Crossfire Hurricane: revelaciones derrumban aún más el legado de conflictiva investigación de Rusia

30 de Septiembre de 2020 1:37 PM Actualizado: 30 de Septiembre de 2020 1:37 PM

El legado de la investigación que se desató sobre el presidente Donald Trump desde su elección —y que ya estaba en ruinas este mes— se vio aún más erosionado tras un diluvio de revelaciones procedentes de las investigaciones del Congreso, investigaciones de los organismos de control, desclasificaciones y una continua indagación sobre esta investigación criminal.

Los opositores del presidente criticaron durante mucho tiempo cualquier intento de profundizar en el funcionamiento interno de la investigación de Rusia, diciendo que tenían la intención de socavar la investigación del consejero especial Robert Mueller. Después que la oficina del consejero especial concluyó su investigación, los críticos, en un juego de manos, criticaron los esfuerzos como un intento de socavar la credibilidad de las conclusiones de Mueller, omitiendo hábilmente que Mueller había fallado en encontrar evidencia para probar la teoría central de que había una conspiración entre la campaña de Trump y Rusia.

La oposición a la indagación sobre lo que tuvo lugar durante la investigación de Rusia fue apoyada desde hace mucho tiempo por un cortafuegos interno de las personas que trabajaron en la investigación en sí. Ese cortafuegos se mantuvo hasta la semana pasada, ya que ninguno de los funcionarios del FBI o del Departamento de Justicia, cuyos registros y testimonios están disponibles públicamente, admitieron que hubiera alguna irregularidad por parte de sus colegas o de ellos mismos.

Algunos, como el exfiscal general adjunto, Rod Rosenstein, declararon que no habrían tomado las medidas clave sabiendo lo que saben ahora. Otros, como Trisha Anderson, la principal asesora general adjunta del FBI, admitió que hubo irregularidades y omisiones. Todos han defendido sus acciones y las de sus colegas.

A partir del 24 de septiembre, este cortafuegos se derrumbó con la publicación de una entrevista al agente del FBI William Barnett, quien fue el agente principal en el caso contra el asesor de seguridad nacional Michael Flynn, antes y después del nombramiento de Mueller como consejero especial, y en las comunicaciones entre un par de analistas de la oficina.

Barnet dijo que había solicitado ser retirado de la investigación y describió el subsiguiente procesamiento de Flynn por el asesor especial como una operación para “atrapar a Trump”. Los analistas del FBI estaban tan preocupados por la potencial negligencia en marcha que discutieron cómo el personal de análisis de la investigación contrató un seguro de mala praxis profesional.

Las voces críticas del círculo interno en la investigación rusa, inicialmente denominada Crossfire Hurricane, han sido durante mucho tiempo una de las piezas que faltaban en el rompecabezas de una investigación que ha recibido duras críticas de parte de la Oficina del inspector general del Departamento de Justicia y del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, así como duras reprimendas del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera.

“Suposición sobre suposición”

Barnett dijo a los investigadores del Departamento de Justicia que poco después de ser asignado al caso Flynn en agosto de 2016, pensó que Crossfire Hurricane era “opaco” y que el caso Flynn, llamado Crossfire Razor, se construyó sobre “suposición sobre suposición”.

La investigación fue “poco clara y desorganizada”, añadió Barnett.

Poco se hizo en el caso Flynn entre septiembre y noviembre de ese año. Barnett pensó que la premisa para la investigación “no era muy buena” y que no estaba claro lo que la persona que abrió el caso quería “buscar o a quien”. Él dijo que los analistas de inteligencia del caso investigaron una afirmación de una fuente sobre un evento que involucraba a Flynn en 2014 y encontraron que la alegación “no era plausible”.

A las seis semanas de la investigación, Barnett aún no tenía nada. A continuación dijo que algunos funcionarios pensaban que el ligero cambio en la Convención Nacional Republicana en la plataforma sobre Ucrania era un signo de colusión. Barnett dijo que pensaba que la teoría andaba “a tientas”.

El día de las elecciones, el 8 de noviembre de 2016, hubo un mensaje del FBI sobre el cierre del caso de Flynn. Para entonces, un analista del FBI le dijo a Barnett que la investigación era un “ejercicio inútil”. Barnett además declaró a los investigadores que otro analista, que era el principal analista de Crossfire Razor, era “un creyente” en la teoría de la colusión y estaba convencido de que Flynn violaba la ley.

