Capítulo 6: La revuelta contra Dios (ACTUALIZADO)

Traducción en partes del libro: “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo”

Por The Epoch Times
04 de agosto de 2018 2:17 PM Actualizado: 19 de mayo de 2021 2:21 PM

La Gran Época publica aquí entregas traducidas del inglés de un nuevo libro: “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo”, del equipo editorial de “Nueve comentarios sobre el Partido Comunista chino”.

Tabla de contenidos

Introducción

1. En Oriente: una revuelta violenta contra Dios
a. La violenta destrucción de las religiones ortodoxas en la Unión Soviética
b. La destrucción de la cultura y la religión por el Partido Comunista Chino

2. En Occidente: Infiltración y debilitamiento de la Iglesia
a. Infiltración en la religión
b. Restricción de la religión

3. La teología retorcida del espectro comunista

4. Caos religioso

 

***

Introducción

Los pueblos del mundo tienen sus propios mitos y leyendas antiguos sobre cómo lo divino creó al hombre a su imagen y semejanza. Estas creencias tradicionales establecen los cimientos de la moral y la cultura de esos pueblos y dejan un camino de regreso al Cielo para aquellos que creen. En Oriente y Occidente hay leyendas sobre cómo Nüwa y Jehová crearon a su gente.

Lo divino insta al hombre seguir sus mandamientos, de lo contrario, enfrentarán una retribución divina. En tiempos de decadencia moral generalizada, lo divino destruye al hombre a fin de preservar la pureza del universo. Muchas razas en el mundo tienen leyendas sobre cómo grandes inundaciones destruyeron civilizaciones. Se dice que la legendaria Atlántida se hundió en el mar de la noche a la mañana.

A fin de mantener la moral de los seres humanos, hay tiempos en que seres iluminados o profetas nacen en el mundo humano para rectificar los corazones de la gente y guiar a esas civilizaciones a que se desarrollen y maduren. Tales sabios incluyen a Moisés y Jesús en el Cercano Oriente, Laozi en China, Sakyamuni en India y Sócrates en la antigua Grecia.

La historia y la cultura humanas ayudan a las personas a entender qué son los Budas, los Taos y los dioses; qué significa creer en Dios y cómo practicar la cultivación. Las diferentes escuelas de cultivación enseñan qué es recto y qué es perverso, cómo distinguir la verdad de la falsedad y el bien del mal. Enseñan al hombre a esperar el regreso del Creador a la Tierra antes del fin del mundo a fin de ser salvados y regresar al Cielo. Una vez que las personas cortan su conexión con el ser divino que las creó, su moral se deteriora rápidamente. La corrupción moral termina provocando el fin de la vida civilizada.

En Oriente, especialmente en la antigua tierra de China, las creencias están arraigadas en los corazones de las personas mediante la cultura tradicional, transmitidas de generación en generación durante milenios. Así, es difícil engañar a los chinos para que acepten el ateísmo con simples mentiras. Con el objeto de erradicar los 5000 años de creencias y cultura de China, el espectro del comunismo utilizó violencia a una escala masiva para asesinar a las élites que habían heredado la cultura tradicional. Los comunistas usaron mentiras para engañar a los jóvenes de generación en generación.

En Occidente y en otras partes del mundo, las religiones y las creencias son las formas a través de las cuales el hombre mantiene el contacto con lo divino, y son pilares importantes para mantener los estándares morales. A pesar de que el espectro perverso del comunismo fracasó en establecer la tiranía comunista en estos países, sí logró el objetivo de destruir las religiones ortodoxas y corromper a los seres humanos con el engaño, la desviación y la infiltración.

1. En Oriente: una revuelta violenta contra Dios

a. La violenta destrucción de las religiones ortodoxas en la Unión Soviética

El Manifiesto Comunista propugna la destrucción de la familia, la iglesia y el Estado-nación. Eliminar y subvertir a las religiones es uno de los objetivos principales del Partido Comunista.

Habiendo pasado de creer en Dios a convertirse en seguidor de Satán, Karl Marx sabía claramente sobre la existencia de lo divino y lo demoníaco. También sabía que las enseñanzas demoníacas sin adornos eran difíciles de aceptar para la gente –especialmente para las personas religiosas. Por lo tanto, él abogó por el ateísmo desde el principio, y declaró que “la religión es el opio del pueblo”, y que el “comunismo comienza desde el principio con el ateísmo”, y así.  [1]

Cuando la gente ya no cree en lo divino, el diablo puede corromper y tomar posesión del alma, y finalmente arrastrar a la gente hacia el infierno. Es por eso que «La Internacional», el himno comunista, dice que no hay salvadores supremos –ni Dios ni los gobernantes humanos– en los que depender. Marx denigraba a las religiones y a lo divino en sus teorías, mientras que Vladimir Lenin fue capaz de utilizar la maquinaria estatal para atacar la religión luego de tomar el poder en 1917. Lenin usó violencia y otras tácticas de alta presión para oprimir a las religiones ortodoxas y a la fe recta de manera de forzar a las personas a separarse de lo divino.

En 1919, Lenin presentó un nuevo programa del Partido que incluía la eliminación a gran escala de la religión. Luego, en 1922, aprobó una resolución secreta que estipulaba que todos los objetos de valor, incluyendo piedras preciosas, debían ser removidas de las iglesias y otras instituciones religiosas con “inflexible resolución, sin dudar nada y en el tiempo más corto”. Declaró: “Cuanto mayor sea la cantidad de representantes del clero reaccionario y de la burguesía reaccionaria que logremos disparar a muerte en esta ocasión, mejor será, dado que a este ‘público’ precisamente debe dársele una lección de tal manera que no se atrevan a pensar en ninguna resistencia por varias décadas” [2].

