Cientos de miles de miembros de las tropas estadounidenses siguen sin vacunarse pese a que se acercan los plazos de la orden de vacunación contra el COVID-19, según datos examinados por The Epoch Times.
La fecha límite del 2 de noviembre para los miembros en servicio activo de la Fuerza Aérea es la primera de una serie de tiempos límites a los que se enfrentan varios militares para vacunarse completamente contra el virus que causa COVID-19.
Si ellos no lo hacen, se enfrentarán a un castigo. Podrían ser sometidos a un consejo de guerra y ser dados de baja con deshonor.
Un gran porcentaje de los militares de la mayoría de las ramas de las fuerzas armadas se vacunó al menos una vez. Muchos soldados se preparan para cumplir con las órdenes establecidas, pero todavía hay un número considerable de miembros en servicio que siguen sin vacunarse, incluido el 32 por ciento del Ejército y en general, aproximadamente uno de cada cinco miembros.
«Ha habido un importante rechazo», dijo a The Epoch Times el veterano militar y socio gerente de la empresa de servicios legales Tully Rinckey, Sean Timmons.
Es probable que el porcentaje de no vacunados sea tan alto que el ejército utilizará el incumplimiento de la orden para echar a los militares que no sean del agrado de los dirigentes, pero retendrá a los que sí le gusten, al menos durante un tiempo, añadió.
Se presentaron múltiples demandas contra el Pentágono y una gran cantidad de efectivos solicitaron exenciones desde que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, emitió la orden de vacunación en agosto, justo después que los reguladores de medicamentos estadounidenses aprobaron la vacuna de Pfizer. En su momento Austin delegó los detalles en manos de los jefes de cada rama, incluidos los plazos límites correspondientes.
Luego se anunciaron las órdenes específicas y los militares se enteraron de cuándo se enfrentarán a las repercusiones si no se vacunan o no se les aprueba una exención. El personal de la Marina y los Marines en servicio activo tienen como fecha límite el 28 de noviembre, casi un mes más tarde que el plazo de la Fuerza Aérea. El Ejército fijó su plazo hasta el 15 de diciembre como fecha límite para todos los soldados en servicio activo.
Los componentes de la reserva, incluida la Guardia Nacional, de cada rama tienen como fecha el 2 de diciembre para la Fuerza Aérea, el 28 de diciembre para la Marina y los Marines y el 30 de junio de 2022 para el Ejército.
Los miembros del servicio activo y de la reserva de la Guardia Costera no tienen una fecha límite. En cambio, «se les ordenó que se vacunen completamente contra COVID-19 inmediatamente, tan pronto como las operaciones lo permitan», dijo una portavoz a The Epoch Times en un correo electrónico.
Ante la proximidad de las fechas, los altos mandos pusieron en marcha un intenso esfuerzo para convencer a los militares a que se vacunen aunque puedan demostrar que se recuperaron de COVID-19 y tienen anticuerpos contra el virus del PCCh (Partido Comunista Chino). Los altos funcionarios animaron a los efectivos a vacunarse en foros, discursos y en redes sociales, así como en numerosas conversaciones privadas.
«Los beneficios de la vacuna anti COVID-19 son claros. Para proteger eficazmente a nuestra nación y a nuestros seres queridos, debemos protegernos eficazmente de esta enfermedad. #OneTeamOneFight», escribió el secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, en Twitter a fines del mes pasado.
El teniente general Jason Evans, jefe adjunto del Estado Mayor del Ejército, comparó el martes la vacuna con un nuevo tipo de chaleco antibalas. «Puede que no le envuelva y salve cada parte de su cuerpo, de su vida, pero ¿qué pasaría si uno lo tuviera y tuviera la oportunidad de entregar ese chaleco antibalas a otro antes de su despliegue? ¿Lo haría? ¿Le diría a todo el mundo que tiene que llevarlo? ¿Les obligaría a llevarlo? Absolutamente», dijo.
«Uno nunca cuestionaría al secretario o al jefe» si ellos piden que lleve ese chaleco, añadió.
La presión a veces puede derivar en una intimidación, dijo Timmons. Algunos de sus clientes formaron parte de grupos a los que se les ordenó subir a un autobús que los llevó a un gimnasio donde realizaba las vacunación. A los que se negaban se los señalaba y se los ponía frente a una pared.
«Es un ejemplo que he visto repetirse varias veces. Ponen a todos en fila en un gimnasio. A los que se niegan, los ponen en un rincón y básicamente los hacen ver como niños malos en la escuela», indicó. «‘Oh, miren todos, tendríamos un 100 por ciento de cumplimiento, pero Sanders y Smith y Jones por allá, no quieren vacunarse, son un montón de idiotas. Mírenlos», añadió.
El ejército está aceptando solicitudes de exenciones religiosas y médicas y un pequeño número ya fueron aceptadas, dicen los abogados. Los miembros son «bienvenidos a solicitar» exenciones, dijo el mayor Charlie Dietz, portavoz del Pentágono, a The Epoch Times en un correo electrónico, remitiendo otras preguntas a las ramas específicas.
Hasta el 13 de octubre, los Marines no habían aprobado ninguna solicitud de acomodación religiosa, dijo un portavoz a The Epoch Times en un correo electrónico, el capitán Andrew Wood. En cambio una portavoz de la Fuerza Aérea dijo que ellos no hacen un seguimiento de las solicitudes de exención y no podrían decir si se ha aprobado alguna.
