El efecto dominó de la autoestima

Tomar medidas para mejorar la percepción de sí mismo puede mejorar la salud y la felicidad.

Por Jennifer Margulis
20 de agosto de 2021 8:26 PM Actualizado: 20 de agosto de 2021 8:26 PM

¿Qué opina de sí mismo? ¿Cómo evalúa su propia estima? Si lucha con sentimientos de baja autoestima, no está solo. Incluso las personas más seguras de sí mismas y con más éxito aparente experimentan lo que a veces puede ser una duda aplastante.

La autoestima no es estática. Algunos estudios han descubierto que nuestros sentimientos de autoestima cambian a medida que envejecemos: los adultos jóvenes y las personas de mediana edad parecen tener más autoestima que las personas mayores de 65 años. De hecho, un estudio realizado en 2010 sobre estadounidenses de entre 25 y 104 años, publicado en la revista The Journal of Personality and Social Psychology, demostró que la autoestima disminuía más avanzada la edad, debido sobre todo a los descensos en las finanzas y la capacidad física.

Los expertos dicen que hay cosas que se pueden hacer para mejorar los sentimientos sobre uno mismo y aumentar la autoestima. Tener una mejor autoestima, a su vez, le ayuda a enfrentarse a los inevitables retos de la vida. Cuando uno se siente más seguro de sí mismo y con los pies en la tierra, la vida se vuelve más agradable e interesante.

Pero no solo se trata de encontrar más alegría: Las personas con una mayor autoestima suelen tener una vida más larga y saludable.

Baja autoestima y soledad

«Las personas con baja autoestima suelen ser infelices», dice el Dr. Robin Miller, médico de medicina interna e integral con sede en Medford, Oregón. «Cuando son infelices no son saludables».

Miller lleva más de 40 años ejerciendo la medicina y recientemente empezó a ayudar a su esposo —también médico— a plantar un viñedo y producir vinos locales. Recientemente investigó a fondo la autoestima para un curso en Internet que creó, que explora la ciencia que hay detrás de la salud y la felicidad.

«La baja autoestima también lleva a la soledad», explica Miller, «que es un factor de riesgo importante para la mortalidad temprana».

En 1938, los científicos empezaron a realizar un seguimiento del estado de salud de 268 estudiantes de segundo año de la Universidad de Harvard, que se convirtió en uno de los estudios longitudinales más prolongados jamás realizados en Estados Unidos. El Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de los Adultos hizo un seguimiento a la salud física y mental de los participantes, 19 de los cuales vivieron hasta mediados de los 90 años. Los investigadores descubrieron que tener relaciones de alta calidad estaba más relacionado con la buena salud y la longevidad que el dinero o el éxito. De hecho, los hombres (solo se admitían hombres como estudiantes en Harvard en la década de 1930) que tenían relaciones satisfactorias gozaban de mejor salud y vivían más tiempo.

Otras investigaciones han demostrado que las personas con baja autoestima suelen tener relaciones de menor calidad. Cuando uno se siente mal consigo mismo, al parecer, busca a otros igualmente infelices e insatisfechos.

Según un estudio de 2018 publicado en Personality and Social Psychology Bulletin, este enfoque suele ser contraproducente. Cuando las personas con baja autoestima tratan de protegerse del rechazo con estrategias como enfadarse, quejarse y exhibir tristeza, a menudo conduce a más rechazo.

Salud y autoestima

«Es muy importante tener una buena autoestima», dice el Dr. Collin Lynn, médico de familia con sede en Redding, California. Lynn trabaja en un centro de salud comunitario, donde atiende a pacientes socialmente desfavorecidos y también capacita a profesionales de la salud.

«Es como un imán. Si uno conoce su propósito y tiene una buena autoestima, puede utilizar ese imán para cambiar el mundo de una manera mejor».

Lynn ha observado que los pacientes con mejor autoestima se sienten más en control de su salud. Son más capaces de hacer cambios en su estilo de vida, dice, y a menudo se recuperan más rápidamente de los contratiempos de salud.

Por el contrario, Lynn afirma que los pacientes que tienen problemas de autoestima suelen ser tachados de «incumplidos» por la medicina convencional. Pero él cree que eso es un término erróneo. No es que estos pacientes no quieran seguir los consejos médicos, dice, sino que no creen que esté en su mano mejorar su salud.

La buena autoestima no es egocéntrica

Miller dice que es importante no confundir el narcisismo con una autoestima saludable. Dice que las personas que están obsesionadas consigo mismas a menudo sufren de baja autoestima y enmascaran sus sentimientos negativos con el ensimismamiento y la fanfarronería. «Parecen tener una alta autoestima pero no la tienen», dice, «así que compensan en exceso».

Así que no queremos tener un sentido artificialmente inflado de nuestro propio valor. Y no queremos convertirnos en fanfarrones excesivamente ensimismados. Pero dado que una buena autoestima conduce al éxito en la vida, en las amistades y en las relaciones románticas, ¿cómo podemos fomentar los buenos sentimientos hacia nosotros mismos y aumentar nuestra autoestima?

Observe la autoconversación negativa

El ser humano promedio piensa del orden de 6200 pensamientos al día, según un estudio de 2020 publicado en Nature Communications. El estudio, realizado por investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Queen en Kinston, Ontario, recopiló datos de 184 participantes y utilizó técnicas de imagen cerebral para detectar cuándo terminaba un pensamiento y empezaba otro.