En los años siguientes, se saqueó una gran cantidad de propiedad de la iglesia, se cerraron iglesias y monasterios, un número desconocido de clérigos ortodoxos y católicos fueron ejecutados.

Después de la muerte de Lenin, Joseph Stalin siguió su ejemplo y comenzó una purga extremadamente cruel en los años 30. Stalin ordenó que todo el país implementara un Plan Quinquenal de Ateísmo. Declaró que cuando se completara el plan, se cerraría la última iglesia, se destruiría al último sacerdote y la Unión Soviética se convertiría en una tierra fértil para el ateísmo –no se podría encontrar ningún rastro de religión. En la década de 1930, cientos de miles de clérigos fueron arrestados y torturados a muerte. Para 1941, había solo 4225 iglesias ortodoxas abiertas al público; antes de que los soviéticos tomaran el poder, había más de 46,000. El 97 por ciento de los monasterios ortodoxos fueron destruidos, solo quedaron 37. Durante este período, las élites culturales y los intelectuales fueron enviados a gulags o ejecutados a tiros.

Durante la Segunda Guerra Mundial, para aprovecharse de los recursos financieros y humanos de la iglesia en la lucha contra la Alemania nazi, Stalin pareció hacer una pausa en la persecución de las iglesias ortodoxa y católica, y dio la impresión de que podría rehabilitar estas religiones. Pero tenía un fin más bajo en mente: ejercer un control estricto sobre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica restauradas como una herramienta para socavar a las religiones tradicionales al imponer el régimen del Partido Comunista por sobre el clérigo. La religión se convirtió así en una herramienta del espectro comunista para engañar y controlar al público, especialmente a los creyentes cuya fe tradicional era demasiado fuerte como para ser destruida por una persecución abierta.

Alejo II de la ex Unión Soviética fue promovido a obispo de Tallin y Estonia en 1961, arzobispo en 1964 y obispo metropolitano en 1968. Se convirtió en Patriarca de la Iglesia Ortodoxa en 1990, antes de la desintegración de la Unión Soviética. Luego del colapso soviético, se abrieron brevemente los archivos de la KGB, los cuales revelaron que Alejo II trabajaba para dicha agencia de inteligencia.

Más tarde, Alejo II confesó que había sido quebrantado y que había actuado como un agente soviético. Se arrepintió abiertamente en una entrevista de 1991 con el periódico Izvestia: “Al defender una cosa, fue necesario ceder otra. ¿Acaso hubo otras organizaciones u otras personas entre quienes tuvieron que cargar una responsabilidad no solo por sí mismos sino por miles de otros destinos, que en esos años de la Unión Soviética no hayan sido obligadas a actuar de la misma manera? No obstante, ante esas personas –a las que la transigencia, el silencio, la pasividad forzada o las expresiones de lealtad permitidas por los líderes de la iglesia en esos años, causaron dolor– ante estas personas, no solo ante Dios, pido perdón, comprensión y oraciones”. [3]

La Unión Soviética no solo mantuvo esta religión adulterada en su propio territorio, sino que propagó su influencia maligna al resto del mundo.

b. La destrucción de la cultura y la religión por el Partido Comunista Chino

La destrucción de la cultura tradicional china

China tiene la civilización vigente más antigua del mundo, hay numerosos registros históricos que se remontan a cinco mil años atrás. Conocida como “el Imperio Celestial”, su espléndida y magnífica cultura tradicional se ganó el aprecio de muchas naciones. La cultura china influenció profundamente a toda la región de Asia Oriental y condujo a la formación de una esfera civilizacional china. La apertura de la Ruta de la Seda y la difusión de los Cuatro Grandes Inventos de China (papel, brújula, pólvora e imprenta) en Occidente ayudaron a acelerar el desarrollo de la civilización europea.

A pesar de que la fe china no se caracteriza por tener una religión predominante como suele ser el caso en otros países, el pueblo chino también tiene una firme creencia en los dioses y budas, y las creencias religiosas son los cimientos de la cultural tradicional china. El Confucionismo, el Budismo, el Taoísmo e incluso las religiones occidentales han coexistido pacíficamente en China durante miles de años. 

El comunismo buscó destruir esta antigua cultura, pero nunca podría lograrlo simplemente engañando a los chinos para que reemplazaran su milenaria cultura con la doctrina comunista de Occidente. Por lo tanto, el PCCh utilizó todo tipo de tácticas perversas a lo largo de décadas de constantes campañas políticas, comenzando con matanzas masivas. El PCCh se esforzó por socavar la esencia de la religión, persiguió a intelectuales y destruyó la cultura material, como templos, reliquias culturales, pinturas antiguas y objetos ancestrales.

A lo largo de la historia del régimen comunista en China, las incesantes campañas políticas, persecuciones y asesinatos en masa le han dado al Partido un entendimiento sin precedentes de cómo usar la propaganda, el terror, los intereses económicos y otras tácticas para poner a la gente bajo su poder. Al destruir la cultura tradicional, el PCCh estableció una maliciosa cultura del Partido Comunista que ha envenenado a generaciones de chinos.

