediatamente decidió detener la construcción en Beijing y envió a Pyongyang equipamiento y personal –incluyendo dos divisiones de los Cuerpos Ferroviarios del EPL y muchos ingenieros, un total de varias decenas de miles de personas. El Norte no gastó un centavo ni utilizó a su gente en la construcción, pero exigió que el PCCh garantizara la seguridad del metro en tiempos de guerra. Finalmente, el sistema del metro de Pyongyang se convirtió en uno de los más profundos del mundo, con una profundidad promedio de 90 metros (295 pies) y una profundidad máxima de 150 metros (492 pies) bajo tierra.
Después de completada la construcción, Kim Il Sung le dijo al público que había sido diseñado y construido por coreanos. Es más, Kim muchas veces evadía a Beijing e iba directamente a pedirle dinero y materiales a la Unión Soviética. Después de la Guerra de Corea, el PCCh dejó algunos representantes en Corea del Norte con la misión de acercar al Norte a la órbita de la RPC. Pero quienes se mostraban afines al PCCh fueron asesinados o encarcelados en las purgas de Kim Il Sung, y el PCCh terminó perdiendo en todos los frentes [8].
El caso de Corea del Norte sintetiza los horrores del comunismo impuesto desde afuera. Además de la traumática división de la nación coreana, el régimen de Kim es uno de los más brutales y represivos de la Tierra, y el pueblo norcoreano vive en una devastadora pobreza.
Después del colapso de la Unión Soviética, el PCCh redujo drásticamente su ayuda a Corea del Norte. En la década de 1990, Corea del Norte sufrió una devastadora hambruna. En 2007, la ONG Asociación de Desertores Norcoreanos informó que en los primeros 60 años de régimen comunista de la dinastía Kim, al menos 3.5 millones de norcoreanos murieron de hambre o enfermedades relacionadas [9].
b. La Guerra de Vietnam
Antes de la Guerra de Vietnam, el PCCh apoyó al Partido Comunista de Vietnam (PCV) contra el gobierno francés colonial. En 1954, los franceses sufrieron una gran derrota en Dien Bien Phu, lo que dio como resultado la Conferencia de Ginebra de ese año y la confrontación entre Vietnam del Norte y del Sur. Luego de que Francia se retirara de Indochina, Vietnam del Norte invadió al Sur a través de la Ruta Ho Chi Minh, que pasa por Laos y Camboya. Entre 1964 y 1973, Estados Unidos participó en el conflicto en un intento por contener la propagación del comunismo en el sur. En esa época, la Guerra de Vietnam fue el mayor conflicto militar en un solo territorio desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya en 1950, Mao Zedong envió asesores al Partido Comunista de Vietnam. El jefe del grupo militar asesor era el general del EPL Wei Guoqing. El grupo asesor de la reforma agraria del PCCh detuvo y ejecutó a decenas de miles de terratenientes y «campesinos ricos» de Vietnam, provocando hambruna y disturbios de campesinos en el Norte. El PCCh ayudó al PCV a reprimir estos levantamientos y lanzaron movimientos de rectificación del Partido y del ejército, similar al Movimiento de Rectificación de Yan’an del PCCh de 1942-1944. Mao ayudó a Vietnam a gran escala a pesar de que decenas de millones de personas estaban muriendo de hambre en China. Lo hizo para competir con los soviéticos por la influencia en Vietnam, y también para aumentar su autoridad dentro del PCCh.
En 1962, Liu Shaoqi, vicepresidente del PCCh terminó con la política desastrosa del Gran Salto Adelante de Mao en la Asamblea Popular de los 7000, y se preparó para recuperar la economía. Esto habría marginalizado efectivamente a Mao, por eso, para mantener su poder, Mao hizo que la RPC se involucrara aún más en la Guerra de Vietnam. Liu, que no tenía influencia en el Ejército Popular de Liberación (EPL), tuvo que hacer a un lado sus planes para recuperar la economía.
En 1963, Mao envió primero a Luo Ruiqing, y luego al Gen. Lin Bao a Vietnam. Liu prometió a Ho Chi Minh que el PCCh cargaría con los costos de la guerra para Vietnam del Norte. Dijo: “Pueden tomar a China como su frente interno si hay guerra”. El PCCh cumplió su promesa. Para 1975, la ayuda total del PCCh a Vietnam alcanzó los 20,000 millones de dólares, y cientos de miles de tropas chinas habían sido desplegadas en Vietnam del Norte, sirviendo en varios roles de combate y apoyo. Irónicamente, la ayuda que el PCV le solicitó al PCCh se convirtió en un punto de fractura política entre la RPC y Vietnam del Norte. Para hacer que los vietnamitas del norte siguieran luchando contra Estados Unidos, el PCCh les suministró constantemente armas y otros materiales de guerra. Mientras tanto, el PCV esperaba que la guerra terminara más rápido, y a partir de 1969 se unió a las conversaciones de paz de París encabezadas por EE. UU. (que excluyeron a China).
