La congresista Liz Cheney (R-Wyo.), tras ser destituida de su puesto de liderazgo republicano en la Cámara de Representantes, dijo el jueves que no dejará el partido y no descartó ser candidata a la presidencia.
En una entrevista con el programa «Today», a Cheney, ahora expresidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, se le preguntó en varias ocasiones sobre si quiere presentarse a la presidencia en 2024, para evitar que el expresidente Donald Trump gane un nuevo mandato.
«Voy a hacer todo lo que pueda —tanto para asegurarme de que eso nunca ocurra, como para asegurarme de que el Partido Republicano vuelva a la sustancia y a la política», dijo Cheney, añadiendo que «absolutamente» volverá a presentarse para el único escaño de Wyoming en la Cámara de Representantes en 2022. Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney, también dijo que no abandonará el Partido Republicano.
Los republicanos de la Cámara de Representantes despojaron a Cheney de su puesto en la mañana del miércoles tras sus reiteradas críticas públicas a Trump y sus afirmaciones posteriores al 3 de noviembre, sobre las elecciones.
Casi al mismo tiempo que la votación, la representante Elise Stefanik (R-N.Y.) —que cuenta con el apoyo de Trump y de los líderes republicanos de la Cámara— anunció que competiría por el puesto de presidenta.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (R-Calif.), en una carta a los republicanos de la Cámara de Representantes, dijo que él estaba reteniendo la votación para el antiguo escaño de Cheney porque los miembros estaban preocupados por su mensaje de cara a las elecciones de mitad de período, sugiriendo que la congresista de Wyoming se estaba convirtiendo en una figura cada vez más divisiva dentro del partido.
«Yo tenía la esperanza de que nuestro enfoque principal fuera recuperar la Cámara en 2022 e implementar nuestro Compromiso con Estados Unidos», dijo McCarthy en una carta el 10 de mayo a los republicanos de la Cámara. «A pesar de que los principales medios de comunicación trabajan horas extras contra nosotros, creo que todavía tenemos una gran oportunidad de hacerlo. Desgraciadamente, cada día que pasamos revolviendo el pasado es un día menos que tenemos para aprovechar el futuro».
Citando las preocupaciones de los miembros del GOP de la Cámara, McCarthy escribió que «tenemos que hacer un cambio».
Aunque Cheney alegó que los republicanos necesitan separarse de Trump, el excomandante en jefe todavía goza de un importante apoyo entre la base de votantes del GOP, después que más de 75 millones de estadounidenses lo eligieron durante las elecciones de 2020.
Pocos republicanos de la Cámara de Representantes han salido en defensa de Cheney en los últimos días, aunque algunos senadores republicanos -especialmente los que votaron a favor de la condena de Trump durante su segundo juicio de impeachment- sugirieron el miércoles y el jueves que era desafortunado que Cheney fuera destituido.
La senadora Susan Collins (republicana de Maine) dijo a los periodistas: «He dicho que creo que Liz Cheney es una persona honorable y valiente que hizo lo que cree que es correcto, pero corresponde a la Cámara elegir a sus propios líderes, no depende de los senadores.»
Y el jefe de la minoría del Senado, John Thune (republicano del Distrito de Columbia), que no votó para condenar a Trump, también dijo a los periodistas: «Espero que los republicanos sigan siendo el partido que valora la libertad de expresión y no cede al pensamiento de grupo».
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