Impregnados de las características malignas del PCCh –engaño, maldad, lucha– millones de chinos han perdido toda comprensión de los valores universales formados a lo largo de milenios de civilización. Este fue el retorcido plan del espectro comunista, hecho en preparación para la confrontación final en nuestro mundo entre las fuerzas del bien y el mal.

Los terratenientes y la aristocracia de las áreas rurales, así como los mercaderes y académicos de las áreas urbanas, eran las élites que conservaban la cultura tradicional de China. En las primeras etapas de la toma del poder del PCCh en 1949, el Partido usó una serie de campañas para masacrar a terratenientes y aristócratas en el campo y a capitalistas en las ciudades, saqueando así la riqueza social mientras provocaba el terror. Al mismo tiempo, “reformó ideológicamente” a eruditos –los adoctrinó con el materialismo, el ateísmo y la teoría de la evolución– para lavarle sistemáticamente el cerebro a una nueva generación de estudiantes e inculcarles el odio hacia la cultura tradicional.

Mediante el movimiento antiderechista de los años 50, todos los intelectuales desobedientes fueron exiliados y sentenciados a reeducación mediante trabajo forzado, arrojándolos al fondo de la sociedad. El Partido convirtió a los eruditos en objeto de burla y ridículo. La erradicación de las élites tradicionales puso fin al proceso de herencia y transmisión de la cultura tradicional china entre generaciones. Los jóvenes de esa época ya no se habían socializado y nutrido en esa cultura a través de la familia, la escuela, la sociedad o la aldea –y así se convirtieron en una generación sin cultura tradicional.

Después del movimiento antiderechista, ya no quedaron muchas voces independientes. No obstante, el PCCh aún no estaba satisfecho. Después de todo, los ancianos aún preservaban la memoria de la cultura tradicional y por todos lados había objetos materiales, como artefactos antiguos y edificios. Lo que es más, el arte aún mantenía los valores tradicionales. Fue así que en 1966, el PCCh inició un movimiento que apuntó a destruir la cultura tradicional a una escala mayor: la Revolución Cultural. Utilizando estudiantes con lavado de cerebro después del establecimiento de la República Popular China, el Partido provocó la agitación y la rebeldía de los adolescentes y utilizó la campaña de Destruir los Cuatro Viejos (viejas ideas, vieja cultura, viejas costumbres y viejos hábitos) para sembrar el caos.

El fuego infernal de la campaña ardió por toda la tierra de China. Monasterios, templos, sitios culturales y estatuas y pinturas budistas quedaron destruidos a un punto irrecuperable. Antes de la Revolución Cultural, cada ciudad y pueblo en China tenía artefactos antiguos. A solo 30 centímetros debajo del suelo, se podían encontrar artefactos de la historia reciente; a medio metro, un metro, o seis metros, los artefactos dejados por las dinastías precedentes eran incontables. La campaña no solo arruinó los sitios de práctica religiosa, oración y cultivación espiritual –sitios antiguos que representaban la armonía entre el hombre y el Cielo– sino que también se dedicó a erradicar de los corazones humanos las creencias rectas básicas, como la creencia en la armonía entre los humanos y el cosmos.

Además, para cortar la conexión del pueblo chino con sus ancestros y dioses, el PCCh tomó la delantera en maldecir a los ancestros y desdeñar la cultura tradicional. Los países de todo el mundo generalmente respetan a sus figuras destacadas y reyes del pasado y valoran sus tradiciones. No obstante, a los ojos del PCCh, los emperadores, generales, eruditos y personas talentosas de la China antigua eran unos buenos para nada. Semejante insulto a los propios ancestros es ciertamente algo raro en la historia. Bajo el mando del PCCh, el pueblo chino llegó a oponerse a lo divino, rechazar a sus ancestros y destruir su propia cultura, transitando así un camino peligroso.

Persecución de religiones

Luego de que el PCCh obtuviera el poder, siguió los pasos de la Unión Soviética para erradicar a las religiones. Por un lado, el PCCh promovió el ateísmo y lanzó ataques ideológicos contra las creencias religiosas. Por otro lado, mediante una serie de movimientos políticos, suprimió y asesinó a practicantes religiosos. La persecución a personas de fe ortodoxa se volvió más y más severa, hasta que alcanzó su pico con el comienzo de la sangrienta persecución a la disciplina espiritual Falun Dafa en 1999.

Poco tiempo después de hacerse del poder en 1949, el PCCh prohibió las reuniones religiosas y quemó numerosas copias de la Biblia y escrituras de otras religiones. También exigió que cristianos, católicos, taoístas y budistas se registrasen con el gobierno y se arrepintieran de sus «errores». Quienes se rehusaron a obedecer fueron objeto de severos castigos. En 1951, el PCCh declaró que quienes continuaran asistiendo a reuniones religiosas serían ejecutados o encarcelados de por vida. Numerosos monjes budistas fueron expulsados de los templos u obligados a vivir y trabajar en ambientes seculares. Los sacerdotes católicos y cristianos fueron encarcelados y torturados. Los creyentes fueron ejecutados o enviados a campos de reeducación mediante trabajo forzado. Según estadísticas incompletas, en los primeros años del ascenso del PCCh al poder, cerca de tres millones de seguidores religiosos y miembros de organizaciones religiosas fueron arrestados o ejecutados.

