El 9 de noviembre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos emitió nuevas citaciones para ampliar su investigación sobre las finanzas del presidente Joe Biden y su familia.
El Comité de Supervisión de la Cámara citó a cuatro personas, entre ellas George Berges, que se ocupa de las obras de arte creadas por el hijo del presidente, Hunter Biden.
Al parecer, las piezas fueron compradas por personas entre las que se encontraban donantes demócratas, lo que suscita preocupaciones éticas.
La comisión también ha ordenado a Eric Schwerin y Mervyn Yan, antiguos socios comerciales de Biden, y a la inversora Elizabeth Naftali que comparezcan y respondan a preguntas.
Las nuevas citaciones llegan un día después de que el representante James Comer ( R-Ky.), presidente de la comisión, firmara
citaciones para el Sr. Biden, hermano del presidente, y otro antiguo socio de la familia.
«El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes no deja piedra sin remover en su investigación sobre el papel central del presidente Joe Biden en los negocios nacionales e internacionales de su familia», dijo Comer en un comunicado.
Las pruebas y testimonios obtenidos por la comisión hasta el momento «demuestran que los Biden y sus socios comerciales vendieron acceso a los más altos niveles de nuestro gobierno, incluido el propio Joe Biden, en detrimento de los intereses de Estados Unidos», añadió.
Berges, Schwerin y Naftali no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
El Sr. Yan no pudo ser localizado.
El abogado de Biden no ha respondido a las preguntas.
Las citaciones indican que los antiguos asociados de Biden podrían ayudar a los republicanos en su investigación de la red de empresas de la familia Biden, que realizó negocios con ciudadanos de China, Rusia y otros países durante la época del presidente Biden como vicepresidente.
El panel ya ha recibido registros y testimonios de bancos y de Devon Archer, un antiguo socio de la familia que testificó que el presidente Biden se unía regularmente a reuniones de negocios por teléfono, aunque Archer subrayó que no se hablaba de negocios cuando participaba el mayor de los Biden.
El panel encontró recientemente dos cheques etiquetados como reembolsos de préstamos de James Biden, hermano del presidente, al presidente Biden que los republicanos alegan que fueron financiados con dinero de China y de un operador de un hospital rural en quiebra.
Según los documentos judiciales, James Biden recibió los préstamos «basándose en afirmaciones de que su apellido, ‘Biden’, podría ‘abrir puertas’ y que podría obtener una gran inversión de Medio Oriente gracias a sus conexiones políticas».
Paul Fishman, abogado de James Biden, dijo a The Epoch Times en un correo electrónico que los pagos correspondían a préstamos que había recibido su cliente.
«No hay nada más en esas transacciones, y no hay nada malo en ellas. Y Jim Biden nunca ha involucrado a su hermano en sus negocios», dijo Fishman.
La Casa Blanca ha ofrecido una posición similar, al igual que el representante Jamie Raskin (D-Md.), el demócrata de mayor rango en el Comité de Supervisión.
Comer dijo que no ha visto pruebas que respalden estas afirmaciones.
«La realidad ineludible para Joe Biden es que, tanto si los 240,000 dólares eran reembolsos de préstamos como si no, procedían claramente de fondos generados por el tráfico de influencias de su familia y demuestran una de las formas en que se benefició personalmente de esta conducta poco ética», dijo un portavoz del congresista.
La Sra. Naftali, por su parte, fue nombrada por Business Insider, basándose en documentos de la galería, como una de las compradoras del arte de Hunter Biden.
Naftali, que hizo donaciones a la campaña del presidente Biden y a otros demócratas, fue nombrada miembro de una comisión ocho meses después de la primera exposición de Hunter Biden.
«Hunter Biden es un ciudadano privado que tiene derecho a desarrollar su propia carrera como artista», declaró entonces Ian Sams, portavoz de la Casa Blanca. «No estamos involucrados en sus ventas de arte, y cualquier comprador de su arte no es revelado a la Casa Blanca».
La Casa Blanca había dicho que ni ella ni Hunter Biden conocerían la identidad de las personas que compraron sus obras de arte.
Bruce Weinstein, formador en ética, dijo a Insider que el momento de la compra era importante.
«Si se hizo después de su nombramiento, y a ella le gusta el cuadro, es menos problemático», dijo. «Es más problemático si decide comprarlo de antemano. Entonces podría percibirse como un quid pro quo».
Abbe Lowell, abogado que representa a Hunter Biden, confirmó que Naftali era una de las compradoras.
«La galería fija los precios y gestiona todas las ventas basándose en los más altos estándares éticos de la industria, y no revela los nombres de ningún comprador al Sr. Biden», dijo Lowell.
Berges ha afirmado que los nombres de los compradores son confidenciales y que los intentos de revelarlos son ilegales.
Danielle Brian, directora ejecutiva del Project On Government Oversight, ha declarado a The Epoch Times que el acuerdo era «en realidad un fideicomiso ciego autoimpuesto que se subcontrata a un distribuidor de arte» y que la Casa Blanca «debería haber exigido una transparencia total para que ellos, y todos nosotros, pudiéramos estar seguros de que los compradores no reciben un trato preferente».
Berges fue previamente solicitado para obtener información sobre las ventas por Comer, quien dijo que el acuerdo entre la galería y el hijo del presidente «plantea serias preocupaciones éticas y pone en duda si la familia Biden está vendiendo de nuevo el acceso y la influencia.» Hizo referencia a un informe que decía que algunas de las piezas podrían venderse por hasta 500,000 dólares.
«Es preocupante que el hijo del presidente Biden sea el destinatario de transacciones anónimas de alto valor -potencialmente de compradores extranjeros- sin rendición de cuentas ni supervisión [aparte de usted]», añadió Comer. «El pueblo estadounidense merece transparencia respecto a ciertos detalles sobre las costosas transacciones de arte de Hunter Biden».
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