Entonces, ¿estamos diciéndonos más de 6000 veces al día lo buena que es la vida y lo mucho que apreciamos nuestros esfuerzos? ¿O nos menospreciamos a nosotros mismos, insistiendo en nuestros dolores de espalda y en nuestros problemas de rodilla, y reprochándonos a nosotros mismos todas las cosas que creemos haber hecho mal?

Cuando sustituimos la cinta negativa por pensamientos más amables y gentiles, los inevitables desafíos de la vida se vuelven mucho más manejables.

Como puede confirmar cualquiera que haya tenido un mal día, lo que uno siente por sí mismo puede cambiar de un día a otro, o incluso de un minuto a otro. La forma en que se habla a sí mismo dentro de su propia cabeza —donde nadie más puede oírlo— es importante. Mucho.

Lynn dice que ha notado una mejora constante en su autoestima —y en su calidad de vida— desde que empezó a hacer un esfuerzo concertado para tratarse a sí mismo con la misma gracia y amabilidad que intenta mostrar a sus dos hijos.

Antes era un perfeccionista, dice, pero ahora, en lugar de enfadarse consigo mismo cuando comete errores, se dice a sí mismo que todo está bien.

«No pasa nada. No pasa nada. Me lo repito una y otra vez», explica. «Estoy aprendiendo a estar cómodo con mi propio bienestar».

Disfrute el proceso, no el producto

Los profesores y los padres suelen tratar de fomentar la autoestima de los niños mediante elogios. Pero, según la psicóloga Madeline Levine, elogiar los logros de un niño puede tener un efecto negativo en su autoestima.

Como explica Levine en su libro de 2006, «El precio del privilegio: Cómo la presión de los padres y las ventajas materiales están creando una generación de niños descontentos e infelices», es más importante destacar el trabajo duro de una persona que comentar el resultado o el logro. Hay muchas razones por las que el elogio generalizado, que Levine llama «mala cordialidad», puede hacer más daño que bien. Por un lado, cuando se elogia constantemente a un joven por lo que hace bien, se le hace temer, sin darse cuenta, que intente cosas nuevas.

Por el contrario, cuando usted se da cuenta de lo mucho que ha trabajado —independientemente del resultado— le ayuda a sentirse apreciado.

Así que en lugar de decir: «¡Buen trabajo! Estoy muy orgulloso de que haya sacado un sobresaliente en su informe», intente decir algo como «¡Vaya! Veo lo mucho que se esforzó en ese informe. Se ha tomado el tiempo necesario para que los datos sean correctos. Estoy impresionado con los detalles que incluyó».

Prestar atención a los esfuerzos de un joven le ayuda a entender que el trabajo duro es valioso, lo cual lo anima a esforzarse también en otras áreas. Por el contrario, enfocarse solo en los resultados les hace sentir que su autoestima (y su amor) están ligados únicamente al éxito exterior.

Lo mismo ocurre con los adultos. Muchos sentimos miedo de intentar algo que nunca hemos hecho antes por temor a no ser buenos en eso. Al creer que solo podemos disfrutar de las cosas en las que nos destacamos, nos impide tener nuevas experiencias, divertirnos y seguir nuestros sueños. Pero cuando nos detenemos a recordar que lo importante es el viaje, no el resultado, nos permitimos hacer cosas nuevas.

Pruebe la terapia cognitivo-conductual

Debido a que la mente y el cuerpo están tan íntimamente ligados, Robin Miller recomienda que las personas que luchan con problemas de salud intenten realizar terapia cognitivo-conductual para aumentar su autoestima. Este tipo de asesoramiento ayuda a las personas a cambiar sus patrones de pensamiento y autoconversión poco útiles. A Miller le gusta porque es a corto plazo (dice que se pueden ver resultados positivos de la TCC en tan solo 12 semanas) y muy eficaz.

«He visto a muchos de mis pacientes mejorar con la terapia cognitivo-conductual», dice Miller. «Han sido capaces de hacer cambios en la vida que normalmente no habrían podido hacer, como encontrar la fuerza para dejar relaciones tóxicas o trabajos tóxicos».

Miller dice que no hay duda de que una mejor autoestima —independientemente de cómo la logre— le hará más feliz y más sano.

Su ejemplo favorito: Una mujer de unos 40 años que luchaba contra su autoestima, con el tiempo se convirtió en una obesa mórbida. Como se sentía tan mal consigo misma, comía más, hacía menos ejercicio y tomaba una serie de decisiones poco saludables. Pero hasta que su esposo le anunció que la iba a dejar por una mujer más joven y delgada, se dio cuenta que tenía que hacer algunos cambios en su vida.

Ella empezó caminando una cuadra. Incluso eso fue difícil. Pero le dejó una sensación de logro. Al día siguiente caminó dos manzanas y al poco tiempo pudo caminar una milla. Y el simple hecho de dar una vuelta a la manzana la motivó a comer más saludable. Después de unos meses, sin siquiera proponérselo, había perdido 5 kilos y se sentía mejor que nunca. Tardó un año y medio, pero —sobre todo al cambiar sus sentimientos sobre sí misma— volvió a tener un peso óptimo. Recuperó su autoestima, dice Miller, y perdió el peso poco saludable.

Jennifer Margulis, colaboradora habitual de The Epoch Times, es una premiada periodista científica radicada en Oregón. Más información en JenniferMargulis.net.


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