Barnett añadió que después de las elecciones, él quiso entrevistar a Flynn para poder cerrar el caso. La petición fue bloqueada por alguien más alto en la cadena de mando. Durante la semana entre Navidad y Año Nuevo, un agente supervisor había ordenado cerrar el caso Flynn. Barnett trabajó en la redacción del comunicado de cierre el 3 y 4 de enero de 2017, pero fue detenido al mediodía del 4 de enero por una orden de mantener la investigación abierta.

Al día siguiente, el presidente Barack Obama discutió personalmente el caso Flynn en la Casa Blanca con el vicepresidente Joe Biden, el director del FBI James Comey y la fiscal general adjunta Sally Yates, según las notas tomadas por el asistente del FBI Peter Strzok. Obama reveló que estaba al tanto de las interceptaciones de llamadas entre Flynn, que era el asesor de seguridad nacional entrante y el embajador de Rusia en Estados Unidos. Obama le dijo a Comey y Yates que asignaran a las “personas adecuadas” para el caso. Biden sacó a relucir el uso de la Ley Logan contra Flynn.

Barnett reveló a los investigadores que se enteró de que la oficina estaba considerando procesar a Flynn bajo la Ley Logan. Él no lo veía como un cargo serio e independiente.

Menos de tres semanas después, Barnett supo que otros dos agentes entrevistaron a Flynn en la Casa Blanca el 24 de enero. No le dijeron que el buró estaba planeando la entrevista, pese a que un agente del caso principal normalmente estaría presente en la entrevista. Según dijo a los investigadores, ahora cree que se lo “excluyó” de la entrevista.

La saga legal de Flynn, que continúa hasta hoy, gira en torno a una supuesta declaración falsa que Flynn hizo durante esa entrevista.

Después de la entrevista, altos funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia se reunieron regularmente para tratar el caso Flynn, pero los agentes de línea quedaron excluidos, dijo Barnett, añadiendo que la investigación estaba dirigida por la dirección y no por los agentes.

En febrero de 2017, Barnett pidió a un jefe de unidad del FBI que lo dejara fuera del caso, diciendo que pensaba que el caso era problemático y que podría dar lugar a una investigación por parte del inspector general del DOJ.

Mueller se hizo cargo de Crossfire Hurricane después que Trump despidiera a Comey en mayo de 2017. Barnett fue convencido para unirse al equipo de Mueller, donde rápidamente se encontró con funcionarios que “tenían una agenda”. Incluyeron a la abogada de Mueller, Jeannie Rhee, quien Barnett dijo estaba “obsesionada con Flynn y Rusia”.

Barnett dijo a los investigadores que los abogados del equipo de Mueller dirigían la investigación. Los abogados, en su mayoría demócratas, dirigieron la investigación con la convicción de que había “algo criminal allí” y compitieron por ser los primeros en encontrar un crimen porque querían ser parte de algo “grande”.

La prisa por encontrar un crimen se manifestó en las entrevistas con los testigos. En múltiples ocasiones, cuando los abogados de Mueller entrevistaron a personas del círculo de Trump, fue Barnett quien intervino con preguntas aclaratorias y de seguimiento, lo que finalmente llevó a los abogados a intentar sacarlo de la entrevista. Después que Barnett amenazara con denunciar el asunto al inspector general, se le permitió participar.

En una entrevista, Flynn dijo algo que sugería que Trump sabía de las llamadas a Kislyak. Barnett tenía la impresión de que Flynn solo intentaba decir lo que los abogados querían oír. Tuvo que intervenir con una pregunta de seguimiento y Flynn aclaró que Trump no estaba al tanto de las llamadas.

Flynn dijo en los papeles de la corte que sus abogados le dijeron después de la primera entrevista con el consejero especial que los investigadores no estaban contentos con sus respuestas. Para la siguiente sesión, sus abogados le enseñaron a usar palabras que él mismo no habría usado, dijo. Finalmente despidió a los abogados y los acusó de ser ineficaces debido a un conflicto de intereses.

Pólizas de seguro

Barnett no era el único funcionario preocupado por la conducta de la investigación de Rusia. Los analistas del FBI y la CIA que trabajaron en Crossfire Hurricane en 2016 estaban tan preocupados por lo que el escrutinio de su trabajo por parte de la administración entrante podría revelar, que contrataron un seguro de responsabilidad profesional, según mensajes de texto publicados el 24 de septiembre.

“Todos fuimos y compramos un seguro de responsabilidad profesional”, escribió un analista del FBI a un colega el 10 de enero de 2017.

“Santo [expletivo]. ¿Todos los analistas también?” respondió el colega.

“Sí. Toda la gente de la agencia también”, escribió el analista, refiriéndose a la CIA.