Al igual que el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), el PCCh estableció agencias regulatorias para cada grupo religioso, como la Asociación Taoísta China, la Asociación Budista de China, y así. Para controlar a los católicos, el PCCh estableció la Asociación Patriótica Católica China. Todas las asociaciones religiosas debían seguir la voluntad del Partido, el cual “reformaba el pensamiento” de sus miembros. Al mismo tiempo, el PCCh utilizó esas asociaciones para llevar a cabo acciones que el espectro perverso no podía hacer directamente: sembrar discordia y corromper a las religiones ortodoxas desde adentro.

De manera similar, después de despachar tropas y ocupar el Tíbet en 1950, el PCCh comenzó una intensa persecución del Budismo Tibetano. El 14° Dalai Lama escapó del Tíbet en 1959 y ha vivido exiliado en India, a lo cual el PCCh considera una rebelión. En mayo de 1962, el 10° Panchen Lama envió al Consejo Estatal del PCCh una petición describiendo el sabotaje del Partido a la cultura tibetana y las tradiciones budistas, llevado a cabo por el ejército chino:

“Con respecto a la erradicación de estatuas budistas, escrituras budistas y estupas budistas, hablando básicamente, con excepción de un muy pequeño número de monasterios, entre ellos los cuatro grandes monasterios que estaban protegidos, en los otros monasterios y aldeas, en pequeños pueblos y pueblos en las amplias zonas agrícolas y ganaderas del Tíbet, algunos de nuestros cuadros Han elaboraron un plan, nuestros cuadros tibetanos se movilizaron, y algunas personas entre los activistas que no entraban en razón jugaron el rol de ejecutores del plan.

Usurparon el nombre de las masas y se pusieron el rostro de las masas, y suscitaron una gran inundación de olas para eliminar las estatuas del Buda, las escrituras y estupas budistas, las arrojaron al agua, las arrojaron al suelo, las rompieron y las derritieron. Llevaron a cabo, de forma temeraria, una destrucción salvaje y apresurada de los monasterios, salones budistas, muros “mani” y estupas, y se robaron muchos ornamentos de las estatuas del Buda y objetos preciosos de las estupas budistas.

Debido a que los organismos de compra del gobierno no fueron cuidadosos en hacer distinciones cuando compraron metales no ferrosos, compraron muchas estatuas del Buda, estupas y vasijas de ofrenda hechas de metales no ferrosos y mostraron una actitud de incentivar la destrucción de estas cosas. Como resultado, algunas aldeas y monasterios no parecían haber sido el resultado de acciones deliberadas del hombre, sino que más bien parecían como si hubiesen sido accidentalmente destruidos por un bombardeo y que acababa de terminar una guerra, y mirarlos era insoportable.

Lo que es más, insultaron sin escrúpulos a la religión, usando el «Tripitaka» como material para fertilizante, en particular usando imágenes de Buda y sutras budistas para hacer zapatos. Esto fue totalmente irracional. Debido a que hicieron tantas cosas que incluso los lunáticos difícilmente harían, personas de todos los estratos estaban completamente escandalizadas, estaban extremadamente confundidas emocionalmente y se sentían muy desalentadas y descorazonadas. Gritaban, con lágrimas cayendo de sus ojos: ‘Nuestra región se ha convertido en una zona oscura’, y otros gritos lastimosos”. [4]

Luego de que comenzara la Revolución Cultural en 1966, muchos lamas fueron obligados a volverse seculares, y muchas valiosas escrituras fueron quemadas. Para 1976, de los 2700 templos que había originalmente en el Tíbet, solo quedaban ocho. El Templo Jokhang –construido hace más de 1300 años, antes de la Dinastía Tang, y el templo más importante del Tíbet– también fue saqueado. [5]

En China, la cultivación del Taoísmo tiene una historia antigua. Hace más de 2500 años, Laozi dejó el Tao Te Ching, compuesto de 5000 caracteres. Es la esencia de la cultivación taoísta y su difusión no se limitó a los países orientales; también fue traducido a los idiomas de muchos países occidentales. Sin embargo, durante la Revolución Cultual, Laozi fue criticado como hipócrita y el Tao Te Ching fue considerado una “superstición feudal”.

Los principios fundamentales del Confucianismo son la benevolencia, la rectitud, la disposición moral a hacer el bien, la conducta apropiada, la sabiduría y la confianza. Confucio estableció los estándares morales por generaciones. Durante la Revolución Cultural, los rebeldes en Beijing guiaron a los Guardias Rojos a Qufu, el pueblo natal de Confucio, donde sabotearon y quemaron libros antiguos y destrozaron miles de lápidas históricas, entre ellas la de Confucio. En 1974, el PCCh comenzó otro movimiento para “Criticar a Lin Biao, criticar a Confucio”. El PCCh consideraba inútil el pensamiento tradicional del Confucianismo con respecto a cómo vivir y qué estándares morales sostener.

Incluso más brutal y trágica fue la campaña lanzada en julio de 1999 por el entonces jefe del Partido, Jiang Zemin: la persecución a Falun Gong (también conocido como Falun Dafa) y sus cultivadores, que practican Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

El ascenso político de Jiang comenzó después de la masacre de Tiananmen el 4 de junio de 1989. Tras la muerte del líder supremo Deng Xiaoping en 1997, Jiang asumió el poder total, dejando de lado a otros altos funcionarios del Partido y estableciendo una arraigada red de nepotismo. En 1999, haciendo uso de las bien desarrolladas fuerzas de seguridad y de la maquinaria de propaganda de la RPC, Jiang inició la persecución a Falun Gong y a los cien millones de practicantes que se estima había en esa época. Esta campaña nacional de terror de Estado –la mayor desde la Revolución Cultural– impulsó la autoridad política de Jiang y le permitió colocar a sus aliados en posiciones de poder y ganancias. Las brutales políticas de Jiang contra Falun Gong, y la corrupción que instigó, sentaron las bases para la moderna resurrección del totalitarismo del PCCh y lanzaron a China a una caída libre de moralidad, sin precedentes.

