Lyndee Pellettiere Swapp estaba en coma, pero escuchó todo lo que su familia dijo justo antes de que apagaran su soporte vital. Lo que sucedió después fue prácticamente un milagro.
La madre de 45 años de edad todavía no tiene idea de por qué quedó inconsciente un día de 2016 en su casa de Phoenix, Arizona, donde vive con su familia. Su hijo Steven la encontró tirada y llamó al 911 en estado de pánico. Inmediatamente la llevaron al hospital pero los siguientes cinco días sufrió convulsiones y finalmente cayó en coma durante 12 días.
Lyndee fue llevada de urgencia al hospital en Phoenix, Estados Unidos y durante los próximos 12 días su hijo Steven, su hija Amanda y su esposo, sobrellevaron esta desgarradora prueba juntos. Se turnaron para sentarse en su cama y hablar con ella, de manera que nunca estaría sola.
Pero luego de 12 días, los médicos dijeron a la familia que debían considerar desenchufar el soporte vital.
Lyndee dijo a los medios de comunicación: «Mi familia sabe que soy una ávida donante de órganos, así que cuando mis órganos comenzaron a fallar, tomaron la decisión». «Era hora de tomar esa decisión».
Al final, tristemente, eligieron honrar el deseo de Lyndee de donar sus órganos y quitarle el soporte vital.
Los miembros de su familia vinieron a despedirse y ambos se turnaron para hablar con ella junto a su cama del hospital. Lyndee escuchó cada palabra claramente, a pesar de que estaba inconsciente, pues no tenía muerte cerebral.
Compartió: «Recuerdo que la gente me hablaba». «Recuerdo cuando la gente vino a visitarme, mi sobrina me estaba leyendo».
Steve, su esposo, fue la última persona en despedirse. Le susurró una súplica para que se aferrara a la vida. Él exclamó: «Eres una luchadora. Necesito que luches».
Fue entonces cuando sucedió algo milagroso.
Aunque Lyndee no podía moverse ni hablar, oyó todo lo que había ocurrido. Ella había escuchado a su familia despedirse y cuando al oir a los médicos describir a la familia el proceso de ser testigos de su muerte, trató desesperadamente de hablar para salvar su vida.
Relató más tarde: «Fue muy agitado». «No podía moverme, no podía hablar».
Luego, en el último minuto, pudo reunir algunas palabras… Para sorpresa de todos susurró: «Soy un luchador».
Steve rápidamente fue a buscar a un médico para que les contara lo que había pasado. Lyndee recordó a Steve diciendo: «Ella está haciendo todo lo que usted dijo que no haría».
Lyndee estuvo muy cerca, increíblemente cerca. De hecho, según CBS 5 Arizona, dos médicos estaban esperando afuera de su habitación para recoger sus órganos, que ya habían sido asignados a dos pacientes diferentes.
Aunque la gran noticia de su despertar, llegó a casa al día siguiente. La hija de Lyndee, Amanda, vino a visitarla al hospital y la joven claramente no estaba preparada para lo que sucedería a continuación.
Ella pensaba que su madre había fallecido, Amanda contó a CBS 5 Arizona: «La miré y ella solo me dijo, ‘Hola, ¿por qué estás tan triste? ¡Por doce horas pensé que había muerto!’. Simplemente caí de rodillas y llorando».
Pasaron cuatro años desde el coma de Lyndee y todavía no tiene ni idea de qué lo causó ni de cómo se recuperó. Aunque ella no lo llama un “milagro”, asi es como sus seres queridos lo perciben. Tuvo que volver a aprender a caminar y alimentarse y se sometió a cuatro cirugías.
Lyndee compartió: «Solo porque no estás consciente no significa que no puedas escuchar». «Así que deberías hablar con tus seres queridos si ellos están en esa situación. Ellos te escuchan».
Mientras tanto, su hijo Steven compartió una lección de vida: “No importa qué, puedes levantarte una mañana, todo va bien y al siguiente tu vida es un desastre. Así que mantén a tu familia cerca y no los dejes ir».
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