La conversación se centró entonces en lo que podría pasar si el gobierno de Trump descubriera los detalles de la investigación a través de una filtración a la prensa.

“El pensamiento era que si esa pieza salía (…) y el 20 de enero llegaba (…) el nuevo [fiscal general] podría tener algunas preguntas (…) entonces bla, bla, bla (…) todos estamos jodidos”, escribió uno de los dos analistas, que no están identificados en los documentos.

“No creo que suceda ahora, pero por si acaso (…) esto podría ser unos muy, muy impredecibles 4 años”, añadió el analista.

Los dos analistas estaban trabajando en el caso Flynn.

Otros mensajes de texto entre los analistas muestran que ambos admitieron que no se descubrió nada sustancial en la investigación de Flynn. El par expresó entonces su exasperación después que se ordenara que el caso permaneciera abierto.

“¿Así que Razor va a permanecer abierto?”, escribió uno de los analistas.

“Sí. Se está redactando un informe de crímenes”, respondió el otro analista.

Uno de los analistas escribió entonces que los oficiales del FBI estaban “buscando información para apoyar ciertas cosas y eso era un manicomio”.

El supuesto plan de Clinton

Una posible razón para la aparente falta de sustancia detrás de la investigación rusa surgió como parte de otra revelación el 29 de septiembre.

En una carta, el director de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, reveló que el entonces director de la CIA, John Brennan, informó a Barack Obama a fines de 2016 sobre la inteligencia rusa alegando un plan de Clinton para provocar un escándalo en torno a Trump, al vincularlo con el supuesto hackeo del Comité Nacional Demócrata por parte de los servicios de inteligencia rusos.

Después que los servicios de inteligencia de Estados Unidos obtuvieron la información sobre el análisis de la inteligencia rusa a fines de julio de 2016, Brennan informó a Obama y a otros funcionarios de seguridad nacional sobre el supuesto plan de Clinton, incluida la “presunta aprobación por Hillary Clinton, el 26 de julio de 2016, de una propuesta de uno de sus asesores de política exterior para agraviar a Donald Trump, provocando un escándalo al alegar la interferencia de los servicios de seguridad rusos”.

El 7 de septiembre de 2016, los oficiales de inteligencia de EE.UU. refirieron el asunto a Comey y Strzok, según Ratcliffe. La remisión se tituló “La aprobación de la candidata presidencial estadounidense Hillary Clinton de un plan sobre el candidato presidencial estadounidense Donald Trump y los hackers rusos obstaculizando las elecciones de EE.UU. como un medio para distraer al público de su uso de un servidor de correo privado”.

“La [comunidad de inteligencia] no conoce la exactitud de esta alegación o el grado en que el análisis de la inteligencia rusa puede reflejar exageración o fabricación”, escribió Ratcliffe.

El FBI abrió formalmente una investigación de la campaña Trump el 31 de julio de 2016, cinco días después de la presunta aprobación de Clinton de la campaña de desprestigio contra Trump. La investigación se basó en una conversación en la que el asesor extranjero de la campaña Trump, George Papadopoulos, habló de que los rusos tenían “trapos sucios” sobre Clinton.

Strzok abrió la investigación de Crossfire Hurricane y jugó un papel importante en la investigación del uso de Clinton de un servidor de correo electrónico privado no autorizado para llevar a cabo negocios del gobierno. En los mensajes de texto, expresó un intenso odio a Trump y deferencia a Clinton, habló de impedir que Trump se convirtiera en presidente, y mencionó una “póliza de seguro” en el “improbable” caso de que Trump ganara las elecciones.

Si bien todo lo que se intercepte de la inteligencia extranjera debe tomarse con cautela, el informe de Brennan a Obama indica que había serias preocupaciones sobre la información, ya sea verdadera o falsa, en los niveles más altos de la administración Obama. La posible importancia del asunto se vio reforzada por la subsiguiente remisión de la interceptación a Strzok y Comey.

Clinton, que solo tiene un buzón postal como medio de contacto en su sitio web, no respondió de inmediato a una solicitud de comentario dirigida por The Epoch Times a su cuenta de Twitter.

La campaña de Clinton pagó por un expediente de investigación de la oposición en 2016, compilado por un exespía británico que confió en un antiguo espía ruso en Washington como fuente principal. El FBI utilizó ese expediente para obtener una orden de espionaje contra el exasesor de política exterior de la campaña Trump, Carter Page. La oficina no informó a la corte que Clinton financió el expediente, lo que era uno en una serie de errores y omisiones desenterrados por un organismo de control del Departamento de Justicia en las solicitudes para espiar a Page.

Con información de Petr Svab.

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