Lo que es más, el Partido comete un crimen que nunca antes existió en el planeta: la sustracción de órganos en vida de los practicantes de Falun Gong.

En unas pocas décadas, el PCCh devastó miles de años de la cultura tradicional, los valores morales y la creencia en la autocultivación de China. Como resultado, la gente ya no cree en sus dioses, se aparta de lo divino, sufre un vacío espiritual y sus valores morales están corrompidos. 

2. En Occidente: Infiltración y restricción de la Iglesia

El comunismo también hizo arreglos sistemáticos para atacar a los creyentes religiosos en países no comunistas. A través del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Partido Comunista Chino, utilizó dinero y espías para infiltrarse en las instituciones religiosas de otros países bajo la excusa de “intercambio religioso”, a fin de torcer las creencias rectas o atacarlas directamente, e introducir las ideologías socialistas y comunistas en la religión. Los creyentes continuaron adorando y practicando religiones que habían sido cambiadas irreversiblemente por la ideología comunista.

a. Infiltración en la religión

En Estados Unidos, los marxistas se infiltraron en las iglesias cristianas y entraron en los seminarios, educando erróneamente a clase tras clase de sacerdotes y pastores, que luego pasaron a influir en la religión a una escala más amplia en todo el país.

En su testimonio ante el Comité de Actividades Antiamericanas en julio de 1953, Manning Johnson, miembro de alto rango del Partido Comunista, dijo:

Una vez que el Kremlin estableció la táctica de infiltrarse en organizaciones religiosas, la mecánica real de implementar la ‘nueva línea’ era una cuestión de seguir la experiencia general del movimiento de las iglesias existente en Rusia, en el que los comunistas descubrieron que la destrucción de la religión podía proceder mucho más rápido mediante la infiltración en la iglesia de agentes comunistas que operasen dentro de la iglesia misma. […]

En general, la idea era desviar el énfasis del pensamiento clerical de lo espiritual hacia lo material y político –por político, por supuesto, se entiende la política basada en la doctrina comunista de conquistar el poder. En vez de poner énfasis en lo espiritual y en los asuntos del alma, el nuevo y pesado énfasis se ponía en tratar con esos asuntos que, en general, llevaban hacia el programa comunista de ‘exigencias inmediatas’. Estas exigencias sociales, por supuesto, eran de tal naturaleza que luchar por ellas tendería a debilitar a nuestra sociedad actual y a prepararla para la conquista final por las fuerzas comunistas. [6]

El historiador búlgaro Momchil Metodiev, luego de una extensa investigación de los archivos de la Guerra Fría del Partido Comunista Búlgaro, expuso el hecho de que la red de inteligencia comunista de Europa del Este colaboró estrechamente con los comités religiosos del Partido para influenciar e infiltrarse en organizaciones religiosas internacionales. [7]

A escala global, una organización que fue significativamente infiltrada por el comunismo en Europa del Este fue el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Establecido en 1948, el CMI es una organización cristiana interiglesias a nivel mundial. Entre sus miembros hay iglesias de varias formas principales de Cristianismo, que representan alrededor de 590 millones de personas de 150 países diferentes. El CMI es, por lo tanto, una gran fuerza en los círculos religiosos mundiales. También fue la primera organización religiosa internacional en aceptar países comunistas como miembros durante la Guerra Fría y en aceptar apoyo financiero de estos países.

En base a un archivo publicado de la KGB de 1969, el historiador y profesor de la Universidad de Cambridge Christopher Andrew escribió que durante la Guerra Fría, cinco agentes de la KGB formaban parte del Comité Central del CMI, desde donde ejercían una influencia encubierta en la políticas y las operaciones del CMI. Un archivo publicado de la KGB de 1989 muestra que estos agentes controlados por la KGB se aseguraban que el comité emitiera comunicaciones públicas alineadas a los objetivos socialistas. [8]

En 1975, el obispo ortodoxo ruso Nikodim (nombre de nacimiento Boris Georgievich Rotov), obispo metropolitano de Leningrado, fue elegido como uno de los seis presidentes del CMI. Veterano agente de la KGB, Nikodim ocupó el cargo durante tres años, hasta su muerte en 1978. [9]

Otra victoria fue la elección del espía comunista búlgaro Todor Sabev como subsecretario general del CMI en 1979. Sabev estuvo en el cargo hasta 1993.

Sabiendo que los comunistas de Europa del Este infiltraron y manipularon las iglesias, no es difícil entender por qué el CMI insistió con subvencionar a la Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótico (ZANU-PF, según sus siglas en inglés) en enero de 1980. La ZANU-PF era un notorio grupo de guerrillas comunistas conocidas por asesinar misioneros y derribar vuelos comerciales.

El PCCh también infiltró al CMI a través del Consejo Cristiano Chino. El Consejo es el único representante oficial de la China comunista en el CMI pero, debido a la influencia monetaria y de otros tipos, el CMI ha consentido durante años a los intereses del PCCh.

