Los regímenes autoritarios de China, Irán y Rusia se coordinan cada vez más como un bloque de poder unificado, según varios expertos.
Las tres potencias pretenden debilitar a Estados Unidos y remodelar el orden internacional a su propia imagen, según Andrea Kendall-Taylor, investigadora principal del think tank Center for a New American Security (CNAS).
Para ello, la cooperación de los tres países está magnificando los efectos de sus acciones malignas de forma desmesurada, afirmó.
«Esta interacción entre Rusia, China e Irán amplifica las amenazas que plantean a Estados Unidos», dijo Kendall-Taylor durante una charla sobre el nuevo «Eje autoritario», celebrada el 6 de junio en el CNAS.
«Al trabajar juntos, los desafíos que plantean colectivamente suman más que la suma de sus partes en cualquier desafío individual si trabajaran por su cuenta».
Eje autoritario catalizado por la invasión de Ucrania
Los tres regímenes se envalentonaron con la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia el año pasado, que actuó como «catalizador» de una mayor cooperación contra el orden internacional, afirmó Kendall-Taylor.
Dicha cooperación, añadió, permitió a las potencias del Eje «actuar de forma más beligerante y agresiva» contra Estados Unidos y sus aliados y socios, actuando sobre la base de una «hostilidad» compartida hacia el orden internacional basado en normas.
Ahora, las tres potencias colaboran en los ámbitos diplomático, económico y militar, así como en cada una de sus respectivas regiones.
Rusia y China han firmado una asociación denominada «sin límites» que incluye la cooperación militar estratégica. El Partido Comunista Chino (PCCh), que gobierna China como un Estado de partido único, ha hecho todo lo posible por mantener a flote la economía rusa sin atraer sobre sí las sanciones internacionales.
Rusia e Irán, mientras tanto, siguen firmando nuevos acuerdos de defensa. Irán está proporcionando a Rusia cientos de aviones no tripulados suicidas para su uso en Ucrania. Rusia, a su vez, está vendiendo al régimen islamista aviones de combate de quinta generación y otras capacidades avanzadas.
Los acuerdos chino-iraníes también han empezado a proliferar, y Beijing supuestamente ha llegado a conspirar para entregar a Teherán piezas de armas de destrucción masiva.
Alinearse para socavar el orden internacional
Jonathan Lord, investigador principal del CNAS especializado en cuestiones de Oriente Medio, afirmó que China, Irán y Rusia también estaban trabajando para acabar con la influencia estadounidense en el extranjero.
Al animar a socios de seguridad estadounidenses como Arabia Saudí a mantenerse al margen de la competencia mundial, afirmó, las potencias estaban degradando la posición de Estados Unidos. El PCCh en particular, dijo, trataba de atacar la influencia estadounidense por «medios asimétricos» en Oriente Medio para demostrar que «ya no es el mundo de Estados Unidos».
Ese esfuerzo, añadió, estaba teniendo «repercusiones inmediatas» e «importantes» en la capacidad de Estados Unidos para proyectar poder y ejercer influencia en el extranjero.
Ello podría representar una amenaza única para la preeminencia estadounidense, ya que el PCCh se esfuerza por hacer omnipresente su influencia en todo Oriente Medio.
«Es evidente que Irán y Beijing están colaborando estrechamente para reforzar sus dos esferas de influencia en Oriente Medio en detrimento de otros actores poderosos», afirmó Lord.
«China está siempre presente en los EAU y en otros lugares del Golfo [Pérsico] en proyectos económicos y seguramente, de forma encubierta o no, también en proyectos militares».
Al coordinar sus esfuerzos, los regímenes esperan expulsar indirectamente a Estados Unidos de Oriente Medio, dijo Lord, despejando el camino para un día en que sea imposible que Estados Unidos opere eficazmente en la región.
«Lo vemos a nivel estratégico. Lo vemos a nivel táctico. Pero no hay duda de que la cooperación que estamos viendo entre Moscú, Teherán y Beijing en el ámbito de la seguridad militar fortalece a los tres», afirmó Lord.
China busca dominar a los socios menores
El naciente Eje trilateral no está exento de fallos. El más notable de ellos es el propio deseo del régimen del PCCh de subsumir a Irán y Rusia bajo sus propias aspiraciones.
Jacob Stokes, investigador del CNAS especializado en asuntos del Indo-Pacífico, afirma que este aspecto de la dinámica del Eje es uno de sus puntos más débiles y debe ser explotado por Estados Unidos.
«Para Beijing, cierto grado de debilidad en sus socios es en realidad una característica, no un defecto», afirmó Stokes.
«China quiere ser, como mínimo, el primero entre iguales. Y, como máximo, la potencia dominante con derecho de veto sobre los asuntos de lo que podríamos describir como Estados clientes».
Según Stokes, Beijing quiere evitar que Moscú y Teherán se acerquen tanto como para contrarrestar sus expansiones económicas y diplomáticas en Oriente Medio, al mismo tiempo que evita «un colapso total de sus socios» que le haría perder la ventaja de trabajar con un bloque.
«A pesar de su retórica en sentido contrario, China no busca realmente la multipolaridad», dijo Stokes.
«En cambio, lo que China quiere es un sistema bipolar en el que los socios se alineen bajo un polo dirigido por China contra Estados Unidos».
Además, dijo Stokes, el autoritarismo severo de las tres potencias también iba en contra del Eje y de sus objetivos a largo plazo. La continua exhibición de ese totalitarismo, dijo, estaba empujando a las democracias liberales de todo el mundo a reinvertir en sus alianzas.
«El aumento de la cooperación entre China y Rusia está impulsando realmente a las democracias liberales a colaborar estrechamente entre sí y a revitalizar realmente sus alianzas con Estados Unidos o sus acuerdos de seguridad con Estados Unidos y, en un sentido de red, entre sí», declaró Stokes.
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