EE.UU. debe ofrecer una alternativa mundial a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, según expertos

Por Andrew Moran
25 de mayo de 2023 4:21 PM Actualizado: 25 de mayo de 2023 4:21 PM

El gobierno estadounidense tiene que ofrecer al mundo una alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) de China más allá de un enfoque de «no trabajar con China», afirman los expertos.

Hace aproximadamente una década que Beijing anunció la BRI, anteriormente denominada Iniciativa «Una Franja, Una Ruta». Esta iniciativa construye y financia proyectos de infraestructuras, transporte, tecnología y energía en África, Asia, Europa y Sudamérica.

Pero mientras los funcionarios chinos afirman que se trata de un esfuerzo internacional benigno destinado a impulsar el comercio, los críticos han descrito la expansión del papel de China en las economías de todo el mundo como una «diplomacia trampa de la deuda», que dejaría a los prestatarios vulnerables a los intereses chinos y disminuiría la influencia de Estados Unidos en la escena mundial.

La BRI, a veces denominada la Nueva Ruta de la Seda, ha permitido a China convertirse en el mayor acreedor oficial del mundo, invirtiendo aproximadamente 1 billón de dólares en docenas de países en los últimos 10 años. Una suma significativa de la financiación ha consistido en préstamos vinculados a condiciones específicas ventajosas para Beijing.

Por ejemplo, se calcula que el Banco Popular de China aplica un tipo de interés del 5% a sus préstamos, muy superior al 2% del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La BRI promete además billones de dólares en inversiones en los próximos años, lo que atrae a las naciones en dificultades. En un momento en el que muchos países se enfrentan a enormes niveles de deuda, una elevada inflación y una ralentización del crecimiento económico, estos paquetes financieros pueden parecer atractivos.

Investigadores del Banco Mundial, la Harvard Kennedy School, el Instituto Kiel para la Economía Mundial y AidData también informaron de que China se ha convertido en un prestamista de rescate de emergencia al gastar 240,000 millones de dólares para rescatar a casi dos docenas de naciones deudoras, como Pakistán y Kenia. Los expertos lo han comparado con lo que ocurrió tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se transformó en una potencia financiera mundial y gestor de crisis internacionales.

Mientras China y Rusia intentan reconfigurar el orden mundial tras la invasión de Ucrania por Moscú, el dirigente chino Xi Jinping instó recientemente a los países euroasiáticos en un foro de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) a aumentar su participación en la BRI «para abrir un camino de felicidad que beneficie a todo el mundo».

El presidente chino, Xi Jinping (izq.), y el presidente ruso, Vladímir Putin (dcha.), brindan en una recepción en la Cámara Facetada del Kremlin de Moscú (Rusia), el 21 de marzo de 2023. (EFE/EPA/Pavel Byrkin/Sputnik/Kremlin Pool)

En la primera Cumbre China-Asia Central celebrada a principios de este mes, Xi prometió cerca de 4000 millones de dólares en financiación del desarrollo económico, energético y de seguridad para Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.

Los países en colapso, desesperados por recibir inyecciones de liquidez, también recurren a China por desesperación, desde el Afganistán gobernado por los talibanes hasta la Argentina devastada por la inflación, pasando por las inestables naciones africanas.

Pero estas decisiones tienen un coste para Estados Unidos, porque la BRI podría disminuir la capacidad de este país para ejercer su influencia en el mundo, según los observadores políticos.

«Desgraciadamente para Occidente, la BRI es un proyecto ambicioso y esperanzador que responde a las aspiraciones de los amigos y posibles amigos de China», declaró Daniel Runde, vicepresidente senior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), en una audiencia del subcomité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes celebrada el 25 de mayo.

«Para contrarrestar la BRI, Estados Unidos necesita una narrativa positiva alternativa que diga algo más que ‘no trabajes con China’. Esperar que la BRI fracase no es una estrategia. Necesitamos una infraestructura de mayor calidad y una alternativa energética a la BRI durante los próximos 20 años».

Durante la audiencia del subcomité titulada «Instituciones Financieras Internacionales en una Era de Competencia entre Grandes Potencias», la representante Joyce Betty (D-Ohio) acusó a China de empujar a los países a un endeudamiento insostenible «mediante oscuras prácticas de préstamo y su falta de voluntad para reestructurar los préstamos con arreglo a las normas mundiales».

Los analistas afirman que Beijing ha abandonado la necesidad de determinar la solvencia de los prestatarios. En su lugar, China ha sido un prestamista liberal porque cuanto más pesada es la carga de la deuda, más influencia posee Beijing .

Algunos han aludido a Laos como ejemplo de ello.

En marzo de 2021, Laos anunció un acuerdo de concesión de 25 años que amplía el control mayoritario a una empresa de propiedad china —China Southern Power Grid Company— sobre la red eléctrica del país. Las autoridades afirman que la decisión se tomó debido a la enorme deuda.