«En este momento, es demasiado pronto para proporcionar datos sobre las solicitudes de acomodación religiosa o las solicitudes de exenciones médicas», dijo un portavoz de la Guardia Costera. El Ejército no respondió a una solicitud de comentarios y la Marina declinó hacerlos.
El número de tropas no vacunadas está disminuyendo constantemente y algunas ramas han visto un alto cumplimiento. Por ejemplo, solo el 4.1 por ciento de los miembros de la Fuerza Aérea en servicio activo seguía sin vacunarse el 11 de octubre. La tasa total de cumplimiento es del 94 por ciento, incluyendo las reservas y la Fuerza Espacial. Por su parte entre la fuerza activa de la Marina, el 99 por ciento recibieron una o dos vacunas.
«Seguimos avanzando en esto», dijo el martes el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, a los periodistas en Washington.
Otros tienen dificultades para convencer a las tropas de que se vacunen. El Ejército tiene la tasa de vacunación más baja, seguido por los Marines, donde casi el 26 por ciento de la fuerza activa y de reserva no ha recibido ninguna dosis. Casi el nueve por ciento de la Guardia Costera sigue sin vacunarse. En total, más de 440,600 militares siguen sin vacunarse hasta esta semana, según los datos recopilados por The Epoch Times.
Basándonos en estas cifras, «podríamos acabar con los focos de altas tasas de infección que podrían, en principio, dejar a una determinada unidad sin funcionar durante un período de tiempo», dijo Michael O’Hanlon, miembro senior y director de investigación del Programa de Política Exterior de la Institución Brookings, en un correo electrónico.
«Yo no creo que haya una amenaza global para el total de las fuerzas armadas», añadió O’Hanlon. «Pero los barcos individuales, los pelotones, los escuadrones —ellos podrían ser derribados. Si se les compromete o se les necesita en una operación importante en ese momento, los costes para la nación podrían ser considerables. No lo veo como una cuestión existencial; los peores escenarios plausibles no nos llevan, en mi opinión, a perder guerras por culpa de COVID. Pero como resultado muchas cosas menores podrían salir mal y algunas personas podrían morir, con o sin uniforme».
La motivación para no vacunarse incluye la oposición moral porque en el desarrollo de la vacuna se utilizaron células fetales abortadas o el ensayo de las tres vacunas autorizadas o aprobadas para su uso en Estados Unidos, dicen los abogados que representan a los miembros que buscan exenciones. Otros se preocupan por la falta de datos de seguridad a largo plazo e indican que tienen un bajo riesgo de contraer casos graves de COVID-19 porque son jóvenes y sanos. A su vez apuntan a los graves pero raros efectos secundarios, como la coagulación de la sangre, relacionados con una o más dosis de la vacuna.
Una cuestión primordial para muchos es la negativa de los dirigentes militares a considerar la inmunidad natural como una alternativa a la vacunación. Algunos estudios indican que la inmunidad natural es similar o superior al nivel de protección que ofrecen las vacunas, aunque otros sugieren que la vacunación es mejor. Algunos expertos recomiendan que incluso las personas con protección posterior a la infección reciban al menos una dosis de vacuna para obtener un nivel de protección aún mayor.
«Estos chicos no son antivacunas, simplemente —dado el riesgo extraordinariamente bajo de COVID para ellos, y tenemos el riesgo sustancial de los efectos desconocidos a largo plazo de la vacuna— no se sienten cómodos con ello en este momento», dijo anteriormente Timothy Parlatore, un abogado que representa a algunos militares, a The Epoch Times.
Los soldados le dijeron que prefieren esperar un año para conocer mejor la seguridad de las vacunas.
En estos momentos, nadie está siendo destituido de su puesto por negarse a la vacunación. Pero eso podría cambiar a medida que los plazos comiencen a cumplirse, declaró a la radio KCUR a principios de este mes el coronel Aaron Bohrer, jefe de operaciones y director de entrenamiento del Centro de Excelencia de Apoyo a la Maniobra del Fuerte Leonard Wood.
«Esto cambiará potencialmente a medida que veamos cuáles son nuestras cifras de rechazos totales y a medida que se procesen estas exenciones religiosas y exenciones médicas», dijo Bohrer.
Kirby indicó que los miembros que no quieren vacunarse reciben información médica y se les obliga a hablar con sus superiores.
«Es una orden legal, así que obviamente si después de todo ese esfuerzo se desobedece la orden legal, podría haber una acción disciplinaria. Pero el secretario cree que hay muchas herramientas disponibles para los líderes sin necesidad de utilizar el Código Uniforme de Justicia Militar para conseguir que estas tropas hagan lo correcto para ellos mismos y para sus unidades», añadió.
Según la Guardia Costera, los miembros que no cumplan y no obtengan una exención se exponen a ser castigados según el artículo 92 del código, que dice que cualquier soldado que viole o no obedezca una orden o reglamento legal o sea negligente en el cumplimiento de sus deberes será castigado «como lo disponga un consejo de guerra».
Eso puede incluir el inicio de un procedimiento de baja. Los intentos de los republicanos de impedir las bajas deshonrosas por las órdenes de vacunación han sido, hasta ahora, infructuosos.
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