En la década de 1970, tras el intento de deserción y la muerte del destacado líder militar del PCCh Lin Biao, Mao necesitaba urgentemente reafirmar su autoridad política. Además, las relaciones sino-soviéticas habían llegado a su punto más bajo tras una serie de enfrentamientos militares entre las dos potencias a lo largo del río Ussuri en 1969. Para contrarrestar la amenaza soviética, Mao cooperó con Estados Unidos e invitó al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, a visitar China.
Ante la oposición a la guerra de Vietnam en su país, Estados Unidos ya no quería seguir luchando y en 1973 retiró sus tropas de Vietnam. El 30 de abril de 1975, Vietnam del Norte ocupó Saigón y tomó Vietnam del Sur. Bajo la dirección del PCCh, el PCV inició una represión similar a la Campaña para Suprimir a los Contrarrevolucionarios del PCCh. Más de dos millones de personas en Vietnam del Sur se arriesgaron a morir para huir del país, convirtiéndose en la mayor oleada de refugiados de Asia durante la Guerra Fría.
c. Los Jemeres Rojos
Después de unificar el país y firmar un acuerdo de paz con Washington, el PCV se distanció de la influencia de Beijing y fortaleció sus relaciones con la Unión Soviética. Mao no estaba feliz con esto y decidió utilizar a Camboya para presionar a Vietnam.
El apoyo del PCCh al Partido Comunista de Kampuchea (ampliamente conocido como Jemeres Rojos) comenzó en 1955, con el entrenamiento de líderes jemeres en China. Pol Pot, el líder supremo del régimen jemer, llegó al poder con el visto bueno de Mao en 1963. En 1970, el PCCh dio a los Jemeres Rojos suficientes armas y equipamiento como para 30,000 personas. Inestable luego de la Guerra de Vietnam, Camboya cayó en manos de los Jemeres Rojos en 1975.
El régimen de Pol Pot fue extremadamente brutal. Anunció la abolición de la moneda, dio la orden de que todos los residentes urbanos se unieran a escuadrones de trabajo forzado colectivo en el campo y masacró a los intelectuales para remover la influencia «occidental» del país. En poco más de tres años, más de un cuarto de la población de Camboya había muerto de hambre o había sido asesinada en los infames «campos de la muerte». Los Jemeres Rojos no quedaron satisfechos con aterrorizar a su pueblo, por lo que invadieron varias veces el sur de Vietnam y cometieron múltiples masacres en los pueblos fronterizos de Vietnam. Con el apoyo de los soviéticos, Vietnam invadió Camboya en diciembre de 1978. Tras tres años de vivir en un infierno, el pueblo camboyano dio la bienvenida al ejército vietnamita. A solo un mes después de la guerra, los Jemeres Rojos fueron expulsados de la capital Phnom Penh y debieron huir a las montañas a pelear como guerrilleros. La guerra punitiva de Vietnam contra los Jemeres Rojos enfureció al entonces líder chino Deng Xiaoping. Por esta y otras razones, Deng comenzó una guerra contra Vietnam en 1979, llamándola un “contraataque en defensa propia”. A principios de 1979, Deng ordenó al Ejército de Liberación Popular que lanzara un «contraataque» contra Vietnam, lo que dio lugar a una guerra de tres semanas que muchos historiadores dicen que fue ganada contundentemente por Vietnam. El PCCh continuó lanzando ataques contra Vietnam durante los años 80.
En 1997, el comportamiento errático de Pol Pot causó feroces disputas dentro de los Jemeres Rojos. Fue arrestado por el comandante jemer Ta Mok y condenado a prisión perpetua en un juicio público. En 1998, murió de un ataque al corazón. En 2014, pese a reiterados intentos de obstrucción por parte del PCCh, la Cámara Extraordinaria de la Corte de Camboya sentenció a dos líderes jemeres, Khieu Samphan y Nuon Chea, a cadena perpetua.
d. El surgimiento y la caída de la infiltración del PCCh en el Sudeste Asiático
Además de sus acciones en las excolonias francesas de Indochina, el PCCh hizo grandes esfuerzos para ayudar a las rebeliones comunistas en todo el sudeste asiático. Estos movimientos comunistas estuvieron especialmente activos durante las décadas de 1950 y 1960, tras lo cual fueron derrotados o marginados por los gobiernos locales.
La exportación de la revolución del PCCh tuvo repercusiones dolorosas para la diáspora china. Miles de chinos en países del sudeste asiático fueron asesinados en episodios de violencia étnica y en muchas comunidades, los derechos de los chinos a hacer negocios y recibir educación se vieron restringidos.
Un ejemplo típico ocurrió en Indonesia. Durante las décadas de 1950 y 1960, el PCCh dio un importante apoyo financiero y militar a Indonesia para apuntalar al Partido Comunista de Indonesia (Partai Komunis Indonesia, o PKI). El PKI era el grupo político más grande de ese tiempo, con tres millones de miembros directos para 1965. Sumado a ello, sus organizaciones afiliadas llevaban el número total de afiliados y miembros a los 22 millones, distribuidos en el gobierno y la sociedad de Indonesia, incluidas muchas personas cercanas al presidente de Indonesia, Sukarno.
