La “estrategia económica [de China] impulsada por las exportaciones y la falta de supervisión regulatoria” son responsables de la mayor parte del fentanilo ilícito y sintético en Estados Unidos, declaró recientemente ante el Congreso el centro de estudio Rand Corporation.
El centro de estudio en política global dijo al Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que la creciente epidemia de opioides fue inicialmente alimentada por una sobreoferta de oxicodona e hidrocodona recetadas, pero en 2019 se transformó en una crisis de opioides sintéticos ilícitos que causó “aproximadamente dos tercios de todas las muertes por sobredosis de opioides”.
El fentanilo farmacéuticamente puro es un opiáceo de 80 a 100 veces más fuerte que la morfina. El compuesto fue aprobado en 1968 como un parche transdérmico para el tratamiento del dolor en pacientes muy enfermos de cáncer que recibían quimioterapia o cuidados paliativos.
Las estadísticas del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés) revelan que las incautaciones de fentanilo ilícito durante el año fiscal aumentaron desde aproximadamente un kilogramo en 2013 a casi mil kilogramos en 2018. Con varias regiones de Estados Unidos en transición de la heroína a los opioides sintéticos, el número de incautaciones de fentanilo por parte de las fuerzas de seguridad en Estados Unidos pasó de unas 1000 en 2013 a más de 59.000 en 2017.
Durante décadas, los cárteles de la droga de México dominaron la provisión callejera de los opiáceos tradicionales, como la heroína y los analgésicos recetados. Durante el 2004 las fuerzas de seguridad ocasionalmente clausuraban la producción en pequeña escala de algunos químicos estadounidenses de polvos opiáceos ilícitos. Pero a mediados de la década de 2000, los cárteles mexicanos comenzaron a fabricar fentanilo de pureza de alrededor del 7,5 % para aumentar la potencia de sus ventas callejeras de heroína en Estados Unidos.
Las fuerzas de seguridad canadienses y estadounidenses informaron que desde 2013, “la mayoría de los opiáceos y precursores sintéticos no proceden de una sola fuente clandestina, sino de lo que podrían ser muchos fabricantes y vendedores semilegítimos, la mayoría de los cuales se encuentran en China”.
La DEA informó que los laboratorios de drogas de los cárteles en México tienen una larga historia de importar precursores de China para preparar metanfetamina ilícita. Pero en los últimos cinco años, los proveedores farmacéuticos semilegítimos se enfocaron en enviar fentanilo de pureza del 90% a los narcotraficantes estadounidenses “a través del sistema postal internacional y de empresas privadas de transporte expreso, como FedEx y DHL, así como por cargueros”.
Rand Corporation afirma que la expansión del comercio electrónico y el transporte barato de China hicieron que el comercio mundial sea más barato y conveniente, lo que explica por qué la industria farmacéutica china es ahora la segunda más grande del mundo, con 5000 fabricantes que producen más de 2000 productos. Con una capacidad de producción anual de más de 2 millones de toneladas, China es también “el mayor exportador de ingredientes farmacéuticos activos del mundo”.
En combinación con otros 400.000 fabricantes y distribuidores de productos químicos, algunos de los cuales operan sin aprobación legal, el centro de estudio afirma que las reformas del mercado de China han superado con creces la supervisión reglamentaria de sus industrias farmacéuticas y químicas.
Rand advierte que la escala del contrabando de opioides sintéticos desde China puede estar evolucionando, como lo demuestra la incautación en Filadelfia, en junio de 2018, de “50 kilogramos de 4-fluoroisobutiril fentanilo escondidos en barriles de óxido de hierro en un envío aéreo desde China”.
Según la DEA, la falta de control internacional bajo el sistema de convenciones sobre drogas de las Naciones Unidas permitió a los fabricantes chinos exportar precursores de fentanilo. A finales de 2016, el Departamento de Estado de los Estados Unidos identificó a casi 260 productores de opioides, de los cuales más de la mitad se encontraban en China. Aunque los químicos precursores del fentanilo se añadieron finalmente a la lista nacional de drogas de China a principios de 2018, los productores chinos reciben un escaso escrutinio interno en lo que respecta a la producción y exportación de drogas restringidas.
Después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos informaron sobre 28.000 muertes por opioides en 2017, la mayoría de ellas a causa del fentanilo, el presidente de Estados Unidos Trump y el mandatario de China Xi Jinping negociaron un acuerdo en diciembre de 2018 durante la cumbre del G-20 en Argentina en el que “China promulgaría políticas para penalizar la fabricación y exportación de fentanilo”.
El régimen había prometido desde el 1 de mayo incluir a análogos del fentanilo –drogas con una composición química ligeramente diferente pero adictivas y potencialmente mortales– en una lista de narcóticos sujetos al control estatal. Pero muchos legisladores, funcionarios y expertos de Estados Unidos se han mostrado escépticos sobre la voluntad y capacidad de Beijing para realizar estos cambios.
Insatisfecho con el progreso de las conversaciones comerciales, Trump anunció el 1 de agosto la imposición de nuevos aranceles sobre 300.000 millones de dólares de productos chinos, culpando al régimen chino por no cumplir con su promesa de comprar más productos agrícolas estadounidenses y frenar el flujo de fentanilo.
Los medios de comunicación estatales de China respondieron diciendo que la crisis del fentanilo era un problema por el que “Estados Unidos solo podía culparse a sí mismo”.
Liu Yaojin, subdirector de la Comisión Nacional de Control de Estupefacientes de China, en una entrevista del 3 de agosto con la cadena de televisión CCTV de China, reiteró esta postura, diciendo: “China no es el principal recurso de fentanilo en Estados Unidos (…) Creo que Estados Unidos debería resolver el problema del abuso generalizado de fentanilo en el país”.
Chriss Street es un experto en macroeconomía, tecnología y seguridad nacional. Se desempeñó como CEO de varias empresas y es un escritor activo con más de 1500 publicaciones. También ofrece regularmente conferencias de estrategia a estudiantes de postgrado en las mejores universidades del sur de California.
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