Una gran manifestación por las restricciones impuestas por el gobierno debido al COVID-19 y las medidas de vacunación el 21 de noviembre en Bruselas, Bélgica, terminó con unas 40 personas detenidas y varios heridos, ya que la policía disparó cañones de agua y utilizó gases lacrimógenos contra las personas que lanzaban piedras y bombas de humo.
Según la policía, unas 35,000 personas salieron a la calle, que comenzó de forma pacífica alrededor de la 1 de la tarde, hora local, antes de que se produjeran algunos actos de violencia varias horas más tarde, entre ellos la destrucción de propiedades y las lesiones sufridas por tres policías, según reportó la agencia de noticias local VRT.
Los policías y al menos un manifestante fueron trasladados a hospitales para ser tratados de heridas leves. La policía dijo la noche del 21 de noviembre que había detenido a 44 manifestantes, aunque un portavoz de la policía de Bruselas dijo a VRT que el número de detenciones podría aumentar mientras los investigadores examinan los videos.
Parados frente a las líneas policiales, los manifestantes se tomaban de las manos y coreaban «libertad». Un manifestante llevaba una pancarta en la que se leía «cuando la tiranía se convierte en ley, la rebelión se convierte en un deber».
Philippe Close, el alcalde de Bruselas, escribió en Twitter que condena la violencia que estalló durante la manifestación y ha dado instrucciones a la policía para que detenga a las personas.
«La manifestación contra las medidas COVID contó con 35,000 manifestantes», dijo Close. «Condeno enérgicamente a los alborotadores y he ordenado detenciones y análisis de videos».
Mientras tanto, en la vecina Holanda, las protestas por tercera noche consecutiva se tornaron violentas en ciudades de todo el país, ya que la policía se enfrentó a jóvenes enfurecidos que prendieron fuego y lanzaron piedras para protestar por las restricciones relaciondas con el COVID-19 impuestas por el gobierno.
Los manifestantes holandeses dicen que consideran que algunas de las medidas no son científicas y que los ciudadanos no vacunados están siendo demonizados por el gobierno. Los Países Bajos volvieron a imponer un cierre parcial el 13 de noviembre por un periodo inicial de tres semanas y también están considerando las llamadas «medidas 2G», que permiten a los bares y cafeterías prohibir la entrada a las personas que no se hayan vacunado contra el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Las autoridades han afirmado que tales medidas frenarían la propagación del virus del PCCh, aunque los estudios han sugerido que numerosas medidas de cierre en todo el mundo han resultado infructuosas para frenar la propagación del COVID-19 o para reducir las muertes.
En respuesta a los disturbios, los peores desde que un cierre total provocó disturbios generalizados y más de 500 detenciones en enero, la policía dijo que cinco policías habían resultado heridos durante la noche del 20 de noviembre y que al menos 64 personas habían sido detenidas en tres provincias, entre ellas decenas que lanzaron fuegos artificiales y vallas durante un partido de fútbol en el estadio del Feyenoord de Rotterdam.
Cuatro personas, que se cree que fueron alcanzadas por las balas de la policía, permanecen en un hospital el 21 de noviembre, según un comunicado de las autoridades holandesas.
Durante el mismo fin de semana, miles de personas también acudieron a concentraciones en Suiza e Italia. Los suizos protestaron por un próximo referéndum sobre la aprobación de la ley de restricciones COVID-19 del gobierno, mientras que los italianos volvieron a manifestarse contra el sistema de pasaportes vacunas «pase verde» del gobierno.
También se registraron protestas en Irlanda, Croacia, Francia, Reino Unido y el territorio insular francés de Guadalupe, donde los manifestantes incendiaron autos de la policía y bloquearon calles.
Con información de Reuters.
De NTD News
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