En ese tiempo Mao criticaba a la Unión Soviética por apoyar el “revisionismo”, es decir, el apartarse de la doctrina marxista estricta, e incentivaba fuertemente al PKI para que tomara el camino de la revolución violenta. El líder del PKI, D. N. Aidit, era un admirador de Mao Zedong y estaba preparando un golpe militar. El 30 de septiembre de 1965, el líder militar Suharto aplastó este intento de golpe, cortó las relaciones con China y purgó a un gran número de miembros del PKI. La causa de esta purga está relacionada con declaraciones de Zhou Enlai, primer ministro de la RPC. Durante una de las reuniones internacionales entre países comunistas, Zhou prometió a la Unión Soviética y a los representantes de otros países comunistas: “Hay tantos chinos en el extranjero en el Sudeste Asiático. El gobierno chino tiene la habilidad de exportar el comunismo mediante estos chinos en el extranjero y hacer que el Sudeste Asiático cambie de color de la noche a la mañana”. Como reacción ante los intentos del PCCh de fomentar la revolución local, en Indonesia surgieron movimientos antichinos a gran escala. [10]
El movimiento antichinos en Birmania (también conocido como Myanmar) fue similar. En 1967, poco después del comienzo de la Revolución Cultural, el Consulado chino en Birmania y la oficina local de la Agencia de Noticias Xinhua del PCCh comenzaron a promover intensamente la Revolución Cultural entre los chinos en el extranjero, alentando a los estudiantes a llevar insignias de Mao, estudiar su Pequeño Libro Rojo y confrontar al gobierno de birmano. La junta militar de Birmania, bajo el mando del General U Ne Win, dio la orden de prohibir el uso de insignias con la imagen de Mao y el estudio de los escritos de Mao, y ordenó cerrar las escuelas chinas. En junio de 1967, se produjeron disturbios antichinos en la capital Yangon, en el que docenas fueron golpeados hasta la muerte y cientos resultaron heridos.
En julio de 1967, la prensa oficial china convocó a “Apoyar firmemente al pueblo de Myanmar bajo el liderazgo del Partido Comunista de Birmania para que den comienzo a conflictos armados y a una gran revuelta contra el gobierno de Ne Win”. Poco después, el PCCh envió a un grupo militar asesor para asistir al Partido Comunista de Birmania (PCB), a quien las fuerzas gubernamentales de Birmania habían forzado a retirarse a los bosques. El 1 de enero de 1968, un gran número de Guardias Rojos chinos y fuerzas del PCB atacaron Birmania desde la provincia china de Yunnan, derrotaron a las fuerzas del gobierno de Birmania y tomaron el control de la región de Kokang. [11]
En la época de la Revolución Cultural, los intentos del PCCh por exportar la revolución incluyeron la promoción de la violencia y la provisión de entrenamiento militar, armas y financiamiento. Cuando el PCCh dejó de intentar exportar la revolución, los partidos comunistas de varios países se desintegraron y fueron incapaces de recuperarse.
En 1961, el Partido Comunista de Malasia (PCM) decidió abandonar el conflicto armado y, en cambio, obtener el poder político a través de elecciones legales. Deng Xiaoping convocó a los líderes del PCM, Chin Peng y otros, a que fueran a Beijing, y les exigió que continuaran con sus esfuerzos para lograr la rebelión violenta, porque en ese momento el PCCh creía que una marea alta revolucionaria concentrada en torno al campo de batalla vietnamita pronto barrería con el Sudeste Asiático. Entonces, el PCM continuó la lucha armada y siguió intentando la revolución por 20 años más [12]. El PCCh financió al PCM, los hizo procurarse de armas en el mercado negro en Tailandia, y en 1969 estableció la Estación de Radio Sonido de la Revolución Malaya en la ciudad de Yiygang, provincia de Hunan, para transmitir en malayo, chino, tamil, inglés y otros idiomas. [13]
Además de los países mencionados arriba, el PCCh también intentó exportar la revolución a Filipinas, Nepal, India, Sri Lanka, Japón y otros, en algunos casos brindando entrenamiento militar y en otros difundiendo propaganda. Algunas de estas organizaciones comunistas luego se convirtieron en grupos terroristas conocidos a nivel internacional. Por ejemplo, el Ejército Rojo japonés, fundado en 1971, tenía sus raíces en el movimiento radical de los años 60 y se hizo notorio por su propaganda antimonárquica y proviolencia. El grupo fue responsable de muchos ataques terroristas, incluyendo varios secuestros de aviones y la masacre del Aeropuerto de Lod.