El secretario general del CMI visitó oficialmente China a comienzos de 2018 y se reunió con varias organizaciones cristianas controladas por el Partido, entre ellas el Consejo Cristiano de China, el Comité Nacional del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías de las Iglesias Protestantes de China y la Administración Estatal de Asuntos Religiosos. En China, el número de miembros de grupos cristianos no oficiales (iglesias clandestinas) es mucho mayor que el de las oficiales; no obstante, los delegados del CMI no organizaron reuniones con ningún grupo cristiano no oficial a fin de evitar fricciones con Beijing.

b. Restricción de la religión

La infiltración comunista en Occidente es omnipresente y las religiones han sido golpeadas por ideologías y comportamientos que denigran a Dios. Ideas como la “separación de la iglesia y el Estado” y la “corrección política” han sido utilizadas para marginalizar y sabotear religiones rectas y ortodoxas.

Estados Unidos se forjó como una nación bajo Dios. Todos los presidentes de EE. UU., al tomar juramento, ponen su mano sobre la Biblia y piden a Dios que bendiga a Estados Unidos. Hoy en día, cuando la gente religiosa critica comportamientos, ideas y políticas que se apartan de lo divino, o cuando hablan en contra del aborto o la homosexualidad, los comunistas en Estados Unidos o la izquierda militante comienzan la ofensiva. Utilizan la “separación de la iglesia y el Estado” para decir que la religión no debería tener nada que ver con la política, y así buscan restringir la voluntad de Dios y las limitaciones que lo divino estableció para el comportamiento humano.

Durante miles de años, los seres divinos se dieron a conocer ante aquellos que tienen fe. En el pasado, las personas de fe con creencias rectas constituían la mayor parte de la sociedad y tenían una enorme influencia positiva en la moral social. Hoy en día, la gente solo puede hablar sobre la voluntad de Dios dentro de la iglesia. Fuera de la iglesia, no pueden criticar ni resistir los intentos por socavar los parámetros de Dios para la conducta humana. La religión casi ha perdido su función de mantener la moral de la sociedad y, como resultado, la moral en Estados Unidos ha colapsado como un alud.

En años recientes, la corrección política fue promovida aún más, al punto que las personas vacilan al decir Feliz Navidad en un país que fue fundado sobre la base del Cristianismo, porque algunos afirman que es políticamente incorrecto y que hiere los sentimientos de quienes no son cristianos. De forma similar, cuando las personas hablan abiertamente de su creencia en Dios o rezan a Dios, algunos dicen que esto discrimina a las personas de otras creencias, incluso a quienes no tienen una. El hecho es que todas las personas deberían tener permitido expresar sus creencias, incluyendo el respeto por sus dioses, a su manera, y no tiene nada que ver con la discriminación.

En las escuelas de hoy, no se permiten las clases que involucran creencias religiosas y valores tradicionales. Los maestros no pueden hablar de la Creación, ya que la ciencia aún tiene que probar la existencia de lo divino. La ciencia también aún tiene que probar el ateísmo y la evolución –pero estas teorías se enseñan como la verdad en las escuelas. 

La infiltración del espectro comunista en la sociedad, y sus restricciones y manipulación de la religión, la cultura, la educación, las artes y el derecho constituyen un asunto excesivamente complejo y sistémico. 

3. La teología retorcida del espectro comunista

En el siglo pasado, varias teologías distorsionadas ganaron popularidad a medida que el pensamiento comunista se propagó por el mundo religioso, subvirtiendo al clero e infiltrando y corrompiendo sutilmente a las religiones ortodoxas. El clero interpretó desvergonzadamente las escrituras de acuerdo a sus caprichos, distorsionando las enseñanzas rectas dejadas por los seres iluminados de las religiones ortodoxas. Especialmente en los años 60, la “teología revolucionaria”, la “teología de la esperanza”, la “teología política” y otras teologías distorsionadas saturadas de pensamiento marxista sembraron el caos en el mundo religioso.

Muchos sacerdotes de América Latina del siglo pasado fueron educados en seminarios europeos y fueron profundamente influenciados por las nuevas teorías teológicas que habían sido alteradas por las tendencias comunistas. La “teología de la liberación” fue prevalente en Latinoamérica entre las décadas de 1960 y 1980. Su representante principal era el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez.

Esta escuela de pensamiento metió la lucha de clases y el pensamiento marxista directamente en la religión, e interpretó la compasión de Dios hacia la humanidad como que los pobres deberían ser liberados –y que por lo tanto, los creyentes religiosos deberían participar en la lucha de clases para que los pobres obtengan un estatus de igualdad. Utilizaron la instrucción del Señor a Moisés de guiar a los judíos fuera de Egipto como base teórica de la creencia de que el Cristianismo debería liberar a los pobres.

La teología de la liberación fue muy elogiada por Fidel Castro, líder del Partido Comunista de Cuba. A pesar de que la Iglesia Católica tradicional se resistió a la proliferación de estas tal llamadas teologías emergentes, el nuevo Papa, designado en 2013, invitó a Gutiérrez a asistir a una conferencia de prensa en el Vaticano el 12 de mayo de 2015 como invitado principal, mostrando así el consentimiento y el apoyo tácito de la Iglesia Católica actual a la teología de la liberación.

En varias partes del mundo, aparecieron muchas teologías emergentes similares a la teología de la liberación, como la “teología de la liberación negra”, la “teología feminista”, la “teología queer”, la “teología liberal”, e incluso la “teología de la Muerte de Dios”. Estas teologías distorsionadas alteraron enormemente las creencias católicas y cristianas, entre otras creencias ortodoxas, en todo el mundo.

