Al Departamento de Defensa se le prohibió financiar Institutos Confucio apoyados por el Partido Comunista Chino (PCCh) ubicados en universidades en todo los Estados Unidos.
Cuando el presidente Donald Trump firmó el 13 de agosto el proyecto ley del presupuesto de defensa para el próximo año fiscal, la medida incluyó una disposición añadida por el senador Ted Cruz (republicano de Texas) que prohíbe al Pentágono utilizar fondos en programas de idioma chino ofrecidos por los Institutos Confucio.
“El senador Cruz está muy preocupado por los continuos esfuerzos de China para infiltrarse en la educación superior estadounidense, y trabajó para asegurar una enmienda a la Ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA por sus siglas en inglés) que prohíbe a las universidades usar dinero del Pentágono para los Institutos Confucio, que China comunista utiliza como armas de propaganda en los campus estadounidenses”, informó un portavoz de la oficina del senador Cruz en un correo electrónico a La Gran Época.
La disposición prohíbe además la financiación de programas en idioma chino en universidades que alojen un Instituto Confucio (IC). Estos programas, aunque no estén directamente integrados con el instituto, pueden ser influenciados por él.
La aprobación de la disposición fue la primera medida tomada para abordar el asunto, tanto en el Congreso como en la Casa Blanca, después de años de advertencias acerca de que los IC eran una extensión del poder blando y de operaciones de recopilación de información del PCCh.
Desde 2004, China instaló un gran número de Institutos Confucio en universidades de todo el mundo. En los Estados Unidos, 107 universidades y colegios albergan sucursales de los IC.
Mientras tanto, el equivalente a la escuela secundaria del programa: Clases Confucio, se extendió a más de 500 escuelas primarias y secundarias en Estados Unidos hasta al mes de abril de 2017, según un informe de la National Association of Scholars.
Los Institutos Confucio se describen a sí mismos como programas de intercambio lingüístico y cultural. Pero su verdadero propósito no es bueno, según la CIA, el FBI, legisladores y expertos.
Los profesores de los Institutos Confucio son empleados por China y están sujetos a las leyes chinas, incluidas unas estrictas restricciones de poder expresarse.
Como resultado, a los estudiantes estadounidenses se les enseña una versión purgada de la historia china que omite los abusos de derechos humanos y las atrocidades del régimen comunista. Los programas presentan a Taiwán y Tíbet como territorios indiscutibles de China, y los profesores estadounidenses que enseñan en los campus que alojan a los Institutos Confucio informaron de la presión constante de los IC para autocensurarse.
Al igual que el PCCh, las operaciones y las finanzas de los Institutos Confucio son secretas. Las prácticas de contratación y los acuerdos de financiación rara vez se hicieron públicos, y las universidades que las recibieron hicieron todo lo posible por mantener la información en secreto.
Aunque no existen divulgaciones financieras públicas, es sabido que las universidades estadounidenses se benefician de los programas y como resultado son reacias a cerrarlos.
La CIA emitió un informe clasificado en marzo sobre las operaciones de influencia de China en Estados Unidos. En una sola página desclasificada del informe obtenido por The Washington Free Beacon, la agencia advirtió que China está utilizando incentivos financieros para penetrar las universidades estadounidenses como una forma de promover una visión positiva de Beijing y disuadir una investigación que podría arrojar a China en una luz negativa.
“El Partido Comunista Chino ha utilizado esta táctica para premiar los puntos de vista a favor de China y coaccionar a las publicaciones y conferencias académicas occidentales para que se autocensuren”, afirma el informe. “El PCCh a menudo niega visas a los académicos que critican al régimen, alentando a muchos académicos chinos a autocensurarse preventivamente, para que puedan mantener el acceso al país del que depende su investigación”.
En febrero, el director del FBI, Christopher Wray, reveló que la oficina estaba investigando a los Institutos Confucio.
“Compartimos esa preocupación por los Institutos Confucio. Estuvimos observando ese desarrollo por un tiempo”, destacó Wray.
“Recientemente observamos una disminución en su propio entusiasmo y compromiso con ese programa en particular, pero es algo que estamos analizando con cautela, y en ciertos casos desarrollando medidas de investigación apropiadas”.
Los institutos son solo una herramienta en el arsenal de una amplia operación de espionaje de Beijin en Estados Unidos, afirmó Wray.
“Yo diría que el uso de agentes no tradicionales [de inteligencia], especialmente en el ámbito académico, ya sean profesores, científicos o estudiantes, lo vemos en casi todas las oficinas de campo que el FBI tiene en todo el país”, refirió Wray. “No solo en las grandes ciudades, sino también en las pequeñas. Está básicamente en todas las disciplinas”.
“Creo que el nivel de ingenuidad del sector académico al respecto crea sus propios problemas”.
“Los IC están explotando el entorno de investigación y desarrollo tan abierto que tenemos y que todos adoramos. Pero se están aprovechando de ello”.
Una agencia del Ministerio de Educación de China llamada Hanban, proporciona maestros, libros de texto y fondos para los Institutos Confucio. El jefe de propaganda de China, Li Changchun, en 2009 afirmó que los institutos son “una parte importante de la estructura de propaganda china en el extranjero”.
“El Instituto Confucio es una marca atractiva para extender nuestra cultura al extranjero”, enfatizó Changchun. “Ha hecho una contribución importante para mejorar nuestro poder blando. La marca ‘Confucio’ tiene un atractivo natural. Usando como excusa la enseñanza del chino, todo parece razonable y lógico”.
En febrero, el senador Marco Rubio (republicano de Florida) envió una carta a cinco escuelas de Florida urgiéndoles a cortar vínculos con el Instituto Confucio.
“Sigo profundamente preocupado por la proliferación de Institutos Confucio y Clases Confucio en los Estados Unidos”, escribió Rubio. “Dada la agresiva campaña de China para infiltrarse en las aulas americanas, reprimir la libre investigación y subvertir la libertad de expresión tanto en el país como en el extranjero, les pido respetuosamente a que consideren terminar su acuerdo con el Instituto Confucio”.
Las universidades de Chicago y Pensilvania rescindieron sus contratos con el Instituto Confucio. En Canadá, la Universidad McMaster se separó del Instituto Confucio por sus prácticas de contratación que discriminan descaradamente a Falun Dafa, una práctica espiritual tradicional china que se difundió ampliamente en China en la década de 1990 y cuyos practicantes desde 1999 son brutalmente perseguidos por el régimen comunista.
El sitio web de Hanban establece que los instructores de idioma chino deben tener “entre 22 y 60 años de edad, estar sanos física y mentalmente, sin antecedentes de participación en Falun Dafa y otras organizaciones ilegales, y sin antecedentes penales”.
Los Institutos Confucio son una de las formas en que el régimen exporta la persecución al extranjero.
El abogado de derechos humanos Clive Ansley argumentó que las prácticas de contratación del Instituto Confucio violan los derechos humanos y los códigos contra la discriminación. Marci Hamilton, catedrática de derecho público en la Universidad de Yeshiva, llamó a esta política “poco ética e ilegal en el mundo libre”.
El Departamento de Defensa no respondió a un pedido de comentarios.
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