A fines de los años 70, después de la Revolución Cultural, el PCCh redujo su apoyo a los movimientos comunistas del sudeste asiático. Durante una reunión entre el primer ministro de Singapur Lee Kuan Yew y Deng Xiaoping, Lee le solicitó a Deng que pusiera fin a las transmisiones de radio del PCM y del Partido Comunista de Indonesia. En ese tiempo, el PCCh estaba aislado y rodeado de enemigos, y Deng acababa de tomar el poder y necesitaba apoyo internacional, así que accedió al pedido de Lee. Deng se reunió con el líder del PCM, Chin Peng, y puso una fecha límite para cerrar las emisoras que agitaban por la revolución comunista. [14]
2. Exportar la revolución a Latinoamérica y África
Tanto la Unión Soviética como la República Popular China organizaron extensas campañas de apoyo a los movimientos comunistas en el Oriente Medio, Asia meridional, África y América Latina. Sin embargo, a fines de los 60, ante la presión de la estrategia de contención de Estados Unidos y la OTAN, la Unión Soviética adoptó una nueva línea ideológica, la Détente. Esta política promovía una coexistencia pacífica con los países capitalistas occidentales, lo que llevó a la Unión Soviética a reducir su apoyo a los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo. El PCCh, que pregona la revolución mundial, acusó a los soviéticos de “revisionismo”. A principios de la década de 1960, Wang Jiaxiang, ministro del Departamento de Enlace Internacional y exembajador de la RPC para la Unión Soviética, propuso una política similar y fue criticado por Mao por ser demasiado amistoso con los imperialistas, revisionistas y reaccionarios, y por no apoyar lo suficiente al movimiento revolucionario internacional.
Durante la Revolución Cultural, el PCCh solía tener un lema: «El proletariado solo puede liberarse al liberar a toda la humanidad». En 1965, Lin Biao, entonces ministro de defensa nacional, dijo en su artículo “¡Larga vida a la victoria de la guerra del pueblo!” que una marea alta en la revolución mundial era inminente. Sobre la base de la teoría de Mao de “circundar las ciudades desde las zonas rurales” (que es como el PCCh tomó el poder en China), Lin comparó a Norteamérica y Europa del Este con ciudades, y a Asia, África y Latinoamérica como zonas rurales.
El PCCh consideraba que exportar la revolución a Asia, África y Latinoamérica era una importante tarea política e ideológica, ya que establecería los cimientos para conquistar Occidente. Por lo tanto, además de exportar la revolución a Asia, bajo la dirección de Mao el PCCh compitió con la Unión Soviética por la influencia en África y América Latina.
a. Latinoamérica
El profesor Cheng Yinhong de la Universidad Estatal de Delaware escribió en su artículo “Exportar la revolución al mundo: un análisis exploratorio de la influencia de la Revolución Cultural en Asia, África y Latinoamérica”:
En Latinoamérica, los comunistas maoístas establecieron organizaciones en Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Chile, Venezuela y Ecuador a mediados de la década de 1960. Los miembros principales eran jóvenes y estudiantes. Con el apoyo de China, en 1967 los maoístas en Latinoamérica establecieron dos grupos guerrilleros: el Ejército Popular de Liberación de Colombia incluía una compañía femenina que imitaba el Destacamento Rojo de las Mujeres y se llamaba Frente María Cano. [El otro era] la Guerrilla de Ñancahuazú de Bolivia, o el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia. Algunos comunistas de Venezuela también lanzaron acciones de violencia armada en el mismo período.
Además, el líder del Partido Comunista Peruano, Abimael Guzmán, fue entrenado en Beijing a fines de la década de 1960. Además de estudiar explosivos y armas de fuego, lo más importante fue su comprensión del Pensamiento de Mao Zedong, particularmente las ideas del “espíritu transformándose en materia” y que con la ruta correcta, uno puede ir de “no tener personal a tener personal; de no tener armas a tener armas”. [15]
Guzmán era el líder del Partido Comunista Peruano (también conocido como Sendero Luminoso), que fue identificado por los gobiernos de Perú, Estados Unidos, Japón, Canadá y la Unión Europea como una organización terrorista.
