Las actividades encubiertas del régimen chino en las universidades de EE. UU. han atraído cada vez más atención y preocupación en el marco de la campaña de la administración Trump por poner fin a la subversión de Beijing en Estados Unidos.
El año pasado, Estados Unidos se centró en tomar acciones contra los esfuerzos de Beijing por robar investigaciones estadounidenses, enjuiciando a los académicos que ocultaron sus vínculos con China, prohibiendo el ingreso a estudiantes graduados afiliados al ejército chino, y tomando medidas contra científicos militares chinos encubiertos que trabajaban en universidades de EE. UU.
Mientras tanto, el consulado chino en Houston fue cerrado en julio luego que la administración Trump afirmó que la sede diplomática era una base para su intento de reclutar científicos locales para que se unieran a los planes de talento chino. Funcionarios estadounidenses han criticado este programa por incentivar a los participantes a transferir tecnología y conocimientos técnicos de EE. UU. hacia China.
Hace poco, la administración instó a las universidades estadounidenses a evaluar sus asociaciones con los Institutos Confucio, los cuales son financiados por Beijing, diciendo que dichos centros difunden propaganda china y ejercen una influencia maligna en los campus universitarios.
Pero un aspecto de las actividades para influir que ha llamado menos la atención, es cómo el régimen despliega a las Asociaciones de Estudiantes y Académicos Chinos (CSSA) para controlar a los estudiantes chinos y reprimir la libertad de expresión en los campus universitarios.
Si bien los grupos de estudiantes, con sucursales en más de 100 universidades de EE. UU., ofrecen un medio social para los estudiantes chinos que se están adaptando a la vida en un país extranjero, los analistas dicen que estas organizaciones también cumplen una función más engañosa: promover los intereses del régimen comunista chino en el ámbito académico de Estados Unidos.
“Las CSSA son una rama de un árbol muy poderoso—cuyo centro es la recopilación de inteligencia, el espionaje y la propaganda del Partido Comunista Chino”, dijo Jacob Kovalio, profesor adjunto de historia asiática en la Universidad Carleton de Canadá.
Controlado por los consulados
Las CSSA forman parte de las extensas actividades de Beijing para influir en el extranjero, las cuales se llevan a cabo bajo el Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD) del Partido Comunista Chino (PCCh). Esta unidad del Partido coordina a miles de grupos para realizar operativos de influencia política extranjera, reprimir movimientos disidentes, recopilar inteligencia, y facilitar la transferencia de tecnología a China, según los analistas.
Durante décadas, el PCCh ha trabajado en países occidentales como Estados Unidos para «difundir la ‘bondad’ del régimen y, al mismo tiempo, establecer importantes canales de propaganda directamente entre algunos inmigrantes chinos», dice Kovalio.
Las CSSA son supervisadas por los consulados chinos locales, dijo, y agregó que los grupos son un «vehículo importante» a través del cual Beijing transmite su propaganda en los campus de Estados Unidos, al mismo tiempo que reprime la libertad de expresión de discursos críticos contra el régimen comunista.
Muchas CSSA dicen abiertamente, o han declarado previamente, que son gestionadas, apoyadas, o financiadas por los consulados chinos locales.
Por ejemplo, el estatuto de la CSSA en la Universidad de Saint Louis en Missouri dice que la organización está bajo el “liderazgo y apoyo directo” de la embajada y el consulado chino en Chicago. La CSSA de la Universidad de Tennessee dijo en su estatuto (el cual fue retirado de la web desde entonces), que la organización recibió fondos de la embajada china.
El control del consulado chino sobre la CSSA del suroeste, un grupo que coordina 26 universidades en la región, es aún más descarado. Su estatuto dice que los candidatos presidenciales de la CSSA deben ser aprobados por el consulado chino en Los Ángeles. También dice que el grupo recibe instrucciones del consulado, y lo pone como un punto de contacto en su sitio web.
El control del régimen chino sobre las CSSA no es un fenómeno reciente. Frank Xie, ahora profesor adjunto en la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad de Carolina del Sur–Aiken, llegó a Estados Unidos en 1986 como un estudiante de doctorado en química en la Universidad Purdue en Indiana. Xie se sorprendió al descubrir que la CSSA estaba «estrictamente controlada» por el consulado chino en Chicago.
“No esperaba eso en una sociedad libre. Todavía sigues siendo estrechamente controlado por el régimen de China”, dijo Xie. «Yo no estaba contento con esto».
Xie comenzó a impulsar reformas en la CSSA y con el tiempo se convirtió en vicepresidente. Dos años después, encabezó un «golpe» para cortar el control del consulado. Luego de que el club se independizó, el consulado cortó la financiación y otros tipos de apoyo, dijo.
Fue entonces cuando Xie se dio cuenta de que el consulado había enviado estudiantes chinos para espiarlo a él y a otros estudiantes que tenían una mentalidad prodemocracia en el campus.
