Un nuevo software desarrollado por el ejército estadounidense y presentado la semana pasada ayudará a los comandantes a entender cómo sus acciones en el Indo-Pacífico podrían provocar al régimen del Partido Comunista Chino (PCCh).
«Con el espectro del conflicto y el conjunto de desafíos que se extienden hasta la zona gris, lo que se ve es la necesidad de observar un conjunto mucho más amplio de indicadores, entrelazarlos y luego comprender la interacción de la amenaza», dijo la semana pasada la subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks.
El nuevo programa informático del ejército analizará supuestamente esos indicadores para determinar el efecto que podrían tener las diversas ventas de armas, las actividades militares respaldadas por Estados Unidos y las visitas de los congresistas, en cuanto a provocar acciones del régimen chino.
Al analizar qué respuesta del PCCh podrían recibir estas acciones, se espera que los militares y sus dirigentes civiles sean capaces de prevenir circunstancias que puedan enfadar al régimen y reducir las tensiones entre Estados Unidos y el régimen chino.
Aunque no se han hecho públicos los datos exactos que utiliza el software, el Pentágono dijo que los datos se recogieron a partir de 2020. Eso significa que casi la totalidad de la información sobre la que se construye el software fue recopilada durante el extraño período del virus del PCCh, comúnmente conocido como el nuevo coronavirus. No está claro cómo puede afectar esa limitación a la precisión del software.
Tampoco está claro si el software puede predecir las reacciones diplomáticas y militares del PCCh con más aproximación o mejor que los diplomáticos y los comandantes de Estados Unidos en persona.
El software en general parece estar en línea con una tendencia más amplia de la plataforma política de la administración Biden ante China. Hasta la fecha, la administración Biden ha preferido los intentos de frenar la agresión del PCCh evitando la confrontación directa. Este enfoque de no confrontación, a su vez ha sido definido como «apaciguamiento» de los malos actores que manipulan a Estados Unidos y a la comunidad internacional.
El anuncio se produjo durante una semana de señales contradictorias en relación con la política de Estados Unidos y China y la posibilidad de un conflicto militar entre las dos naciones, en la que el PCCh sigue insistiendo en su visión de «reunificación» de Taiwán.
Pocos días antes de que se anunciara el programa computacional, los mandos militares del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos se reunieron con sus homólogos de la fuerza aérea y naval de las fuerzas chinas en el marco de una reunión anual del grupo de trabajo del Acuerdo Consultivo Militar Marítimo.
El grupo de trabajo del Acuerdo Consultivo Militar Marítimo (MMCA) se constituyó en 1998 con el objetivo de reforzar la seguridad marítima militar y mejorar el entendimiento entre las fuerzas armadas a la hora de cumplir las leyes y normas internacionales.
El general de división Christopher McPhillips, jefe de la delegación estadounidense del MMCA, dijo que el foro proporcionaba «una barrera para los encuentros militares» y «una conversación directa» entre las fuerzas estadounidenses y chinas.
Por otro lado, mientras McPhillips se reunía con su homólogo chino, otras fuerzas estadounidenses realizaban ejercicios militares conjuntos con Japón, país que ha manifestado cada vez más su voluntad de defenderse a sí mismo y a Taiwán de la agresión del régimen comunista chino.
Las maniobras, denominadas Resolute Dragon, fueron las mayores maniobras bilaterales sobre el terreno en Japón, con más de 4000 marines estadounidenses entrenando junto a sus homólogos japoneses en una franja de 1800 millas de las islas japonesas. En total, Resolute Dragon culminó con misiones a gran escala contra objetivos destinados a la negación del mar, como los que se utilizarían en caso de guerra con China por Taiwán.
Con información de Reuters.
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