Cuba fue el primer país latinoamericano en establecer lazos diplomáticos con el PCCh. A fin de ganarse a Cuba y al mismo tiempo competir con la Unión Soviética por el liderazgo del movimiento comunista internacional, el PCCh otorgó al Che Guevara un préstamo de USD 60 millones en noviembre de 1960 cuando visitó China. Esto fue en un momento en que el pueblo chino estaba muriendo de hambre durante la campaña del Gran Salto Adelante. Zhou Enlai también dijo al Che Guevara que el préstamo podía ser perdonado con negociaciones. Luego, cuando Fidel Castro comenzó a inclinarse hacia la Unión Soviética luego de que las relaciones sino-soviéticas se rompieran, el PCCh envió una gran cantidad de panfletos de propaganda a los funcionarios y civiles cubanos a través de la embajada en La Habana en un intento por instigar un golpe de Estado contra el régimen de Castro. [16]
En 1972, cuando México y el PCCh establecieron relaciones diplomáticas, el primer embajador chino para México fue Xiong Xianghui, un agente de inteligencia del PCCh. La tarea de Xiong era recolectar información de inteligencia (inclusive sobre Estados Unidos) e interferir con el gobierno mexicano. Justo antes de que llegara Xiong, México anunció el arresto de un grupo de guerrilleros entrenados en China. El presidente mexicano Luis Echeverría estaba particularmente indignado porque, al establecer una relación diplomática con China, había resistido una feroz oposición dentro de México y de Estados Unidos. Xiong sugirió a Zhou Enlai que suavizara el incidente invitando a Echeverría a visitar China. Echeverría aceptó la invitación y además pidió que el PCCh le diera a México un trato preferencial en el comercio, a lo que el PCCh accedió. [17]
b. África
El profesor Cheng Yinghong también describió cómo el PCCh influenció la independencia de países africanos y qué tipo de camino tomaron luego de la independencia:
Según artículos de la prensa occidental, antes de mediados de la década de 1960, algunos jóvenes africanos revolucionarios de Argelia, Angola, Mozambique, Guinea, Camerún y Congo recibieron entrenamiento en Harbin, Nanjing y otras ciudades chinas. Un miembro de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (UNAZ) describió su entrenamiento de un año en Shanghai. Además de entrenamiento militar, se trató principalmente de estudios políticos, cómo movilizar al pueblo rural y lanzar la guerra de guerrillas con el objetivo de lograr una guerra popular. [18]
En los años 60, Tanzania y Zambia recibieron la mayor parte de la asistencia de los proyectos de revolución externa del PCCh en África.
Por ejemplo, el PCCh envió a un grupo de expertos del Buró de la Industria Textil de Shanghai para ayudar a construir una fábrica textil en Tanzania. La persona a cargo inyectó un fuerte tono ideológico al proyecto de ayuda. Al llegar al sitio de la construcción, colgó la bandera roja de las cinco estrellas de la República Popular de China, erigió una estatua de Mao, ponía música de la época de la Revolución Cultural y recitaba citas de Mao. El sitio de construcción se convirtió en un modelo de la Revolución Cultural en el extranjero. Él también organizó un equipo de propaganda para promover el Pensamiento de Mao Zedong y propagó activamente perspectivas subversivas entre los trabajadores locales. Las autoridades de Tanzania estaban furiosas con los intentos del PCCh de instigar una revolución local.
Luego Mao decidió construir una vía férrea que uniera a Tanzania con Zambia y que también conectaría África del Este con África Central y del Sur. Entre 1970 y 1976, China envió a 50,000 trabajadores y gastó cerca de diez mil millones de yuan para construir los 320 puentes y 22 túneles del ferrocarril. El costo equivalente de la vía férrea hoy en día sería de cientos de miles de millones de yuan chinos, o decenas de miles de millones de dólares. No obstante, debido a una mala administración y corrupción tanto en Tanzania como en Zambia, la vía férrea nunca fue rentable y hasta el día de hoy depende de la ayuda china para mantenerse operativa.
3. Socialismo en Europa del Este
La Unión Soviética ocupó Alemania oriental tras la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, siguiendo la división de poder establecida en la Conferencia de Yalta. Moscú estableció regímenes comunistas en todos los países de Europa del Este bajo su control, formando la alianza militar del Pacto de Varsovia.
A medida que avanzaba la Guerra Fría, la Unión Soviética luchó por mantener el dominio sobre sus Estados satélites. Tras la división sino-soviética, la República Popular China se metió en los regímenes de Europa oriental, en particular en la nación balcánica de Albania.
a. Represión soviética de movimientos populares en Europa del Este
En febrero de 1956, el líder soviético Nikita Jruschov denunció a Stalin en un discurso secreto pronunciado en el 20º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), iniciando un período de liberalización política limitada. La atmósfera relajada condujo a las revueltas en Europa del Este, primero en Polonia y luego en Hungría.
En Polonia, tras la muerte del dictador de facto Bolesław Bierut en marzo de 1956, sus sucesores comenzaron a impulsar la reforma y la ruptura con el legado estalinista. En junio, decenas de miles de trabajadores de fábricas en Poznań se declararon en huelga. Después de reprimir brutalmente a los manifestantes, los líderes del Partido, reconociendo el aumento del sentimiento nacionalista, tomaron medidas para aplacar al pueblo. Eligieron a Władysław Gomułka, que era un halcón de la Unión Soviética y estaba dispuesto a enfrentarse a Jruschov, como líder del Partido.
En octubre de 1956 tuvo lugar un intento de revolución en Hungría. Comenzó con un grupo de estudiantes que escribieron una lista de 16 demandas, incluyendo el retiro de las tropas soviéticas. El 23 de octubre, los manifestantes derrumbaron la estatua de Stalin, dejando solo sus botas, que la multitud luego usó para colocar banderas húngaras. Se estima que 200,000 manifestantes llenaron las calles. Los tanques y tropas soviéticos abrieron fuego contra la multitud, asesinando a un gran número de manifestantes desarmados.