“Ellos les reportaban nuestras identidades y nuestras actividades al consulado”, dijo Xie.
El profesor dijo que luego de la sangrienta represión contra los estudiantes prodemocracia en la Plaza de Tiananmen por parte del régimen en junio de 1989, los estudiantes chinos en Estados Unidos, en solidaridad con los manifestantes, tomaron el control de todas las CSSA en todo el país, y se independizaron de los consulados. Pero a medida que ese séquito de estudiantes chinos se graduó, los grupos volvieron a caer en manos del PCCh, dijo Xie.
Desde entonces, el régimen ha «perfeccionado este esquema de control e influencia» sobre los estudiantes chinos en el país, dijo Xie. Los estudiantes chinos saben que las CSSA y los consulados los vigilan, y que las autoridades pueden amenazar a sus familiares que están China si ellos expresan públicamente algún punto de vista que no esté en línea con los aprobados por Beijing.
«Ellos constantemente tienen este miedo», dijo Xie.
En 2017, la estudiante china Yang Shuping sintió la ira del régimen chino luego de elogiar «el aire fresco de la libertad de expresión» que encontró en Estados Unidos pero del que no disfrutaba en China continental, durante su discurso de graduación en la Universidad de Maryland. Esto provocó una feroz reacción de la CSSA de la universidad y de otros estudiantes y cibernautas chinos, quienes describieron a los comentarios de Yang como traidores. Luego, Yang se vio obligada a pedir disculpas públicamente.
The Epoch Times informó en 2018 que una estudiante china de 20 años de la Universidad Carnegie Mellon en Pensilvania fue convocada a una reunión con miembros de la Asociación de Estudiantes Chinos de la universidad luego de criticar al grupo en un chat grupal privado de WeChat entre amigos al promover un videojuego violento tras el mortal tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh. WeChat es una popular plataforma de redes sociales china.
Los miembros le advirtieron que no creara problemas y exigieron que la estudiante pidiera disculpas por sus comentarios, diciéndole: «No puedes hablar de esta manera en tu círculo de amigos», dijo la estudiante.
Cadena de escándalos
Las CSSA en Estados Unidos y en otros lugares han desencadenado críticas constantes por sus intentos de cancelar eventos o discursos organizados por grupos disidentes en el extranjero, entre ellos tibetanos, musulmanes uigures y practicantes de Falun Dafa.
En 2017, cuando el líder espiritual tibetano Dalai Lama estaba programado para dar un discurso en la Universidad de California, en San Diego, la CSSA dijo en un posteo en redes sociales que ellos habían pedido instrucciones al consulado chino en Los Ángeles sobre cómo detener el evento.
En septiembre de 2019, la Universidad McMaster de Canadá prohibió su CSSA, citando la violación de una regla del club que prohíbe conductas que pongan en riesgo la seguridad de las personas. Esta medida se produjo meses después de que la CSSA protestara por un evento de derechos humanos en el campus que hablaba sobre la persecución a los musulmanes uigures en la región de Xinjiang por parte del régimen.
El consulado chino en Toronto les había pedido a los estudiantes que reportaran sus observaciones de la reunión, y que la CSSA se quejara del evento con los funcionarios de la universidad, según los chats grupales de WeChat vistos por The Epoch Times en ese momento.
Pero muchos de los intentos de la CSSA por reprimir el debate abierto no se notifican. Xie relató un incidente que sucedió alrededor de 2004, cuando él enseñaba en la Universidad Drexel de Pensilvania. Allí, Xie conoció al club de estudiantes chinos de economía de la Universidad de Pensilvania y ayudó a organizar que la destacada economista china con base en Estados Unidos, He Qinglian, diera un discurso para los estudiantes chinos del campus. La economista, una colaboradora de The Epoch Times, es conocida por sus críticas hacia la economía y el sistema político de China.
Sin embargo, el presidente del club fue presionado para cancelar el evento, dijo Xie, y finalmente se canceló. Si bien el presidente no admitió quién lo estaba presionando, el profesor dijo que era obvio que fue obra de la CSSA o del consulado chino.
Las CSSA también han sido vinculadas con actividades de espionaje. A mediados de la década de 2000, la CSSA de una universidad belga sirvió como fachada de espionaje industrial para China, según el periódico francés, Le Monde.
En otro caso de la década de 1990 y principios de 2000, los funcionarios de inmigración canadienses acusaron a Yong Jie Qu, líder de una asociación de estudiantes chinos en la Universidad de Concordia, de participar en «actos de espionaje y subversión». Las autoridades dijeron que Yong buscaba a estudiantes que estuvieran a favor de la democracia y reportaba información sobre ellos a la embajada china.
Con información de Omid Ghoreishi y Joshua Philipp.
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