A los adinerados, es difícil darles tratamiento médico según los antiguos chinos

Por The Epoch Times
29 de junio de 2016 3:59 PM Actualizado: 27 de octubre de 2019 10:42 PM

En los registros legendarios de la medicina tradicional china, algunos famosos médicos chinos coincidieron en una curiosa premisa: que a las personas adineradas y altos funcionarios es difícil curarles sus enfermedades. No hay dudas de que existen marcadas diferencias entre la idiosincrasia de la sociedad antigua china y la sociedad actual, pero quizás alguno entre los lectores padezca alguna enfermedad que se resiste a curarse o tenga un familiar o amigo adinerado o bien posicionado en tal situación. En cualquier caso, vale la pena echar un vistazo a las razones de estos sabios, algunas de las cuales –si no todas–podrían ser aplicables al presente.

En la dinastía Han del Este (año 20 a 220), la corte imperial contaba con un médico de gran reputación llamado Kuo Yu, cuya gran capacidad siempre era premiada y halagada por el emperador.

Aunque era médico de la corte, Kuo Yu nunca rechazaba a ningún pobre que fuera a consultarlo, y lo curaba de igual modo. Pero más que este hecho, lo que comenzó a llamar la atención de la corte era que cuando trataba a gente de la clase adinerada, el resultado solía ser inferior.

Imagen Ilustrativa (Crédito: SriHarshaGera/Pixabay

Ante este claro patrón, el emperador, perplejo, ordenó a los adinerados y altos funcionarios de la corte visitar a Kuo Yu vestidos con ropas viejas y rotas para que los tratara. Para su sorpresa, todos se curaron.

El emperador se molestó mucho e hizo llamar a Kuo Yu para indagarlo. Kuo Yu argumentó: “Para tratar a los enfermos, necesito concentrar la mente y la intención; así los puedo curar. Pero entre los adinerados y los funcionarios altos se suelen presentar cuatro dificultades: uno, no respetan las opiniones del médico; dos, no llevan una vida disciplinada y moral; tres, sus estados físicos no son buenos y es difícil recetarles medicamentos; cuatro, les gusta la comodidad y son renuentes al trabajo físico con el cuerpo”.

En principio, ya con estas cuatro características es muy difícil curarlos. Pero, encima, la actitud de estos adinerados es muy intimidante, y cuando los veo me surge un corazón de temor. Por eso, es aun más difícil. Por ejemplo, para aplicar la acupuntura se necesita mucha concentración, porque hay diferencias de milímetros en la ubicación y en la profundidad de las agujas. Cuando trato a ese tipo de gente, a menudo me pongo nervioso y temeroso, así que me resulta difícil curarlos”.

El emperador reflexionó y asintió. Después, ordenó que cuando los adinerados o funcionarios altos requiriesen tratamiento médico, debían priorizar mejorar sus hábitos.

La historia de Kuo Yu no es un caso aislado. También en la época de los Estados Guerreros, otro gran médico chino llamado Bian Que manifestó reflexiones similares. Bian Que viajaba mucho para tratar al pueblo y aliviar sus sufrimientos, y adquirió mucha experiencia y conocimientos durante sus viajes.

El médico Bian Que viajaba mucho para tratar al pueblo y aliviar sus sufrimientos, y adquirió mucha experiencia y conocimientos durante sus viajes.
El médico Bian Que viajaba mucho para tratar al pueblo y aliviar sus sufrimientos, y adquirió mucha experiencia y conocimientos durante sus viajes.

Si bien tenía alta moral y gran conocimiento de medicina, había seis tipos de personas a las que se negaba a tratar: aquellos que actuaban con arrogancia por su poder o autoridad; aquellos tan avaros con el dinero hasta el punto de no importarles su salud; aquellos golosos y bebedores empedernidos que no cuidaban su alimentación; los enfermos que no buscaban tratamiento hasta que estuviesen muy graves; las personas de estado físico débil que no podían tomar medicina; y aquellos que creían en la brujería y no en el camino ortodoxo de la medicina.

Un relato histórico sobre cómo Bian Que regañó al Emperador Wu de la dinastía Qing refleja una de estas características. Una vez, el Emperador Wu recibió a Bian Que y le contó sobre su enfermedad. Bian Que sugirió que debía tratarse lo antes posible. Pero un ministro cercano del emperador dijo: “La enfermedad del Señor Rey está entre las orejas y los ojos; por más que se trate, no resultará. Y si el tratamiento no es bueno, tal vez quede ciego y sordo”.

El emperador Wu le contó a Bian Que lo que le dijo el ministro. Bian Que se enojó mucho y arrojó sus agujas al suelo diciendo: “El señor Rey discute sus problemas de salud con una persona que sabe los principios de las enfermedades; sin embargo, escucha también a aquellos que no entienden los principios médicos, y duda. Así, ¿cómo va a curar su enfermedad? Si usted administra de esta misma forma los asuntos de la nación Qing, con un solo titubeo al actuar, ¡la nación Qing será destruida pronto!

Conmovedores gestos de bondad

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