La Unión Soviética inicialmente deseaba cooperar con el partido de oposición recientemente establecido y nombró a Imre Nagy como primer ministro y presidente del Consejo de Ministros. Pero luego de que Nagy ascendiera al poder, se retiró del Pacto de Varsovia y presionó por más liberalización. En respuesta, el 4 de noviembre los soviéticos enviaron 60,000 tropas y tranques para aplastar al movimiento independentista, asesinando a varios miles de personas. Nagy fue capturado y luego ejecutado, junto con cientos de sus partidarios. Cientos de miles de húngaros huyeron hacia el Oeste. [19]
A la invasión soviética de Hungría le siguió la Primavera de Praga en Checoslovaquia una década después, en 1968. Luego del discurso secreto de Jrushchov en 1956, el Partido Comunista de Checoslovaquia (KSČ) comenzó a aflojar las regulaciones, permitiendo que se formara una sociedad civil relativamente independiente. Una de las figuras representativas fue Václav Havel, que luego se convirtió en el primer presidente de la actual República Checa.
En enero de 1968, el político reformista Alexander Dubček asumió como primer secretario del Partido Comunista de Checoslovaquia. Fortaleció las reformas y promovió el lema del “socialismo de rostro humano”. Poco después, Dubček comenzó una rehabilitación a gran escala de personas que habían sido erróneamente perseguidas durante el período de Stalin. Se liberaron disidentes, se aflojó el control sobre los medios de comunicación, se incentivó la libertad académica, se permitió a los ciudadanos viajar al extranjero, se redujo la vigilancia sobre la iglesia. Lo más crucial fue que el KSČ permitió una limitada democracia dentro del partido.
La Unión Soviética, con la memoria fresca en el levantamiento húngaro de 1956, consideró a tales reformas una traición a los principios socialistas y temió que otros países las imitaran. Entre marzo y agosto de 1968, funcionarios soviéticos, entre ellos el secretario general del PCUS Leonid Brezhnev, celebraron cinco conferencias con Dubček, intentando presionarlo para que abandonase las reformas democráticas. Dubček rechazó las demandas de Brezhnev. Ese agosto, la Unión Soviética y otras naciones del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia con cientos de miles de tropas, tomando al país por sorpresa. La Primavera de Praga fue aplastada y se acabó el «socialismo de rostro humano». [20]
La Unión Soviética dependía de su fuerza militar para imponer regímenes comunistas en Europa del Este y mantener su control sobre la región. Incluso el más mínimo movimiento hacia la liberalización provocaba rebeliones contra el sistema socialista. A finales de los 80, los líderes soviéticos emprendieron reformas políticas y económicas que condujeron al final de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de todos los regímenes comunistas de Europa del Este. Al no estar la Unión Soviética dispuesta a mantener las costosas políticas que habían mantenido su dominio, los pueblos de Polonia, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia y Alemania oriental se alzaron en protestas generalmente pacíficas contra los regímenes locales.
El 4 de junio de 1989, día de la masacre de la Plaza de Tiananmen en China, Polonia celebró su primera ronda de elecciones democráticas libres. La segunda ronda, celebrada el 18 de junio, removió a los comunistas y a sus socios de coalición del parlamento.
Para octubre de 1989, varias ciudades en Alemania del Este estaban llevando a cabo enormes protestas contra el Partido Socialista Unificado (SED) que estaba en el poder. Ese mes, el líder soviético Mijaíl Gorbachov visitó Berlín y le dijo al secretario general del SED, Erich Honecker, que la única salida era la reforma.
Inmediatamente después, Alemania del Este levantó las restricciones para viajar a Hungría y Checoslovaquia, que estaban atravesando sus propias liberalizaciones políticas tras el ejemplo soviético. Esto permitió que una gran cantidad de personas desertaran a Alemania occidental a través de Checoslovaquia, y el Muro de Berlín ya no pudo detener las olas de ciudadanos que huían. El 9 de noviembre, el SED renunció a seguir controlando la frontera entre ambas Alemanias. Decenas de miles de alemanes del Este se fueron hacia Berlín occidental, y el muro fue derribado. El símbolo de la Cortina de Hierro comunista que había estado en pie por décadas desapareció y fue historia. [21]
b. Albania y China
El PCCh se intentó duramente ganar influencia sobre Albania, que al principio había criticado a Moscú y abandonado el Pacto de Varsovia. Mao estaba satisfecho con que Albania se hubiera separado de los soviéticos, y así comenzó el programa de dar «ayuda» a Albania, sin importar el costo.