Durante los años 70 en Estados Unidos, Jim Jones, el líder del infame Templo del Pueblo de los Discípulos de Cristo (“Templo del Pueblo”), que se llamaba a sí mismo la reencarnación de Lenin, estableció las enseñanzas originales del Marxismo-Leninismo y del Pensamiento de Mao Zedong como la doctrina de su secta. Afirmaba que estaba haciendo proselitismo en Estados Unidos a fin de lograr sus ideales comunistas. Luego de asesinar al congresista estadounidense Leo Ryan, que estaba investigando denuncias contra la secta, Jones supo que le sería difícil escapar, así que obligó cruelmente a sus seguidores a cometer un suicidio en masa. Incluso asesinó a quienes no estaban dispuestos a suicidarse con él. Al final, más de 900 personas murieron. Esta secta mancilló la reputación de los grupos religiosos y afectó adversamente la fe recta en las religiones ortodoxas. Así, tuvo un serio impacto negativo en el pueblo estadounidense en general.

4. Caos religioso

El libro El Comunismo al desnudo, publicado en 1958, enumera 45 objetivos para los comunistas en su misión de destruir a Estados Unidos. Sorprendentemente, ya alcanzaron la mayoría de los objetivos. El número 27 en la lista dice: “Infiltrar las iglesias y reemplazar la religión revelada con la religión ‘social’. Desacreditar a la Biblia […]”. [10]

Durante miles de años, la religión ha sido un pilar importante del mundo occidental, pero en las últimas generaciones, el espectro del comunismo deformó esta sagrada institución al punto de volverla irreconocible. En particular las tres religiones ortodoxas –el Cristianismo, el Catolicismo y el Judaísmo (consideradas en su conjunto como las religiones reveladas)– han sido alteradas y están controladas por el espectro comunista, y han perdido las funciones que tenían en sus formas originales. Las nuevas denominaciones, establecidas o alteradas de forma demoníaca con principios y conceptos comunistas, se convirtieron en promulgaciones aún más directas de la ideología comunista. 

En las iglesias de hoy en día, muchos obispos y sacerdotes promulgan una teología desviada, mientras que al mismo tiempo corrompen y se asocian con sus seguidores en una serie de escándalos sin fin. Muchos creyentes van a la iglesia solo por costumbre, o incluso como si fuera una forma de entretenimiento o de vida social, en vez de por estar genuinamente comprometidos a cultivar su carácter o acercarse a lo divino.

Las religiones han sido corrompidas desde dentro. El resultado es que la gente ha perdido su confianza en las religiones y en la creencia recta en lo divino. Como consecuencia, terminan abandonando sus creencias. Si el hombre no cree, lo divino no lo protegerá y, en última instancia, la humanidad será destruida.

Con la doctrina alterada y la sacralidad de la fe bajo ataque desde dentro y fuera, incluso los clérigos se entregan a prácticas despreciables, erosionando aún más la integridad de la iglesia.

En 2002, el Boston Globe publicó una serie de artículos sobre el abuso sexual de niños por parte de sacerdotes católicos. La investigación de los reporteros reveló que durante varias décadas, hubo cerca de 250 sacerdotes de Boston que habían abusado de niños y que la iglesia, en un intento por encubrirlos, movía a sus clérigos de una zona a la otra, en vez de informar a la policía. Los sacerdotes continuaron abusando de niños en sus nuevas ubicaciones, creando así más víctimas.

Revelaciones similares se propagaron rápidamente por todo Estados Unidos y se extendieron a sacerdotes en otros países con presencia católica, entre ellos Irlanda, Australia y otros. Otros grupos religiosos comenzaron a denunciar públicamente la corrupción de la Iglesia Católica Romana.

Finalmente, ante la presión pública, el Santo Juan Pablo II se vio obligado a convocar a los cardenales a una conferencia en el Vaticano para abordar los escándalos. Tras la reunión, dijo que se reformaría la estructura administrativa de la iglesia y que se expulsaría a los sacerdotes que habían cometido abusos sexuales. Hasta la fecha, la iglesia pagó más de USD 2000 millones en compensaciones por los abusos.

La corrupción religiosa también es común en otras denominaciones cristianas y otras creencias en todo el mundo. En China, la religión está controlada por el PCCh y es propensa a la misma corrupción que se encuentra en todo el Estado-Partido. Los monjes y sacerdotes taoístas han convertido a la religión en un negocio, malversando desenfrenadamente el dinero de los creyentes al aprovecharse de su fe en los Budas y las deidades tradicionales chinas. Los honorarios por ceremonias religiosas y quema de incienso pueden ascender a decenas de miles de dólares.

Se han construido más iglesias y templos, que se ven espléndidos en la superficie, mientras la creencia recta en lo divino disminuye. Los discípulos que se cultivan genuinamente son cada vez más difíciles de encontrar. Muchos templos e iglesias se convirtieron en lugares de reunión para espíritus perversos y fantasmas, y los templos en China se han convertido en sitios turísticos comercializados, donde los monjes ganan salarios y los abades budistas y taoístas presiden como CEOs.

Las cinco religiones autorizadas por el Partido en China se han convertido en organizaciones para distorsionar las creencias originales y servir a la ideología atea del Partido. El budismo en China ha perdido su carácter de comunidad para la cultivación espiritual. Está lleno de monjes políticos que alaban al PCCh y lo toman como su deidad.

