EE.UU. acusa a siete espías rusos de pirateo vinculados a escándalo de dopaje

Por EFE
04 de octubre de 2018 2:27 PM Actualizado: 04 de octubre de 2018 11:02 PM

Estados Unidos acusó hoy a siete supuestos miembros del servicio de inteligencia militar de Rusia (GRU) por hacer un pirateo cibernético a empresas de control de dopaje en un intento de socavar los esfuerzos internacionales para exponer el escándalo de los atletas rusos.

«Entre los objetivos de la conspiración se encontraba la divulgación de información robada como parte de una campaña de influencia diseñada para socavar, tomar represalias y deslegitimar los esfuerzos de las organizaciones internacionales antidopaje», informó el Departamento de Justicia de EE.UU. en un comunicado.

El fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, señaló en una rueda de prensa que este tipo de campañas de piratería informática «representan una seria amenaza» para la seguridad del país.

«Estamos acusando a siete oficiales de la GRU por múltiples delitos, incluyendo el uso de piratería para difundir la información personal de cientos de oficiales y atletas antidopaje como parte de un esfuerzo por distraer la atención del programa de dopaje patrocinado por el Estado de Rusia», apuntó Sessions.

«Todo esto se hizo para debilitar los esfuerzos de muchas organizaciones para garantizar la integridad de los Juegos Olímpicos y otros eventos deportivos», añadió el fiscal.

El escándalo de dopaje al que se refirió Sessions, que afectó a 1.000 atletas de ese país de 30 deportes, provocó que los deportistas rusos fuesen excluidos, mirados con sospecha o privados de ver ondear su bandera o escuchar su himno, incluso después de colgarse el oro al pecho, en dos Juegos Olímpicos -Río de Janeiro y Pieonchang- y numerosos Europeos y Mundiales.

Mitos del deporte mundial como la zarina de la pértiga, Yelena Isinbáyeva, tuvieron que retirarse sin honor y otros, como el campeón mundial de 110 metros vallas, Serguéi Shubenkov, vieron truncada su progresión al ser marginados como auténticos parias.

De acuerdo con la acusación, desde diciembre de 2014 hasta mayo de 2018, los acusados llevaron a cabo intrusiones informáticas «persistentes y sofisticadas» que afectaron a personas estadounidenses, entidades corporativas, organizaciones internacionales y sus respectivos empleados.

Por su parte, el director del FBI, Christopher Wray, aseguró que los siete presuntos piratas cibernéticos llevaron a cabo estas prácticas «como funcionarios del Gobierno ruso», y les culpó de «dañar a víctimas inocentes, a la economía de EE.UU. y a organizaciones mundiales».

«El FBI no permitirá que ningún Gobierno, grupo o individuo amenace a nuestra gente, nuestro país o nuestros socios. Trabajaremos incansablemente para encontrarlos, detenerlos y llevarlos ante la justicia», remarcó Wray.

La Justicia estadounidense identificó a los presuntos piratas informáticos como Aleksei Sergeyevich Morenets, Evgenii Mikhaylovich Serebriakov, Ivan Sergeyevich Yermakov, Artem Andreyevich Malyshev, Dmitriy Sergeyevich Badin, Oleg Mikhaylovich Sotnikov y Alexey Valerevich Minin, todos ellos rusos.

El secretario de Justicia auxiliar de Seguridad Nacional estadounidense, John Demers (c), ofrece una rueda de prensa sobre los ciberataques rusos, en Washington, Estados Unidos, hoy, 4 de octubre de 2018. EFE

Tres de los siete acusados en este caso fueron previamente inculpados en una acusación presentada en julio de este año por la Justicia estadounidense relacionada con una conspiración para interferir en las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016.

 

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