Xinhua informó que “De 1954 a 1978, China brindó apoyo financiero en 75 ocasiones al Partido del Trabajo de Albania; la suma del acuerdo fue de más de 10,000 millones de yuan”. En ese tiempo, la población de Albania era de apenas unas dos millones de personas, lo que significaba que cada persona recibiría el equivalente de 5000 yuan. Por otro lado, el PIB promedio anual de China era de apenas 200 yuan. Durante de ese período, China también estaba sufriendo la hambruna del Gran Salto Adelante, así como el colapso económico ocasionado por la Revolución Cultural de Mao.
Durante la hambruna, la RPC utilizó su pequeña reserva de moneda extranjera para importar alimentos. En 1962, Reis Malile, el embajador albanés en China, exigió ayuda agrícola. Bajo el mando del vicepresidente del Partido, Liu Shaoqi, un buque chino que transportaba trigo comprado a Canadá y destinado a China cambió el curso hacia Albania y descargó la totalidad del trigo en un puerto albanés. [22]
Además, China ayudó a Albania a construir una fábrica textil, pero Albania no tenía algodón, así que China usó sus reservas extranjeras para comprar algodón para Albania. En una ocasión, funcionarios albaneses pidieron a Geng Biao, el embajador chino en Albania en ese momento, que reemplazara equipamientos grandes de una fábrica de fertilizante y exigieron que los equipos fueran de Italia. China entonces compró máquinas de Italia y las instaló para Albania. A todo esto, Albania dio por sentada la ayuda china y muchas veces la desperdició. Enormes cantidades de acero, maquinarias e instrumentos de precisión enviados desde China fueron dejados a la intemperie. A los funcionarios albaneses no les importaba; creían que si el material o los equipos se rompían o perdían, China simplemente les daría otros.
En 1974, Albania pidió un préstamo de 5000 millones de yuan a China. A pesar de estar al borde del colapso económico debido a la Revolución Cultural, la RPC aprobó un préstamo de mil millones de yuan a Albania. No obstante, los líderes albaneses estaban enormemente insatisfechos y comenzaron un movimiento antichino con lemas como “Nunca inclinaremos nuestras cabezas frente a la presión económica de un país extranjero”. También se negó a apoyar a China con petróleo y asfalto.
4. El comunismo después de la Guerra Fría
Después de las revoluciones de 1989, la propia Unión Soviética sufrió cambios políticos drásticos. En agosto de 1991, los partidarios de la línea dura en el PCUS, la KGB y el ejército que consideraban a las reformas de Gorbachov como una traición al comunismo montaron un golpe de Estado, poniendo al líder soviético bajo arresto domiciliario y enviando tanques a ocupar Moscú. Pero el complot no tuvo el apoyo de los miembros comunes del Partido ni del público en general, y los conspiradores fueron arrestados o se suicidaron. El 25 de diciembre de 1991, con los movimientos independentistas creciendo en todo el país, Gorbachov anunció la disolución de la Unión Soviética en quince repúblicas independientes.
El fin de la Guerra Fría, el colapso del bloque soviético y la implementación de reformas económicas en China parecían señalar el fin de la amenaza del comunismo para el mundo libre y la humanidad. En realidad, el retraimiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética dejó al Partido Comunista Chino fuera del foco de atención y le dio varias décadas para apuntalar su sistema totalitario y socavar al mundo libre.
A diferencia del movimiento de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial, con sus juicios públicos contra los criminales de guerra nazis y una amplia educación contra los males de la ideología fascista, aún no se ha materializado un recuento completo de los crímenes comunistas. Rusia y muchas otras ex repúblicas soviéticas nunca han condenado su pasado soviético ni han abolido el aparato de la policía secreta. Un exagente de la KGB que luego pasó a ser jefe de la policía secreta de Rusia está ahora a cargo del país. Las ideologías comunistas y sus seguidores no solo siguen activas sino que están propagando su influencia hacia Occidente y todo el mundo.
Los activistas anticomunistas de Occidente –la generación más vieja que tiene un entendimiento más profundo del comunismo– están muriendo gradualmente, mientras que quienes conforman la generación más nueva no reciben la suficiente información sobre ello. Los comunistas y organizaciones de izquierda en todo el mundo han podido continuar sus movimientos radicales o progresistas para derribar y destruir valores tradicionales y estructuras sociales.
El primer presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, tomó medidas para purgar la ideología soviética –despidió a exfuncionarios soviéticos, hizo derribar estatuas de Lenin y otros líderes comunistas y reconstruyó iglesias cristianas ortodoxas destruidas por el PCUS– pero estas medidas resultaron ser en gran parte superficiales para limpiar al país de una cultura del Partido profundamente arraigada, que había sido inoculada en la gente y las instituciones durante casi siete décadas. Además, la agitación política y el colapso económico que siguieron al fin de la Unión Soviética alimentaron la nostalgia por la época pasada.
El resurgimiento del apoyo popular al comunismo en Rusia llevó a la formación del Partido Comunista de la Federación Rusa (CPFR). Se convirtió en un partido político importante y así lo fue hasta el surgimiento de la Rusia Unida de Vladimir Putin.