El vicepresidente de la Asociación Budista de China, en referencia al informe del 19° Congreso del Partido Comunista Chino, dijo: “El Informe del 19° Congreso es la escritura budista contemporánea y la he copiado a mano tres veces”. También declaró “El Partido Comunista Chino es el Buda y la Bodhisattva de hoy, y el Informe del Congreso es la escritura budista contemporánea en China, y brilla con los rayos resplandecientes de la creencia en el Partido Comunista”. Otros monjes instaron a los creyentes budistas a seguir el ejemplo del vicepresidente y aplicar el método de copiar a mano escrituras para copiar el informe del 19° Congreso con un «corazón devoto» para poder alcanzar la iluminación. [11]

Durante más de mil años, los obispos de todo el mundo fueron designados o reconocidos directamente por el Vaticano. Los aproximadamente 30 obispos reconocidos previamente por el Vaticano en la región china no fueron reconocidos por el PCCh. De forma similar, el Vaticano y los católicos leales a este en China (particularmente los creyentes clandestinos) no han reconocido a los obispos designados por el Partido Comunista. No obstante, luego de un largo periodo de coerción e incitación del PCCh, en 2018 el Papa reconoció a siete obispos designados por el PCCh, que antes habían sido excomulgados por el Vaticano. Los críticos consideraron que la decisión de compartir la autoridad de la iglesia con un régimen autoritario establece un peligroso precedente que podría afectar al resto del mundo. La iglesia es una comunidad de fe cuyo propósito es permitir a los creyentes elevar su moral, acercarse a Dios y, en última instancia, regresar al Cielo. Cuando se hacen tratos en el mundo humano con un espíritu perverso que se rebela contra Dios, en los que el PCCh tiene permitido organizar y designar obispos y, por lo tanto, encargarse de asuntos que conciernen a la creencia de decenas de millones de católicos en China, ¿cómo consideraría Dios este asunto? ¿Qué les deparará el futuro a las decenas de millones de católicos en China?

En China, el espectro del comunismo creó una abominación política que destruyó la cultura tradicional y aplastó la fe mediante asesinatos en masa y terror. Las persecuciones ateas y la destrucción de la tradición por parte del PCCh tienen como objetivo cortar por la fuerza las conexiones humanas con lo divino, y han arrojado a China a un colapso moral.

En Occidente y en otras partes del mundo, el engaño y la infiltración han provocado la corrupción y la demonización de las religiones rectas, confundiendo y engañando a las personas para que renuncien a sus creencias ortodoxas. En su rebelión contra lo divino, el espectro comunista actúa como un demonio que rige el mundo. Si la humanidad sigue perdiendo su reconocimiento de lo divino y su conexión con este, el hombre caerá cada vez más bajo el control del espectro, al punto que ya no tendrá esperanza para su salvación.

A continuación: Capítulo 7, Parte 1

Actualizado el 15 de mayo de 2020.

Referencias

1. Karl Marx, as quoted in Dimitry V. Pospielovsky, A History of Marxist-Leninist Atheism and Soviet Antireligious Policies: History of Soviet Atheism In Theory and Practice, and the Believer, Vol. 1 (London: Palgrave Macmillan, 1987), 80.

2. US Library of Congress, “Translation of Letter from Lenin,” Revelations from the Russian Archives, accessed April 17, 2020, https://www.loc.gov/exhibits/archives/trans-ae2bkhun.html.

3. Patriarch Alexy II as quoted in Nathaniel Davis, trans., A Long Walk to Church: A Contemporary History of Russian Orthodoxy (Oxford: Westview Press, 1994), 89.

4. Choekyi Gyaltsen, Tenth Panchen Lama, as quoted in Central Tibetan Administration: Department of Information and International Relations, From the Heart of the Panchen Lama (Dharamsala, India: Central Tibetan Administration, 2003 edition), accessed April 17, 2020, http://tibet.net/wp-content/uploads/2015/04/FROM-THE-HEART-OF-THE-PANCHEN-LAMA-1998.pdf.

5. Tsering Woeser, Forbidden Memory: Tibet During the Cultural Revolution, Susan T. Chen, trans., Robert Barnett, ed. (Lincoln, NE: Potomac Books, April 2020)

6. US Congress, House, Committee on Un-American Activities. Investigation of Communist Activities in the New York City Area. 83rd Cong., 1st sess., July 8, 1953. https://archive.org/stream/investigationofcnyc0708unit/investigationofcnyc0708unit_djvu.txt.

7. Momchil Metodiev, Between Faith and Compromise: The Bulgarian Orthodox Church and the Communist State (1944–1989) (Sofia: Institute for Studies of the Recent Past/Ciela, 2010).

8. Christopher Andrew, “KGB Foreign Intelligence from Brezhnev to the Coup,” in Wesley K. Wark, ed., Espionage: Past, Present, Future? (London: Routledge, 1994), 52.

9. Metodiev, “Between Faith.”

10. W. Cleon Skousen, The Naked Communist (Salt Lake City: Ensign Publishing Co., 1958).

11. “Zhongguo Fojiao xiehui fuhuizhang: ‘Shijiu Da Baogao shi dangdai Fojing Wo yijing shouchao san bian’” 中國佛教協會副會長:十九大報告是當代佛經 我已手抄三遍 [“Chinese Buddhist Association Deputy Chairman: ‘The Chinese Communist Party’s 19th Congress Report Is the Contemporary Buddhist Scripture, I Have Hand-copied It Three Times’”], Stand News, December 13, 2017. [En chino]

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