«Dada la actual recesión económica y la enorme deuda, el gobierno laosiano no tiene capacidad para gestionar y operar una red de tendido eléctrico, por lo que decidió permitir que los chinos, que tienen las finanzas, la aptitud tecnológica y la mano de obra necesarias, se hicieran cargo», declaró un funcionario a Radio Free Asia.

Un trabajador chino transporta materiales para un proyecto que forma parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China en Laos, el 8 de febrero de 2020. (Aidan Jones/AFP vía Getty Images)

Un sustituto de la BRI

El gobierno estadounidense propuso recientemente conectar los países árabes y del Golfo con India mediante una red de puertos y ferrocarriles. El objetivo, según los analistas, es atraer a los Estados de Oriente Medio para que se alejen de Beijing y vuelvan a los brazos de Washington.

Según Jesse Schreger, profesor asociado de negocios en la Columbia Business School, los funcionarios estadounidenses y de otros países del G-7 pueden reflejar este tipo de estrategia aumentando la capacidad de préstamo de diversos bancos multilaterales de desarrollo, como el FMI, para infraestructuras y otros proyectos de obras públicas.

Para resolver la miríada de crisis de deuda y balanza de pagos que afectan a las economías en desarrollo de todo el mundo, tiene que haber «un esfuerzo internacional coordinado», dijo en la audiencia del Congreso.

Varias reformas relacionadas con las finanzas también podrían servir mejor al objetivo más amplio de reducir la influencia china, afirma el Dr. Daouda Sembene, miembro distinguido no residente del Centro para el Desarrollo Global.

«En el contexto geopolítico actual, me parece que un compromiso satisfactorio con la reforma de la arquitectura financiera mundial puede producir beneficios geoestratégicos más significativos para Estados Unidos que la competencia entre grandes potencias en el mundo en desarrollo, especialmente en África», declaró en la audiencia del subcomité.

«Facilitando estas reformas pendientes, Estados Unidos puede contribuir en gran medida a ayudar a las IFI a desbloquear financiación adicional para los países en desarrollo y a cumplir la agenda del bien público mundial».

El FMI y los Estados miembros, encabezados por Estados Unidos, también pueden insistir en que China ofrezca alivio de la deuda a las naciones empobrecidas y sobrecargadas que han sido víctimas de préstamos irresponsables, recomienda Mark Rosen, ex director ejecutivo estadounidense en funciones del FMI.

Un estudio reciente de AidData, en colaboración con el Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE) y el Centro para el Desarrollo Global, evaluó 100 contratos de préstamo. Los autores del informe descubrieron que los acuerdos conceden a China una inmensa influencia sobre los prestatarios al insertar disposiciones que se apartan de los contratos de préstamo típicos.

«Tales cláusulas dan a los prestamistas una apertura para proyectar influencia política sobre el prestatario soberano, y limitan de hecho el espacio político del prestatario para cancelar un préstamo chino o promulgar nuevas normas medioambientales», afirma el informe.

«Algunos de los contratos de deuda de nuestra muestra podrían suponer un reto para la cooperación multilateral en crisis financieras o de deuda, ya que muchos de sus términos van directamente en contra de compromisos multilaterales recientes, prácticas establecidas desde hace tiempo y políticas institucionales».

Otros datos revelaron que la cartera de préstamos exteriores de China para apoyar a los países con problemas de deuda se disparó hasta el 60% en 2022, frente al 5% en 2010.

Tras la pandemia del COVID-19, los funcionarios chinos aseguraron a la comunidad internacional que habían modificado sus préstamos en respuesta al deterioro de las condiciones económicas de los prestatarios. Pero los expertos desestimaron estos cambios, argumentando que debían ir más allá.

La energía nuclear podría desempeñar un papel integral en esta estrategia para reducir el poderío de China en el mercado mundial.

Rich Powell, director ejecutivo de ClearPath y ClearPath Action, dijo a los legisladores que las exportaciones nucleares representan una parte importante de la BRI, ya que China está construyendo más reactores nucleares en su territorio que ningún otro país. La segunda economía mundial tiene actualmente 55 reactores operativos, 23 en construcción y docenas más en proyecto.

«Esto también da a los chinos una influencia significativa sobre la futura cadena de suministro nuclear para todos los reactores del mundo», dijo Powell. Funcionarios chinos han dicho que podrían construir hasta 30 reactores en el extranjero para 2030, con acuerdos ya firmados en Argentina y negociaciones en curso con Arabia Saudí, Kazajstán y otros países.

Defendió la Ley de Energía Nuclear Internacional de 2023, una legislación bipartidista patrocinada por el representante Byron Donalds (R-Fla.) y el representante James Clyburn (D-S.C.) que establece una estrategia de exportación nuclear para contrarrestar la creciente influencia de China y Rusia en este ámbito.


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