En octubre de 1993 –apenas dos años después de que los ciudadanos de Moscú tomaran las calles para pedir independencia y democracia– decenas de miles de moscovitas marcharon a Plaza Roja, gritando los nombres de Lenin y Stalin y ondeando las exbanderas soviéticas. En encuestas recientes, como la realizada por RBK TV de Moscú en 2015, muchos encuestados (alrededor del 60 por ciento) dijeron que la Unión Soviética debería renacer. En mayo de 2017, la Liga Juvenil Comunista, que fue establecida como una organización afiliada al PCUS, celebró una ceremonia de juramento para jóvenes en la Plaza Roja de Moscú, ante la tumba de Lenin. En el acto, el presidente del Partido Comunista de la Federación Rusa, Gennady Zyuganov, afirmó que 60,000 nuevos reclutas se habían unido recientemente al Partido y que el Partido Comunista continuaba sobreviviendo y expandiéndose.
El espectro del comunismo continúa acechando al país más grande del mundo. Solamente en Moscú hay más de 80 monumentos dedicados a Lenin, cuya tumba en la Plaza Roja continúa atrayendo turistas y seguidores. El mundo nunca expuso y condenó exhaustivamente los crímenes de la KGB. En el último siglo, la influencia comunista explícita en los gobiernos se ha desvanecido en la mayoría de los países. En el apogeo del movimiento comunista en la Guerra Fría, había más de dos docenas de países gobernados por regímenes abiertamente comunistas. Hoy en día, solo quedan cuatro: China, Vietnam, Cuba y Laos. A pesar de que el partido gobernante en Corea del Norte abandonó las referencias al marxismo-leninismo, sigue siendo un Estado comunista totalitario. Más de cien países en todo el mundo tienen partidos comunistas registrados.
En la década de 1980, había más de 50 partidos comunistas en Latinoamérica, con un total de un millón de miembros afiliados (de los cuales el Partido Comunista de Cuba contabilizaba más o menos la mitad). A principios de los 80, Estados Unidos y la Unión Soviética competían ferozmente por las zonas principales de Latinoamérica y Asia. Con el colapso de Europa del Este y la Unión Soviética, los partidos comunistas que se enfocaban en la violencia para imponer su régimen, como el Partido Comunista Peruano, fueron cada vez menos.
Sin embargo, la mayoría de los países latinoamericanos aún cayeron en variantes del socialismo. Partidos políticos de izquierda asumieron nombres como Partido Socialista Democrático, Partido Socialista del Pueblo, y así. Varios partidos comunistas en América Central quitaron las palabras “partido comunista” de sus nombres, pero continuaron promoviendo ideologías comunistas y socialistas, volviéndose incluso más engañosos en sus actividades.
De los 33 países independientes de Latinoamérica y el Caribe, la mayoría tiene partidos comunistas que son aceptados como participantes políticos legítimos. En Venezuela, Chile, Uruguay y otros países, ocurrió que el partido comunista y el partido gobernante han llegado a formar gobiernos de coalición, mientras que los países comunistas en otros países juegan el rol de la oposición.
En Occidente y en otras regiones de todo el mundo, el comunismo no recurrió a la revolución violenta como hizo en Oriente. En cambio, usó un método más oculto, y los partidarios de las ideologías de izquierda han infiltrado casi todos los aspectos de la sociedad, tanto en Estados Unidos como en otros países. Décadas más tarde, las formas occidentales de comunismo han logrado subvertir en gran medida la sociedad y la moralidad tradicionales, desintegrando la cultura impartida por lo divino. En este sentido, el espectro del comunismo ha afirmado su control sobre el mundo entero.
A continuación: Capítulo 5, Parte 1
Actualizado el 10 de mayo de 2020
Referencias
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2. Jung Chang and Jon Halliday, “Lukewarm Believer (1920–25; age 26–31),” Mao: The Unknown Story (New York: Anchor Books, 2006).
3. Harry S. Truman, “Statement on Formosa” (speech, White House, January 5, 1950), USC US–China Institute, accessed April 19, 2020, https://china.usc.edu/harry-s-truman-%E2%80%9Cstatement-formosa%E2%80%9D-january-5-1950.
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14. Cheng Yinghong, “Xiang shijie shuchu geming.”
15. Ibid.
16. Chen, “Di 52 zhang Wen Ge wai jiao.”
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18. Cheng, “Xiang shijie shuchu geming.”
19. Chen Kuide 陈奎德, Jindai xianfa de yanhua 近代宪政的演化 [The Evolution of Contemporary Constitutionalism], The Observer (2007), chap. 60. [en chino]
20. Ibid., chap. 67.
21. Ibid., chap. 77.
22. Wang Hongqi, “Zhongguo dui Aerbaniya de yuanzhu” 中国对阿尔巴尼亚的援助 [“China’s Aid to Albania”], Yanhuang Chunqiu, accessed April 16, 2020, http://www.yhcqw.com/36/3172.html#. [En chino]
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