El Gobierno de Donald Trump añadió hoy cuatro compañías de Cuba a su «lista negra» de empresas con las que los estadounidenses tienen prohibido negociar, un recrudecimiento de su línea dura hacia la isla que se produce el mismo día en el que la dictadura cubana celebra su Día de la Rebeldía Nacional.
En un comunicado, el Departamento de Estado informó de que los cambios entran en vigor hoy, justo el día en que el régimen de Cuba conmemora el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, con el objetivo de derrocar al dictador Fulgencio Batista, y que se considera como el inicio de la campaña que llevó al poder a Fidel Castro.
«Sesenta años después de que Castro prometiera que iba a mejorar las vidas del pueblo cubano, la revolución continúa fallando a su pueblo al despilfarrar el potencial económico de Cuba a través de la mala gestión y de la opresión de los cubanos valientes que continúan la lucha por la libertad», opinó la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, en un comunicado.
En declaraciones a Efe, un portavoz del Departamento de Estado detalló que las cuatro empresas incluidas en la «lista negra» son: el hotel Palacio Cueto, ubicado en La Habana Vieja; el complejo hotelero Kempinski, en Cayo Guillermo (noreste de Cuba); así como dos editoriales de libros.
En concreto, esas editoriales son Capitán San Luis, adscrita al Ministerio cubano del Interior; y la Casa Editorial Verde Olivo, ligada al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El presidente Trump creó esa lista en junio de 2018 para prohibir las transacciones de ciudadanos estadounidenses con empresas «bajo el control o que actúan en nombre» de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad de Cuba, de acuerdo al Departamento de Estado.
En Cuba muchos de los hoteles son propiedad de compañías controladas por las Fuerzas Armadas y están gestionados en régimen de empresa mixta por corporaciones extranjeras, como el grupo Meliá, con sede en España.
De esa forma, ahora, el listado afecta a más de 220 entidades, entre ellas el conglomerado empresarial del Ejército, el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), que se calcula que controla alrededor de dos tercios del comercio minorista de la isla; y el grupo de turismo que depende de esa institución, Gaviota.
El Gobierno de Trump quiere que los estadounidenses que viajan a la isla, acogidos a unas categorías excepcionales que permiten su visita, no puedan quedarse en los hoteles incluidos en el listado y tampoco puedan comprar bienes en empresas vinculadas a las entidades sancionadas.
La inclusión de esas empresas en esa «lista negra», además, significa que los estadounidenses, incluidos los cubanos nacionalizados, pueden demandarlas ante cortes de EE.UU. si alegan que se están beneficiando de propiedades en Cuba que eran suyas o de su familia antes de la Revolución comunista liderada por Fidel Castro en 1959.
Eso es posible porque, en mayo, Trump permitió por primera vez en la historia la activación de los Títulos III y IV de la ley Helms-Burton, que todos los presidentes estadounidenses anteriores a Trump habían mantenido suspendidos desde que se aprobó esa norma, en 1996.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha endurecido la política hacia la dictadura de Cuba con el endurecimiento del embargo comercial, la prohibición de cruceros a la isla y reducciones del personal diplomático.
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